lunes, 10 de marzo de 2008

Recreo

J. Luis Medina Lizalde


AL PRINCIPIO

Lucía Morett y sus compañeros mexicanos, sorprendidos en un campamento guerrillero de las FARC en Ecuador, son evidencia de desencanto respecto al actual esquema político-partidista.
Si los jóvenes que dan su vida como pistoleros de la delincuencia organizada dan testimonio del fracaso de la economía, los que asumen las armas para cambiar la realidad, lo hacen empujados por la convicción de que es el único modo.
Así era ayer, así es hoy. Simpatizantes del EZLN, los jóvenes en cuestión (varios aún sin identificar) son poseedores, según versiones periodísticas, de una formación cultural sólida, generosos y revolucionarios (ser joven y contrarrevolucionario es una contradicción biológica, solía decir Salvador Allende).
¿Cómo desalentar la opción por las armas en los jóvenes? Dotando de eficacia y autenticidad a las alternativas pacíficas. Los que con sus hechos contradicen los ideales, hacen más daño del que se
imaginan.

“EL ARTÍCULO CERO DEL ARTE DE AGRADAR ES EL ARTE DE ENGAÑAR”: MARQUÉS DE VAUVENARGUES

Alonso Lujambio, titular del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), turisteó por nuestra tierra el pasado martes y se mostró como lo que es: un prominente miembro de la sociedad de elogios mutuos, en la que ha degenerado una clase gobernante cada vez más uniforme, no obstante su diversa procedencia partidista.
Sus autocomplacientes expresiones no pudieron ser más inoportunas, pues se producen en el momento en que Mouriño aparece ante el mundo como un vulgar traficante de influencias, y en Zacatecas, el Periódico IMAGEN publica una sustentada nota que da cuenta de la desviación de recursos públicos en Sombrerete, con motivo de las elecciones internas del PRD. Episodio que, de paso, mostró la inoperancia de las instancias de fiscalización y el carácter ornamental de la oposición y del Congreso del Estado, ya no digamos del Ministerio Público.
Alonso Lujambio es hombre de Calderón. Pasó apuros cuando un diario solicitó la lista de asistentes a la fiesta de cumpleaños de Calderón que tuvo lugar en Los Pinos. La petición fue rechazada, alegando que era una fiesta privada, aunque hubiese sido donde fue.
Los solicitantes litigaron y antes del fallo definitivo, la oficina de Calderón publicó la lista de los familiares y amigos íntimos que se congregaron en la dichosa fiesta. Entre los 141 de la lista figuraba, desde luego, el propio Lujambio.
Hay daños mayores: frenó el apoyo al proyecto “Comunidades”, financieramente apoyado por la fundación Hewelett Foundation, después de apreciables logros durante 2 años y medio; como cuando su monitoreo al programa Hábitat en dos colonias populares de Veracruz permitió demostrar que los recursos fueron entregados a personas distintas a las de la lista oficial.
¿Por qué corre el riesgo de convertirse en alcahuete del poder este organismo descentralizado de la administración pública, no sectorizado y dotado de autonomía presupuestaria financiera y de decisión?

“EL APRESURAMIENTO
ES PADRE DEL FRACASO”: Herodoto

Son dos razones, en mi opinión, las que pueden explicar la anulación de instrumentos sociales prometedores que al paso de poco tiempo engrosan la de por sí extensa lista de cargas al erario, sin cumplir el cometido para el que fueron creados.
La primera razón es que los reformadores del Estado se equivocaron al introducir cambios que exigían medidas previas.
La redistribución del poder por la vía de la creación, sobre todo, de órganos constitucionales autónomos, cobró auge en el mundo a partir de los profundos cambios a sus respectivas constituciones en Sudáfrica, cuando el racismo es derrotado y en los Países en donde se derrumbó “el socialismo real” (Europa del este, y las repúblicas resultantes de la disolución de la Unión Soviética).
Nuestros reformadores no tomaron en cuenta que para la buscada redistribución del poder, en México era menester, primero, convertir en realidad la autonomía de los Poderes clásicos, es decir el Judicial y el Legislativo respecto al Ejecutivo. Al no darse ese paso, la simulación termina por envolver todo.
La otra razón se origina en la subcultura del patrimonialismo, es decir, la de asumir la investidura institucional como posesión personal, tal cual lo enseña Max Weber. Produce una clase política que confunde controlar con gobernar, y en ese equívoco basa sus decisiones.
Por eso Calderón está cómodo con que uno de sus promotores más entusiastas y amigo por añadidura presida el IFAI. El mismo elevado motivo inspiró el nombramiento de Mouriño. ¡Qué buen maestro resultó el PRI!

AL ÚLTIMO

Como causa y efecto de la debilidad en la conducción política, es incontenible la especulación en torno a quién gobernará Zacatecas de pasado mañana en 2 años y medio.
El único beneficio que la sociedad pudiera recibir de esta anticipación política sería el de nutrirse de información sustancial, respecto a los grandes retos, las estrategias, lo corregible y lo que reclama continuidad...
Pero, sucede que los que trascienden como aspirantes no se definen ante nada, no se les ve “jugársela” con ninguna causa. Más que actores son espectadores.