lunes, 19 de noviembre de 2007

Recreo de J. Luis Medina Lizalde en el Imagen

Recreo

J. Luis Medina Lizalde

AL PRINCIPIO

Cuando López Obrador pronunció aquello de “al diablo con sus instituciones”, se le echaron encima los “políticamente correctos” en nombre de la institucionalidad.
Ahora acude a la PGR acompañado por Ricardo Monreal a denunciar la catástrofe tabasqueña, aduciendo exactamente lo mismo que le dijo Andrés Granier a Calderón delante de los periodistas nacionales, en el sentido de que el manejo irresponsable de las compuertas de la presa las Peñitas causó la inundación (lo que también corrobora el prestigiado especialista Antonio Gershenson).
¿Y sabe usted cual fue la respuesta del subprocurador Santiago Vasconcelos? Mandó al diablo la institucionalidad que representa al prejuzgar una denuncia presentada por un ciudadano en pleno ejercicio de sus derechos.
A López Obrador, la pifia de Vasconcelos le allanó el camino a las instancias internacionales, con esos enemigos para qué quiere amigos.

ADIÓS A LAS CARAVANAS CON SOMBRERO AJENO

A partir del miércoles 14 del mes y año en curso, inicia la vigencia de la reforma constitucional de nueve artículos de nuestra Carta Magna. Dentro de los cambios, hay dos que modifican para bien la vida pública.
Uno (art. 134), establece con meridiana claridad, para los que ejercen recursos públicos, la prohibición de seguir haciendo caravanas con sombrero ajeno.
Ya no habrá spots en radio y televisión o Internet, ni propaganda mediante espectaculares ni inserciones pagadas en la prensa escrita destinadas al autoelogio financiado con el dinero de los contribuyentes.
La “costumbrita” inició en la última década del siglo 20, cuando la mercadotecnia útil para vender cremas y ropa de marca, se traslada a la política. Lo que indujo a la clase gobernante incipientemente pluralizada, a usar el dinero público para su autopromoción.
El efecto negativo más importante es el de la pérdida de calidad de la política y de los políticos. Tomó ventaja el que tenga dinero aunque no tenga preparación. El bonito marca “Peña Nieto” aunque no tenga trayectoria.
Tomó el control del País una clase política fruto del engaño colectivo pagado con nuestros impuestos, e hizo Presidente de la República a un analfabeto funcional confeso, Vicente Fox, y el resultado no podía ser más elocuente. Desempleo, quiebras, migración, corrupción, pérdida creciente de la soberanía.
En resumen: un País sumido en la desorganización (con excepción de la delincuencia cada vez más organizada).
A partir de ahora, el dinero público podrá financiar en vez del autoelogio. La información socialmente útil, y habremos de ganar en consistencia y calidad de la política y los políticos.

UNA PALABRA NO ES UN PÁJARO: SI SE TE ESCAPA, NO LA
RECUPERARÁS JAMÁS PROVERBIO RUSO

Otro cambio a favor de la calidad, esta vez de los medios de comunicación es el derecho de réplica, o de respuesta como también se denomina.
El derecho de réplica, es otro de los temas en donde los mexicanos nos hemos visto lentos. Los medios de comunicación que respetan el derecho de réplica lo hacen por voluntad propia, no por cumplir una norma.
La primera iniciativa de ley al respecto en el mundo, la presentó un diputado de apellido Duluare allá por 1798, cuando Francia paría cambios que modelarían al resto del mundo.
Pero el tal Duluare parecía diputado mexicano porque su iniciativa se fue a la “congeladora” hasta que fue sancionada una versión corregida y aumentada, el 25 de marzo de 1822.
En México tenemos una Ley de Imprenta que data de días antes de nuestra constitución de 1917. Además de que tal ley es de dudosa constitucionalidad, a la hora de establecer la pena para quien incumpla nos remite al artículo 904 del código penal del Distrito Federal. Pero el susodicho código contiene sólo 431 artículos.
Los medios de comunicación compiten entre sí, en un mercado inserto en una sociedad plural, demandante de veracidad informativa e interesada en conocer todas las posturas respecto a un mismo hecho de interés público. Para satisfacer estos requerimientos se requiere un marco de libertades, no exento del riesgo de equivocarse a la hora de tratar una situación en donde una inexactitud afecte a una persona o institución, y es ahí donde el ejercicio de la réplica contribuye al mayor esmero del periodista, del medio impreso o electrónico. Porque aquel que piense que una pluma o un micrófono autorizan a decir cualquier cosa de cualquiera, se equivocó de oficio.

AL ÚLTIMO

Dice el CIDE que el gobierno e Zacatecas ocupa el penoso lugar 23 en transparencia (conforme a criterios de medición de nivel de acceso a la información pública).
Dice también que el gobierno municipal de nuestra capital está en los últimos tres lugares.
En contraste, el CIDE dice que el gobierno del DF ocupa el primer lugar en el tema, pero ¿qué tal si el CIDE mide la transparencia involuntaria? Apuesto que le ganamos a cualquiera.

Nos encontramos el lunes en el recreo.
luismedinalizalde@ gmail.com