viernes, 2 de abril de 2010

RECREO: GOEBELS EN ACCION

AL PRINCIPIO

GOEBELS EN ACCION

Los rumores son un dato infaltable de toda cotidianeidad social. Los hay de todo tipo, el aprendizaje social de todo ser humano siempre incluye la posibilidad de ser víctima o propagador de una versión que no requiere sustento.

En la contienda política suelen ser devastadoras las historias no verificadas pero sí esparcidas en torno al origen del patrimonio, preferencias sexuales, vida familiar, etcétera.

Los rumores ideológicos suelen ser especialmente trágicos porque su éxito desata comportamientos instintivos bestiales. En 1968 un sacerdote instigó criminalmente a los pobladores de un apacible pueblito de la sierra de Puebla, en contra de excursionistas que se ganaban la vida como empleados de la Universidad de Puebla, y que el cura paranoico confundió con activistas del movimiento estudiantil.

A finales de los años cincuenta del siglo pasado, el líder minero José Encarnación Castro no pudo tomar posesión de la presidencia municipal de Fresnillo porque corrió como reguero de pólvora que Chon Castro, "como era comunista, tenía el plan de llevarse a Moscú al Santo Niño de Atocha."

En la elección presidencial del 2006 se repartieron folletos en muchos hogares en donde se sembró el rumor de que "de ganar López Obrador, a cada familia que tuviera dos casas le quitarían una."

"QUE NADIE SEPA QUE LO DIGO YO"

Los profesionales del periodismo se cuidan de difundir rumores como los vampiros del sol. Sobre todo ahora que los foros cibernéticos dan tantas posibilidades al anonimato, como lo puede constatar cualquier usuario de internet.

El periodo electoral zacatecano es singularmente pródigo en rumores que refieren nexos con los narcos, preferencias sexuales diferentes, deslealtades partidarias, etc. Llevamos meses saturados de especulaciones absurdas que van desde el reemplazo de un candidato hasta las alianzas más inusitadas

El fenómeno refleja un periodismo que bajó la guardia ante el rumor, saboteando las posibilidades del juicio ciudadano informado sobre candidatos a los que no se les coloca en la vitrina para saber su historia de vida, su dominio de la información básica del estado, su comprensión de la función que se proponen desempeñar.

¿Y LO DE FONDO?

Con sus excepciones, los hábitos informativos todavía le dan poco espacio a la protesta social y cuando lo hacen es para satanizarla, eso no impide que afloren asuntos cono el precario servicio de agua potable en las zonas urbanas, también están en la superficie los efectos de desempleo, lo caro de los energéticos, la indefensión laboral de la mano de obra foránea que traen los constructores grandes, ni los daños colaterales del auge minero. Ni los robos domiciliarios jamás aclarados.

Uno no encuentra conexión entre la vida cotidiana de amplios segmentos de zacatecanos con las declaraciones de los políticos.

La clase política no es emplazada por nadie a que se ocupe de las cuestiones de fondo porque todo se concentra en los rumores.

¿QUE DIGAN MISA, SI QUIEREN?

Quien tiene como estrategia el rumor tiene como estrategia el engaño y quien engaña no es confiable, por eso no salgo de mi asombro cuando un diputado panista, decidido a contrarrestar el efecto mediático del registro de un adversario para contender por la gubernatura, cita a conferencia de prensa para fortalecer un rumor.

Ojo, como no estamos ante un posicionamiento ideológico o ante una denuncia, sino ante un rumor, significa que él no cree que será tachado de falso cuando el paso del tiempo lo desmienta.

Cuando el conjunto de habilidades publicitarias desarrolladas para la promoción de las ventas se traslada a las campañas políticas, lo que antes era fruto de la malicia silvestre se convierte en herramienta sofisticada, el rumor como arma política pierde su esencia "espontánea” para convertirse en deliberada política de engaño.

En su degeneración, la mercadotecnia se emplea no para decirnos que tal candidato es el mejor para los intereses ciudadanos, más bien procura convencernos de que tal candidato va a ganar, como si todos compartieran la degradada escala de valores del oportunismo.

AL ÚLTIMO

LA PERMISIVIDAD CON EL ENGAÑO

Los partidos políticos y los actores no pagan encuestas para publicarlas salvo que sean particularmente tontos, porque si estas son reales, la información producida no la comparten con los adversarios, las empresas encuestadoras no las hacen sin que alguien les pague por hacerlas. dichas empresas frecuentemente dan a conocer sus ejercicios demoscópicos sin tomarse el trabajo de dar a conocer quien los contrata, son instrumentos de engaño colectivo,

México está inmerso en una crisis profunda en donde la paz social es muy precaria. La desesperación produce reacciones sociales conmocionantes, el escepticismo sobre las elecciones en México es cada vez más amplio y la clase política no hace esfuerzos por que el ciudadano crea en el voto. Se engañan si creen que engañan.

Nos vemos el lunes en el recreo