lunes, 15 de marzo de 2010

RECREO: Somos sociedad adulta

AL PRINCIPIO

SOMOS SOCIEDAD ADULTA

Los primeros matrimonios homosexuales en México que tuvieron lugar el pasado jueves son la evidencia de que avanza la cultura de la diversidad. Hasta ahora el debate es civilizado, la disolución de la cultura del privilegio y la discriminación es un largo proceso cultural que a todos nos pone a prueba. Esta vez la sociedad no se convulsiona, razona pros y contras, pero no cede espacio a los “torquemadas”

NI LA MUERTE NOS HACE IGUALES

En el sexenio pasado, siendo Procurador el Lic. Aquiles González, en Fresnillo amanecían violadas tumbas de recién fallecidos. Las investigaciones condujeron a establecer que se trataba de un esquema de aberraciones sexuales que se practicaban desenterrando el cuerpo del recién sepultado.

Antes de que las autoridades tuvieran algún indicio de los responsables, murió un connotado fresnillense, entonces es cuando las autoridades comisionan a varios agentes ministeriales al cuidado del cementerio. El necrófilo resultó el intendente de un plantel educativo que salía en la madrugada y regresaba cubierto de tierra justificándose ante su esposa diciendo que iba al panteón a llorar a su hermano.

Lo que aquí quiero enfatizar es que, la vigilancia preventiva del cementerio fue a partir del fallecimiento de un connotado fresnillense y que mientras los apetitos del individuo se saciaban con los despojos de los simples mortales, la autoridad no dispuso esa medida.

EL LADO MALO DE LAS CONCIENCIAS BUENAS

Los de mi generación vivimos una adolescencia y juventud en la que se podía ser ebrio y escandaloso sin salir en las páginas policiacas si uno era portador de un apellido de la alta sociedad. De lo contrario, éramos clientes habituales de "barandilla” y resignados protagonistas de "la nota roja".

La madre soltera sufría un aplastamiento familiar tan brutal como el aplastamiento social que su familia recibía.

La mujer divorciada se libraba de un infierno y entraba a otro en donde era estigmatizada por la religión, por la sociedad, por la familia, sus hijos señalados, y hasta bárbaramente segregados en los planteles educativos de "la gente de bien".

Me tocó presenciar cómo la gente buena de los barrios apedreaba a "los protestantes" que se atrevían a divulgar su Fe.

Contra esa oprobiosa cultura discriminatoria nació el uniforme en el sistema de secundarias federales, para que vestidos todos como "piloncillos" los jóvenes respiraran la noción igualitaria, y se introdujo en la educación pública la disposición de los grupos mixtos para eliminar las barreras tan propias de la ignorancia adinerada.

Vino también el libro de texto gratuito a desatar los demonios de la intolerancia, que puso a la derecha a quemar libros en las plazas públicas de las ciudades más conservadoras para gritar al mundo su inscripción en la barbarie.

Muchos zacatecanos ya entrados en años aun conservamos en la memoria la oleada histérica en contra de la casa de la juventud, (porque era cosa comunista) cuyo contingente en el desfile del 20 de noviembre incluía a hermosas jóvenes portando minifalda

Y qué decir de aquel memorable bloqueo al cine Rex para impedir que los zacatecanos disfrutáramos de una película "pornográfica" que hoy aburriría a los niños (en donde por cierto varias de las indignadas mujeres encontraron a sus maridos esperando su turno en la taquilla).

Este muestrario de la cultura de la discriminación con su correspondiente caparazón de intolerancia me permite enfatizar el enorme progreso civil que significa la celebración de los primeros matrimonios homosexuales en la historia de nuestro país que tienen lugar desde la semana pasada en la ciudad de México. El tema divide opiniones, pero no suscita las intolerancias de otros tiempos,

AL ÚLTIMO

TOMA EL LLAVERO ABUELITA Y ENSEÑAME TÚ ROPERO

Estimula ser testigo o participante del debate de las posturas a favor y en contra de los matrimonios gays sin las reacciones fanáticas de otros tiempos. A lo mejor es porque ese segmento del alto clero que tantas utilidades obtiene del atraso, no tiene clima propicio para anatemizar a nadie después del vergonzoso capítulo de la pederastia que tanto encubrió. Tampoco podemos menospreciar la evolución cívica de una ciudadanía a la que se le derrumban los guías morales del clero y la política pero no el instinto de supervivencia

La existencia de distintas escalas de valores es motor de progreso porque sólo pensando, dudando, confrontando ideas con ideas e ideas con la realidad, las sociedades avanzan.

Los dogmas inamovibles conducen a trágicas tiranías, los matrimonios homosexuales, además de implicar el acceso a derechos, implican que la sociedad mexicana avanza en el camino de convertir los closets en vitrinas, como corresponde a una sociedad democrática. En contraposición a la que funciona en lo oscurito.

Nos encontramos el jueves en el recreo

luismedinalizalde@gmail.com