AL PRINCIPIO
ASI FUE TODO EL SEXENIO
El pasado jueves la legislatura del estado aprobó la cuenta pública del gobierno del estado correspondiente al ejercicio fiscal del 2008. Algunos esperaban que esta vez los diputados asumieran una actitud más rigurosa, que el dictamen inspirara posturas de condena a partir de los cientos de irregularidades encontradas por los órganos técnicos de fiscalización federal y estatal.
Las razones para esperar que esta vez fuera diferente no es por la incorporación de los suplentes sino por elemental conveniencia electoral. Porque con su voto aprobatorio los partidos opositores al gobierno de Amalia García anulan sus reiteradas denuncias y asumen la co-responsabilidad de las anomalías; en otras palabras, con la conocida excepción del PT, se quedan "sin cara de hablar".
La opacidad en el funcionamiento del congreso local hace que en determinadas coyunturas salgan a flote desvíos que nunca son castigados y que sólo trascienden como táctica de golpeteo político, la misión constitucional de ser vigilantes de la administración pública es incumplida y en esas condiciones, incumplible.
UN BOTIN PLURALMENTE REPARTIDO
Ignoro, como todos, a cuánto asciende el monto real de las percepciones de un diputado local, sólo transmito el dato de que serían ciento ochenta y cinco mil pesos mensuales según me lo dijo en un breve y fortuito encuentro el contador Jorge Miranda, candidato el mismo a diputado local y hasta hace unos meses secretario de finanzas del gobierno del estado, circunstancia que hace creíble su dicho, pues él encabezó hasta hace poco, las negociaciones con la actual legislatura.
El arribo de distintos partidos a los órganos de representación popular no produjo la anunciada "vigilancia mutua" que moralizaría el quehacer público según lo anticipaban los fallidos reformadores, lo que se abrió paso es la tradición de pelearse en público y entenderse en privado. Por eso los cabildos y legislaturas se convirtieron en escenarios de chantaje y privilegio.
Hay la incapacidad de los partidos políticos de ejercer control sobre el comportamiento de sus miembros integrados a cabildos y legislaturas ante la tradición del "maiceo". No hay una regulación que preserve a la sociedad de semejantes conductas como en muchos países.
Un diputado tiene gastos. A veces es la única puerta al alcance de personas verdaderamente necesitadas, pero cada vez está más desarrollada la presión clientelar de sedicente líderes que lo son porque el gobierno no ha creado un servicio de atención profesional y transparente para otorgar apoyos sin sesgos facciosos,
Pronto un diputado se da cuenta de que tiene dos caminos: el de cancelar toda aspiración política cuando menos inmediata, o el de llevarse bien con el gobierno para que le proporcione "ayudas" que lo dejen bien parado.
LA ESCENCIA DE LAS DEFINICIONES
Normalmente la desproporción entre los ingresos que un político recibe con motivo de un cargo y los que recibe cuando "vive en el error" de estar fuera del presupuesto es tan amplia, que esta es una motivación poderosa para hacer circo maroma y teatro para seguir "en la jugada", a la hora de apoyar una opción no se pregunta cuál es la mejor, o la más cercana a su modo de pensar, busca cual va a ganar.
Así como la migración, el comercio informal y la delincuencia se convierten en formas de reaccionar al desempleo y la carestía de la vida, así también la política se ha convertido en la salida para muchas familias de políticos, candidatos que meten a su mamá de regidora plurinominal por si las dudas, acuerdo para apoyar a cambio de colocar a un cuñado en la planilla. Promesa de dar empleo a un sobrino que recién llego del norte. Etc.
Quien conozca la realidad del estado podrá advertir que las familias reparten a sus miembros en diversas opciones partidistas a veces por una pluralidad de criterios, pero cada vez más frecuentemente como estrategia familiar, tú vete por allá y yo por acá, alguno tendrá que lograrlo y ya encontrará el modo de acomodar al que le toco las de perder.
AL ÚLTIMO
LA HONROSA MEDIANIA, ÚNICO CAMINO
Se torna indispensable una conducción política que se proponga poner límites a la degradación mediante dos principios de eficacia política: La decisión de gobernar desde la renuncia a los privilegios, predicando con el ejemplo una republicana austeridad, y la construcción de puentes de legítimo y público entendimiento entre las distintas fuerzas políticas rechazando la farsa de pelearse en público y entenderse en lo privado.
Vivimos un sexenio en donde la oposición renunció a convertirse en opción real. Ha convalidado todo lo que ahora usa en el discurso electoral.
Si en todos predomina la sabia humildad de reconocer las cosas como son, el cambio habrá empezado
Nos encontramos el jueves en el recreo
luismedinalizade@gmail.com
