lunes, 25 de febrero de 2008

Recreo de J. Luis Medina Lizalde en el Imagen

Recreo

J. Luis Medina Lizalde

AL PRINCIPIO

“HAY QUE UNIRSE NO PARA ESTAR JUNTOS, SINO PARA HACER
ALGO JUNTOS”:
C. Danoso

El sábado por la tarde, en el marco de una conferencia a cargo del considerado más grande experto en geopolítica mexicano, el académico Alfredo Jalife, se produjo un hecho político singular: se integró un Comité de defensa del petróleo con actores políticos más diferenciados que homogéneos.
Además de los representantes de los partidos integrantes del Frente Amplio Progresista, rindieron protesta como miembros del comité Arturo Romo Gutiérrez, exgobernador; Juan José Quirino, líder barzonista y exsenador de la República; Rogelio Cárdenas, exrector de la UAZ; y Efraín Arteaga, del Frente Social para la Soberanía.
Síntoma del momento mexicano, una vez más, la sociedad se alinea en dos posturas no movibles en torno al petróleo: prevalece lo público o prevalece lo privado, lo nacional o lo extranjero; así, sin matices.
La intensidad emocional del debate petrolero es nutriente del nacionalismo mexicano del siglo XX desde la expropiación petrolera, medida estelar en la historia de México condenada por la élite y fervorosamente respaldada por Juan Pueblo.

“LA POLÍTICA ES LA CONDUCCIÓN DE LOS ASUNTOS PÚBLICOS PARA EL
PROVECHO DE LOS PARTICULARES”:
Ambrose Bierce (1842-1914). Escritor estadounidense

La élite, además de sus objeciones en nombre de la economía nacional, parió el desconocimiento del presidente Cárdenas semanas después de la expropiación, cuando la Legislatura de San Luis Potosí publica el decreto en donde, además del desconocimiento al presidente, comunicaba su rechazo a la expropiación en nombre de la economía nacional.
El general Saturnino Cedillo se levantó en armas por el mismo motivo, pero fue en vano, tan en vano que las élites optaron mejor por la fórmula de auspiciar el nacimiento del PAN (en 1939), para dar a la oposición cauce político del reparto agrario, a la expropiación petrolera, a la educación laica y gratuita (...).
Juan Pueblo apoyó la medida a través de manifestaciones populares y vendiendo la vaca o rompiendo “el cochinito” para aportar al pago de las indemnizaciones, en una respuesta cargada de una emoción cívica única. Sin un antes y sin un después.
El debate será intenso... y tenso.

“NO PUEDES HACER UNA REVOLUCIÓN PARA TENER LA DEMOCRACIA. DEBES TENER LA DEMOCRACIA PARA HACER UNA REVOLUCIÓN”:
Gilbert Keith Chesterton (1874-1936). Escritor británicoo.

La semana anterior, se integró en la UAZ la Comisión Electoral, que conducirá el proceso de renovación de mandos: se elegirán rector, directores e integrantes de órganos colegiados. La convocatoria habrá de aparecer en breve.
El esquema legal establece el voto ponderado, según el cual, el sector docente equivale a 45 por ciento, el estudiantil también a 45 por ciento y el personal administrativo equivale al 10 por ciento del total.
La comunidad universitaria tiene una oportunidad de oro para hacer brillar la cultura democrática. La historia, su historia, le impone ese deber.
Para ello, el proceso electoral deberá caracterizarse por: El voto limpio y no por el voto corrupto, entendiendo por voto limpio el que obedece a la libre convicción individual, sin presiones de jefes a subordinados, de maestros a estudiantes, sin tráfico de plazas, ni de becas, ni de calificaciones, ni de promociones.
La aportación institucional al proceso debe ser equitativo con cada uno de los candidatos, esto es, si se contratan tiempo y espacio en los medios de comunicación para debates o promociones, ésta debe ser transparente, sin inducción de sesgos informativos y criterios editoriales (la obligación de ser democráticos es también de los medios, pero eso es otro cantar).
Preservar el proceso electoral universitario de la vocación “metiche” del grupo gobernante, que lo mismo mete “su cuchara” en elecciones internas intrapartidarias, que en asociaciones del sector privado, siendo las únicas excepciones registrables, la de la reina de Bracho y la del presidente vitalicio de la Renata (únicas elecciones incuestionadas en lo que va del sexenio).

VOTA A AQUÉL QUE PROMETA MENOS. SERÁ EL QUE MENOS TE DECEPCIONE:
W. M. Ramsay

Partiendo de que no se va a elegir la flor más bella del ejido, sino la conducción universitaria, es de esperar definiciones trascendentes de los candidatos en torno a la vinculación de la educación con la realidad. La orientación de la investigación científica, el papel del extensionismo, la pertinencia social de las opciones (...).
Algunos cuestionamientos concretos son ineludibles: ¿Por qué un estudiante de la UAZ paga por diversos conceptos mucho más que un estudiante de la UNAM? ¿Por qué un profesor de la UAZ ahora recibe menos ingresos que su homólogo de la UNAM?
¿El modelo a seguir continúa siendo el de la universidad científica, crítica, democrática y popular?
Hay muchos asuntos concretos que le pueden dar sustancia a un debate esclarecedor, civilizado, ejemplarmente democrático. Que culmine con una elección de la que la comunidad universitaria pueda sentirse orgullosa. La UAZ se lo merece, Zacatecas también.

AL ÚLTIMO

La reforma judicial, en vías de aprobarse en la Cámara de Diputados federal, ha suscitado un rechazo social generalizado. La crítica se concentra en la pretensión de facilitar los cateos domiciliarios y las intercepciones de las comunicaciones sin orden judicial.
El afán de dotar de eficacia al Estado frente a la delincuencia organizada -afán que compartimos todos-, está creando la típica situación en donde el remedio resulta peor que la enfermedad.
¿Por qué tanto repudio a la reforma, lo mismo de expertos en Derecho que de simples mortales?
Porque la delincuencia organizada sólo puede existir cuando infiltra las instituciones, sobre todo lo que tiene qué ver con la justicia, y dotar de facilidades a instituciones infiltradas por la delincuencia organizada es darles más poder a los delincuentes. ¿Eso es lo que se busca?

Nos encontramos el lunes en el recreo.
luismedinalizalde@ gmail.com