jueves, 11 de junio de 2009

RECREO

Por J. Luis Medina Lizalde
Publicado el 11 de junio de 2009 en el periódico IMAGEN

AL PRINCIPIO
EL PROLETARIADO SIN CABEZA

Ayer se liaron a golpes mineros fresnillenses con un grupo de sus compañeros procedentes de Michoacán. Hasta hace unas semanas estaban del mismo lado, pero de repente la cosa cambió cuando Carlos Pavón fue destituido de su cargo en el Comité ejecutivo nacional del sindicato minero acusado de entrevistarse con el secretario del trabajo sin el conocimiento, y por ende, sin la autorización de sus agremiados.

Lo peor del caso es que los mineros zacatecanos ahora son colocados en una difícil situación de minoría en el panorama nacional, en la medida en que es Zacatecas el área de influencia del fresnillense Carlos Pavón, cuyos móviles para cambiar de postura ante la huelga a punto de cumplir dos años se aclararán más temprano que tarde.

En la propia entidad hay división porque hay quienes permanecen leales al comité liderado por Gómez Urrutia.

Enfrentar a trabajadores entre sí es la más rufianesca de las tradiciones del sindicalismo, los patrones la agradecen.


SE LAS VEN NEGRAS CON EL VOTO BLANCO

Empezó “como no queriendo la cosa” pero la propuesta del voto blanco ya prendió en un importante sector de la ciudadanía. Entre sus promotores figuran lo mismo personalidades con prestigio cívico que periodistas alineados. La clase política reacciona con unánime rechazo.

Personalmente considero que en la situación actual, el voto blanco facilita el fraude institucionalizado al entregarle la victoria a quienes tienen recursos para el acarreo de votantes, es decir, a los gobiernos, narcos y traficantes de influencias que responden al apodo de “empresarios”.

Ppero ello no significa desconocer el mensaje de irritación ciudadana tan parecido al grito argentino en el 2002 “¡qué se vayan todos!”, grito lo suficientemente fuerte como para tumbar un gobierno e inaugurar la era Kichner.
 
Pero hay una diferencia, mientras que la explosión del descontento argentino fue contra el ejercicio de gobierno, los mexicanos que buscan expresión mediante la anulación del voto manifiestan un disgusto más abarcante, más integral.

El voto blanco expresa, como en Argentina, la reprobación al ejercicio de gobierno sometido a los poderes fácticos como son las televisoras, el clero nuevamente encaramado como fracción de la clase gobernante, los monopolios y el crimen organizado.

Pero también expresa su repudio a la incapacidad de los partidos para vivir en lo interno lo que predican en lo externo en lo referente a democracia, rendición de cuentas y observancia de la ley.

El voto blanco expresa la desconfianza en los órganos electorales partidizados, en una reforma electoral cocinada con la urgencia de entenderse a costa de lo que fuera no obstante la ilegitimidad electoral del 2006, que en vez de corregir, afianzó los defectos del sistema.

La rabia cívica motor del voto blanco también es contra una porción importante de los medios de comunicación, superficiales y sesgados.

El voto blanco nos cuestiona a todos.

Anular el voto es herramienta democrática en los países en donde es obligatorio el voto, el árbitro es imparcial y las leyes se respetan.

En esos países, cuando una mayoría de ciudadanos piensa de los candidatos “que tan malo es el pinto como el colorado”, vota en blanco, y si esos votos son más que la del que obtiene el primer lugar, se repite el proceso con nuevos candidatos, lo que obliga a los partidos a candidatear a los mejores, aunque no sean parientes o dóciles, es más, aunque sean honestos y capaces.
 

AL ÚLTIMO 
LLEGANDO Y ECHANDO LUMBRE

Ricardo Monreal regresó ayer a su escaño en el senado, después de que la PGR manifestara que contra el legislador no existe pendiente alguno en relación a las más de 14 toneladas decomisadas en la empacadora de chile el 22 de enero pasado. Al hacer uso de la palabra, enfatizó la presencia de sus hermanos David y Cándido, desmintiéndose con la presencia de este último, los rumores que lo ubicaban en el extranjero huyendo de la justicia.

Se mostró dolido con el linchamiento mediático de que fue objeto con motivo de una averiguación que aún no concluye. 

No pretendo salir en la defensa de los que deshonran al periodismo con actitudes que también repruebo, pero el senador no debe ignorar que el daño moral que le reprocha con razón al periodismo, tiene autores también entre los que filtraron una información acompañada de fotografías que ningún medio periodístico tomó. 

Nos encontramos el lunes en el recreo
luismedinalizalde@gmail.com