J. Luis Medina Lizalde
AL PRINCIPIO
La visible insatisfacción juvenil con el actual estado de cosas asumió en los últimos días una forma de manifestarse inesperada y preocupante: amagos violentos entre “tribus urbanas”. Empezó en Querétaro contra los Emos, luego en Colima, luego en el DF.
Los científicos sociales nos podrán decir ¿en dónde aprendieron la intolerancia con que reaccionan ante lo distinto?
El reto es a la inteligencia colectiva, no a la estrechez de los prejuicios.
“CORROMPEOS LOS UNOS A LOS OTROS”
(Consenso básico entre izquierdas y derechas
civilizadas y modernas)
El jueves de la semana pasada se produjeron dos hechos políticos, uno en el plano estatal y otro en el nacional, que describen a una clase política desvinculada de los intereses sociales y sin la mínima conciencia de la adversa percepción social.
Parece que llegarán al bicentenario de la independencia y al centenario de la revolución, tal como los políticos del porfiriato: dormidos en sus laureles, sin imaginar que dos meses más tarde se les aparecería el chamuco encarnado en un Francisco I. Madero, del cual tanto se mofaba la prensa adicta al poder.
El caso Mouriño, la comisión legislativa a modo que habrá de investigarlo, el cierre de filas de Calderón y gobernadores panistas en torno al secretario de Gobernación, la obediente defensa del líder del PAN y la teatral entrega de los contratos cuestionados a la Secretaría de la Función Pública y a la Procuraduría General de la República demuestran que para la porción, no sé si mayoritaria, de la clase gobernante mexicana, es más importante la parte, que el todo. Al grado tal que prefieren incrementar el repudio generalizado a su entreguista propuesta de reforma energética que sacrificar a un prominente miembro del grupo en el poder, que para colmo de males, pone en entredicho las “manos limpias” del propio Calderón.
Demuestra también el desinterés por lo que piensan los gobernados, apostando a la amnesia colectiva y a la manipulación mediática, no obstante la contundencia de 85 por ciento de los mexicanos reprobando a Mouriño según la encuesta de María de las Heras.
En Zacatecas, las elecciones internas del PRD mostraron una vez más la marca del sexenio, esta vez en
Sombrerete.
La actitud de la clase política local fue idéntica a la del caso Mouriño: se argumentó en la cámara de diputados que aprobar una investigación equivalía a interferir en la vida interna del PRD reproduciendo el criterio de que la parte es más importante que el todo.
Al calor de la discusión se pronunció una frase digna de registrarse, como el más logrado auto-retrato de la clase política gobernante: “la Legislatura no está sujeta a que le recuerden sus obligaciones”.
Es decir, que los gobernados digan misa, con o sin encuesta de María de Las Heras, respecto a la operación
“cobija”.
DE VEZ EN CUANDO DI LA VERDAD PARA QUE TE CREAN CUANDO MIENTES
(Jules Renard
(1864-1910) Escritor y dramaturgo francés)
La comunicación democrática aún no se instala en el País, a pesar de los avances en ese sentido.
Los empresarios de los medios carentes de responsabilidad social (afortunadamente no todos) hacen depender del dinero la presencia de actores políticos-sociales, excluyen de su cotidianeidad el movimiento social en sentido amplio.
Instalados, como están, en la misma casa amurallada que habita la clase política. Ven y retratan a la sociedad con la misma mirada del poder, por eso la creen inerte y desinformada.
Pero el conocimiento social tiene otros caminos y así como no necesita que estos medios lo informen, el simple mortal sabe de los tejes y manejes, lo mismo del narco que de las prácticas políticas reales.
Es tal la experiencia acumulada por una opinión pública sabedora de quién es quién, que los únicos engañados son los que se creen engañadores.
Durará poco el engaño de los medios instrumentalizados por esta clase política cuando presentan la sistemática colaboración de la élite priísta con las urgencias del poder como prueba de inteligencia, de madurez política, de oficio y sensibilidad.
Así suelen llamar a lo que no es más que intercambio de favores inconfesables, como los casos de Mario Marín y de Mouriño y de las operaciones “cobija” que tanto han dado de qué hablar en Zacatecas cada vez que hay elecciones.
¿Y quiénes son las víctimas de estas prácticas?
Además de los intereses colectivos en los tres casos, la principal víctima de la impunidad del gobernador de Puebla es el PRI. La de la descarada protección a Mouriño le ocasiona un severísimo daño al PAN, de la misma manera que la impunidad de los autores intelectuales y materiales de prácticas delictivas como las de “operación cobija” se ha traducido en un grave perjuicio para el PRD.
AL ÚLTIMO
Nueva York perdió a un gobernador con trayectoria pública ejemplar porque fue sorprendido echando “una cana al aire”.
Si los servicios de la dama de compañía no fueron remunerados con dinero público, uno pensaría en la gran hipocresía de los políticos gringos, que tienen un gobierno que miente, que tortura, que invade países, pero que no perdona “una cana al aire”, que en todo caso es un asunto de estricta incumbencia familiar.
¿Se imagina que así fuéramos de fijados los mexicanos con las “canitas al aire” de nuestros gobernantes? En lugar de sexenios habría trimestres.
luismedinalizalde@ gmail.com