RECREO
Por J. Luis Medina Lizalde
AL PRINCIPIO
UN DOLOROSO CASO
Santiago Cardosa Silerio, director fundador de la secundaria federal num.1 del estado de Zacatecas, fue modelo de las mejores virtudes cívicas para los que tuvimos el privilegio de tenerlo como maestro. A su paso por Zacatecas dejó, junto con su familia, una estela de amistades entre los miembros de las primeras generaciones de esta entrañable institución. Pues bien, nuestro querido maestro ingresó desde el 3 de agosto a la lista de mexicanos secuestrados sin que de ellos se sepa más. Fue en la ciudad de Durango cuando salía de un restaurante y a plena luz del día. La familia ha vivido su drama sola, como si no hubiera gobierno.
Del profesor Cardosa no se puede ni siquiera insinuar proclividades delictivas, a lo largo de su vida cimentó un prestigio que le sobrevivirá. Su caso es uno más en donde el silencio protector de impunidades lo impusieron los criminales a los familiares, y el gobierno de Durango, simplemente hace de cuenta que eso jamás ha ocurrido.
Los medios de comunicación de nuestro norteño vecino tampoco se ocupan del asunto, a lo mejor ya escarmentados no tanto por la sangre vertida por el gremio, sino por el abandono de un gobernante como Hernández Deras que declara que los periodistas muertos "se dedicaban a otras actividades”, sin prueba alguna de lo aseverado y sin consideración al hecho de que, aunque fuera cierto, no exime a las autoridades de la obligación de aclarar los homicidios y castigar a los culpables. Hernández Deras, como todos los que así reaccionan, no son excluyentes de la delincuencia, son complementarios.
En Durango los delincuentes ganaron terreno aprovechando que la sociedad bajó la guardia cuando se le hizo creer que la gente de bien no corría peligro, ahora lo lamentan.
OTRA ACTITUD ES URGENTE
El extemporáneo y parcial reconocimiento de parte del presidente municipal de Zacatecas de la desaparición de dos elementos policiacos (no dice nada de la desaparición, en esa misma fecha del responsable administrativo de la corporación y su hijo,) coincide con el también extemporáneo y parcial reconocimiento de la penetración de las bandas criminales en los cuerpos policiacos estatales y municipales de parte del titular de seguridad pública.
Confío en que estemos en los inicios, titubeantes, pero inicios al fin, de la rectificación de la actitud de negar o minimizar la realidad. Facilitando, supongo sin querer, la impunidad y el crecimiento del problema porque el silencio ampara las negligencias y las complicidades.
Otra forma de ayudar al crimen organizado consiste en esparcir sospechas sobre nexos de las víctimas con sus captores, produciendo una atmósfera de tolerancia social hacia la pasividad de la autoridad y hacia la acción de los criminales, "mientras no le toque a uno”.
Los delincuentes organizados, conocedores de la psicología de quienes gobiernan, empiezan con transgresores menores de las leyes, evitan víctimas de elevado perfil social y político, el gobierno no se esmera lo mismo cuando la víctima es un simple mortal que cuando es de una familia prominente. Ejemplos sobran.
Pero la delincuencia es dinámica y su potencial de riesgo crece y crece hasta amenazar a la minoría más rica, eso es inexorable.
No hay otra solución que combinar la respuesta eficaz del estado con la sustitución de un modelo criminógeno, prohijador de desigualdades extremas.
AL ÚLTIMO
¿QUÉ OCULTAN?
La relación del gobierno de Amalia García con el movimiento de los mineros era cordial, sin que eso signifique que fueran aliados. Pero hay algo que no acabo de entender que puso en jaque dicha relación.
La apuesta por el desgaste del plantón minero en la plaza de armas es un enigma, ni siquiera han fijado postura contundente haciendo valer que (formalmente) el balón de la cancha está en el poder judicial, una vez que el ministerio público hizo la consignación correspondiente.
¿Con qué intereses se está topando un caso tan claro?
Hay videos que registran el momento en que el minero asesinado es tundido inmisericordemente ¿los que ahí aparecen siguen como si nada, dispuestos a responder ante el juez? ¿Se tomaron a tiempo las medidas preventivas? Más vale que sea así, porque si por una razón u otra se fugan. Será lógico derivar la conclusión de que para eso se tardaron. ¿O acaso los implicados ya se fueron?
Por lo pronto, el gobierno, como Stalin frente a los alemanes, juega con el clima de su lado.
Nos encontramos el jueves en el recreo
luismedinalizalde@gmail.com