lunes, 3 de agosto de 2009

SABER, LUCHA POLÍTICA Y ESPERANZA

Víctor Flores Olea
Publicado el 3 de agosto de 2009 en La Jornada

Nos quejamos de la ausencia de ideas, de uno y otro lado, en la pasada elección de medio camino. Y teníamos razón. Entre otros factores, a eso atribuimos la catástrofe electoral, sobre todo de la izquierda. Sin embargo, ahora mismo, desde el lado de la izquierda, aparece publicado (La Jornada, 30/7/09) un texto de Andrés Manuel López Obrador que resulta extraordinariamente importante. No sólo porque expresa con puntualidad “Al Pueblo de México” su visión del país, sino porque propone en lo fundamental las líneas de salida a la tremenda crisis que vivimos.

Para AMLO, desde hace 20 años, cuando menos, se habría integrado en México una oligarquía que ha consolidado su poder, también por medio de la corrupción y el saqueo y por arriba de las instituciones fundadas en la Constitución. No se trata únicamente del “grupo político” que ha usufructuado las ventajas del poder, sino el hecho más decisivo aún, que ese “grupo político” actúa representando en definitiva a un “puñado” de los más ricos de México, no a los “mejores y más brillantes”, sino a los más audaces y voraces, a los capos en México del “capitalismo salvaje” que nos destruye. El país estaría en manos de ese doble puño de quienes detentan la riqueza y el poder político, no en beneficio del pueblo, sino en provecho de sus fortunas y ambiciones.

Ese poder alejado del pueblo impondría sus mandatos y conveniencias al conjunto institucional de México: a los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, al complejo de las instancias electorales del país, a la Procuraduría General de la República, a la Secretaría de Hacienda y a los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional. El país ofrecería un panorama de concentración de poderes y riqueza en pocas manos y de exclusión hasta la miseria de la mayoría, lo que representa la causa fundamental del desastre que vivimos en multitud de dimensiones. Y que explica su real origen: ¿alguien estaría en desacuerdo?

Se confirma entonces la definición de Aristóteles para quien, en negación y traición a la democracia, en un país con riqueza concentrada y desigualmente distribuida el puñado de oligarcas somete a sus intereses a los gobiernos, creándose complicidades absolutamente indeseables. Y destruyéndose cualquier posibilidad de democracia. El gobierno como simple consejo de administración de las empresas y monopolios.

Para ese control general, los monopolios de la comunicación resultan esenciales, y para la ciudadanía el instrumento más deleznable de su degradación, ya que el espectáculo del mundo que se les transmite es esencialmente un escenario en que sólo se vive para ganar y acumular, para mentir y traicionar, por cualquier medio.

Con un rasgo más que apunta certeramente AMLO: el PRI, para los oligarcas, resultaba insostenible en el año 2000 después de 70 años de poder y decidieron entonces el “recambio” por el PAN, cuyas torpezas y pequeñeces (sobre todo por sus presidentes) lo han llevado a la bancarrota abismal, uno de cuyos síntomas fue su retroceso en la elección del 5 de julio. Así fue, pero ahora, ante la imposibilidad de seguir sosteniendo al blanquiazul, se habría ya decidido otro “recambio” que haría regresar al Revolucionario Institucional al poder en 2012: objetos desechables según la conveniencia oligárquica, papel para la basura.

Ya en el horizonte del próximo “recambio”, en plena crisis económica, surgen nubarrones que presionarán aún más a la baja los ingresos más modestos: no a una reforma fiscal progresiva, sino, en todo caso, regresiva: IVA para alimentos y medicinas, aumento de precios en luz, gasolinas y otros servicios. Como dice AMLO, “… los potentados no están dispuestos a permitir ningún cambio que ayude realmente a enfrentar la crisis económica… Se recortarán antes los programas sociales que los privilegios de ricos y de la alta burocracia”.

López Obrador insiste en que uno de los aspectos más graves de la crisis actual es la descomposición moral y social que vive México, que ciertamente son factores que han llevado a la inseguridad y a la tremenda violencia que vivimos. Y la crisis de violencia eventualmente se enfrenta con más violencia “…sin tomar en cuenta que la paz y la tranquilidad son fruto de la justicia”.

Lo malo, dice AMLO, es que “todo indica que persistirá la degradación del país. En consecuencia, la única alternativa es seguir luchando hasta derrotar a la oligarquía en el terreno político, de manera pacífica, para hacer valer la democracia y establecer un gobierno que combata la codicia y la corrupción, distribuya con justicia las riquezas de México y garantice el bienestar y la felicidad del pueblo”.

Y llama a realizar algunas tareas fundamentales: la organización de la ciudadanía, desde los comités municipales hasta los de barrio; crear redes alternativas de información que ayuden a romper el bloqueo y la manipulación de las grandes empresas de comunicación; la disponibilidad a movilizarse para detener los más grandes abusos que se presenten, como el de la frustrada privatización del petróleo, e insistir en la defensa de la economía popular y la soberanía.

Propuestas sencillas, pero altamente movilizadoras que podrán frustrar en 2012 los objetivos más despreciables de la oligarquía. Palabras llenas de saber de un mexicano que ha convertido su experiencia de luchador político en un mensaje de esperanza.