RECREO
Por J. Luis Medina Lizalde
AL PRINCIPIO
UNA POLITICA CULTURAL PARA EL PROXIMO SEXENIO
La renovación de los mandos sexenales en Zacatecas nos induce a reflexionar sobre el porvenir deseable del Festival Cultural que, habiendo nacido como decisión del gobernador Genaro Borrego Estrada, ha sobrevivido a la perniciosa costumbre de los gobernantes de ningunear lo heredado de los gobiernos pasados en vez de tomarlo como punto de partida para mejorarlo.
Lo más probable es que sea quien sea el próximo gobernante, el festiva continuará como una oportunidad de gozoso deambular por el centro histórico para los de casa y para los visitantes. El ruido festivalero, las artesanías, las exposiciones, las presentaciones de libros, configuran una atmósfera de más intenso placer para los zacatecanos que podemos hacer la comparación con la melancolía que se apoderaba de las calles antes del festival, cuando la religiosidad popular se concentraba en el templo de Jesús, en la calle del mismo nombre, en el vergel y el vergel nuevo, para después del sábado de gloria, transformarse en fiesta de juegos mecánicos en la plazuela de García.
El próximo gobierno deberá preguntarse si es posible hacer el festival con menos gasto público, las onerosas contrataciones de estrellas del espectáculo aseguran la resonancia mediática pero Zacatecas tiene grandes necesidades por resolver, los servicios públicos son precarios, tan sólo el deficiente financiamiento al suministro de agua potable a la ciudad es razón suficiente para la mesura en el gasto.
LOS ARTISTAS ZACATECANOS A LA ESCENA
Se requiere la estimulación del talento local mediante la formación de creadores y una más amplia inclusión como una forma de abandonar la creación de públicos pasivos, acríticos, expectantes, esos que hacen posible la conversión de la cultura en un conjunto de signos del status, que hace que las artes terminen recorriendo el ciclo de lo popular al refinamiento elitista, (como la ópera, que de espectáculo de plazuela medioeval devino, a través de los siglos, en platillo espiritual de la nobleza europea)
La cantera de artistas de la música es inagotable, como lo acredita el temprano reconocimiento internacional del genial joven Luis Villa crecido en esta atmósfera cargada de los efluvios culturales de la UAZ, y asistido en su impulso vital por su padre músico y su madre pintora.
Quien conoce a nuestra juventud sabe que aquí abundan vocaciones para el teatro, la música, la poesía, la narrativa.
En los municipios nunca faltan los que toman la iniciativa de un museo, de rescatar un inmueble de valor histórico, de impulsar la revaloración de la cultura.
La reanimación de nuestras tradiciones artesanales es otro terreno fértil para mostrarnos junto a las de Oaxaca y Michoacán de tanta presencia visual en nuestro escenario. Por cierto, los diseñadores forjados por el centro platero ya son solventes heraldos de la sensibilidad de nuestros artistas.
No se trata de imprimir un carácter localista al festival. Se trata de equilibrios, de que lo local no esté de relleno.
PARTICIPACIÓN CIUDADANA, LA FÓRMULA
En el Instituto Zacatecano de Cultura está un equipo que ha realizado año con año el festival cultural, su experiencia es un importante activo, pero el perfil del festival lo define el poder en turno. La programación refleja preferencias personales o responde a estrategias de auto promoción de poderosos sexenales.
¿Por qué no crear un consejo con las instituciones educativas, las personalidades de la cultura, el periodismo especializado y los representantes de la industria turística que tengan la misión de construir un concepto del festival, aprobar su programación, vigilar su desarrollo y rendir puntuales cuentas a la sociedad teniendo en el instituto de cultura a su órgano ejecutor?
Un programa anual de actividades, un gobierno aportando recursos, la UAZ participando con sus valiosos elementos que le dé permanencia al teatro de la calle, al festival internacional del folklore, al premio iberoamericano Ramón López Velarde y a más iniciativas como estas que brotaron del espíritu zacatecano y que ya conquistaron su derecho a trascender los sexenios.
AL ÚLTIMO
¿MÁS FUERTE ES EL SILENCIO?
Escritores, músicos y artistas plásticos con los que me vincula una añeja amistad, me comparten juicios críticos en torno a la política cultural prevaleciente en México y en Zacatecas, sin embargo, sus juicios no tienen la difusión y el peso de otros tiempos; no se advierte con fuerza el debate cultural
Siento que la comunidad artística carece de los foros que en el pasado le daban una gran resonancia a sus opiniones, foros libres y libertarios, foros para los autónomos de pensamiento insumisos y rebeldes que han forjado la vocación cultural que nos enorgullece.
Nos vemos el jueves en el recreo