lunes, 25 de octubre de 2010

RECREO: El que copia reprueba

Por J. Luis Medina Lizalde


AL PRINCIPIO


La enésima matanza de jóvenes en Ciudad Juárez, el asesinato del Coordinador Estatal de la Policía Preventiva en el estado de Michoacán, las balaceras con saldo de varios muertos en Saltillo y en Acapulco, el estallido de otra granada en Monterrey, muy cerca del famoso penal de Topo Chico y el asesinato de dos líderes sociales en Oaxaca, son evidencias de que el gobierno federal sueña si realmente cree su cuento de que la estrategia puesta en marcha lleva a un lado.
Los Diálogos por la Seguridad con los que pretende apoyar la participación de la sociedad civil en el tema no son en nada diferentes a los rutinarios actos escenográficos con los que cubre el expediente una clase gobernante sin imaginación, la fórmula del Mando Único Policial no acaba de nacer cuando los conocedores del tema la acribillan con severas críticas siendo el menor de los cuestionamientos la inutilidad de la medida, dada la imbatida corrupción en todos los cuerpos policíacos y siendo el señalamiento crítico de mayor profundidad el que establece que en el fondo se vulnera la constitucional autonomía municipal.
La acumulación de hechos delictivos de alto impacto han convencido a prácticamente todo el mundo de que el gobierno federal anda equivocado en su estrategia, lo dicen cada quien a su manera, instituciones como la ONU, el gobierno de los Estados Unidos, los mas destacados medios impresos y electrónicos del planeta.
En México hasta correligionarios de Felipe Calderón como Manuel Espino y Manuel Clouthier le insisten en que por ahí no es la cosa.
El propio Salinas de Gortari, arquitecto de la coalición de facto instalada en el gobierno a partir de 1988, declaró a los medios que cubrían la ceremonia de los 20 años del IFE, que dispone de información de que “jovencitos de 17 años se alquilan como sicarios cobrando 500 pesos por persona asesinada y que ese dinero es para el sustento de sus hogares”, sumándose elípticamente a los que reclaman del poder una visión que trascienda el enfoque militarista en el que se empeña Calderón.


COPIAR AL EQUIVOCADO
El costo de la equivocación de Felipe Calderón se multiplica porque desde las entidades federativas se ha perdido mucho tiempo como consecuencia del disimulo de gobernadores y presidentes municipales que argumentan la jurisdicción federal de los delitos del crimen organizado para no hacer frente a la situación. Como si la seguridad de los habitantes de los territorios donde gobiernan no constituyera su primera obligación.
En vez de asumir como fracaso la participación del Ejército en las funciones de Estado que la Constitución le asigna a los civiles, hacen del elogio al Ejército un mecanismo de ganar adeptos, a Calderón se le puede reprochar su estrategia equivocada, pero tiene a su favor que cuando menos lo ha intentado, en contraste con la mayoría de los gobernadores, como lo muestra el reporte de subejercicio del gasto en la materia.
Nadie aboga porque las distintas procedencias partidistas se traduzca en descoordinación entre niveles de gobierno, pero sí porque la inercia centralista no sea un obstáculo en la formulación de estrategias contra la inseguridad.
Se requiere que se hagan cargo de los rasgos específicos del desafío, el crimen organizado en Michoacán no es idéntico al de Tijuana ni éste al de Sinaloa, ni el de Tamaulipas al de Guerrero ni el de Durango al de Zacatecas, aunque seamos vecinos.


AL ÚLTIMO LA COMPULSIÓN POR LA IMITACIÓN
Las particularidades de cada entidad reclaman que, acorde con un plan general, los gobiernos de los estados elaboren sus planes específicos.
Sin embargo, domina la inercia centralista, los signos de “seguidismo acrítico” que advertimos entre nosotros son: la sobreestimación de lo militar que trasluce la incorporación de generales retirados aún en tareas tan ajenas al oficio como las de Tránsito; la adhesión automática a la reorganización de las policías bajo Mando Único (que pronto pasará de moda) y la celebración de los Diálogos por la Seguridad, puestos en práctica, sin resultado alguno, por el gobierno federal más fallido de la historia en materia de seguridad.
Tenemos muchos años así, si el gobierno federal inventa una secretaría, aquí la echamos a andar, si la quita, la quitamos, si dice que la luna es de queso, es de queso. eso es consecuencia de que en el país gobernara 70 años un mismo partido, cuando era común escuchar que en México, “sin la voluntad del Presidente, no se mueve la hoja de un árbol”.
Nos encontramos el jueves en El Recreo.