Por J. Luis Medina Lizalde
AL PRINCIPIO
Gustavo Salinas Íñiguez ha sido nombrado titular del Instituto Zacatecano de Cultura, siendo el integrante de la nueva administración que más entiende la economía del estado y la economía nacional. Supongo que el maestro Eduardo Rivera Salinas, a la hora de especular sobre la identidad de su sucesor, jamás pensó que tendría que entregar la oficina a su tío.
El desconcertante nombramiento es la evidencia de que pasaron a segundo término consideraciones basadas en la trayectoria o en el perfil profesional. En buena parte de los casos las presiones originadas en los méritos en campaña se impusieron cuando menos en un primer tramo, lo que ocasiona que sean pocos los nombramientos en donde vemos reunidos los requisitos técnicos y políticos requeridos. Uno de esos afortunados casos es el de Alejandro Tello Cristerna, un profesionista competente y honorable.
Gustavo Salinas es un hombre poseedor de una sólida cultura política y formado en el estudio de las ciencias económicas. Mi modesta colección de cuadros incluye una obra de su autoria que en alguna ocasión me obsequió. No pongo en duda su capacidad personal para cumplir su nueva encomienda. Lo que sí me parece un criterio erróneo de los gobiernos zacatecanos de los últimos 25 años es el desplazamiento de los economistas de lo que es de su competencia, como consecuencia de un mito neoliberal mal asimilado que ha convertido a los miembros de la iniciativa privada en los cuadros idóneos para ocuparse de la economía.
Si la memoria no me falla, el último economista relevante en la administración gubernamental fue el licenciado Crispin Corona, quien falleciera el 19 de septiembre de 1985 en el terremoto de la ciudad de México en el momento que se desempeñaba en el gabinete de José Guadalupe Cervantes Corona. Recuerdo a otros economistas que en su momento destacaron en el servicio público como el licenciado Carlos Mier Macias y José María Pino Méndez, como recuerdo también la breve participación de Noe Beltrán en el gobierno anterior.
La historia nacional de crecimiento sostenido del producto interno bruto más exitosa (entre 1940 y 1982) es cuando los asuntos económicos estuvieron encomendados a economistas. Desde Don Jesús Silva Herzog, Antonio Ortiz Mena, Horacio Flores De la Peña, David Ibarra, Carlos Tello Macias y muchos otros que sería prolijo mencionar. Inclusive, los operadores de las reformas neoliberales, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo son competentes economistas y se valieron de igualmente competentes economistas para entronizar lo que Carlos Tello Macias denomina “la revolución de los ricos”.
Desde luego la prevalencia de un modelo económico se debe a causas mucho más complejas que la de una omisión de perfil profesional. Pero la entronización en lo público de los hombres forjados en la legitima promoción de los interese privados ha consolidado un régimen económico terriblemente desigual e injusto que sirve sólo a una pequeña minoría.
Zacatecas no tiene planes estratégicos transexenales y transpartidistas; cada sexenio escuchamos los mismos lugares comunes, falta la visión integral y de largo plazo orientada a proporcionar bienestar general. La reflexión de la economía requiere del pensamiento libre y a la vez comprometidos desde la perspectiva del empleo, del consumidor, de la justa distribución del ingreso, etcétera.
BAILANDO POR UN SUELDO
Aunque incompleto, el proceso de integración del nuevo equipo de gobierno es lo suficientemente amplio para deducir que se da en un contexto de gran presión. No parece un equipo diseñado para la transformación sino para la administración de lo existente a pesar de la inclusión de meritorias individualidades. Eso es en el primer plano. En los niveles intermedios e inferiores no amparados por una plaza de base se vive una incertidumbre terrible; tanto tienen derecho a ganarse la vida los que están como los que buscan estar, siendo así como crece la carga que agobia las finanzas públicas.
Es difícil esperar algo distinto en una sociedad en la que el empleo depende de los tres niveles de gobierno y de la Universidad en forma tan abrumadora. Por eso al que gana las elecciones le espera un vía crucis a la hora de integrar y de excluir de la nomina. Algunos se adhieren a la misma por vocación parasitaria, pero otros, a lo mejor los más, por ser la única expectativa su alcance.
AL ÚLTIMO AUSTERIDAD OBLIGADA
Puestas así las cosas, la corrupción, el despilfarro, la ostentación con cargo al erario son más aborrecibles de lo que serían si viviéramos en una sociedad con capacidad de emplear a los que en el gobierno no caben.
Nos encontramos el jueves en El Recreo.