viernes, 11 de junio de 2010

Impensable, que 30 familias decidan por 105 millones de mexicanos: Poniatowska

Andrés Manuel López Obrador presentó en el teatro Metropólitan su noveno libro


Más de tres mil personas escucharon a destacados intelectuales que comentaron el volumen

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López Obrador tardó 21 minutos en recorrer 50 metros que lo separaban del estrado, pues los asistentes al Metropólitan le cerraban el paso y le pedían que les firmara el nuevo libroFoto Carlos Ramos Mamahua
Jaime Avilés
Periódico La Jornada
Viernes 11 de junio de 2010, p. 14

Aunque en un principio iba a llamarse ¿Qué hacemos con los ricos?, y terminó saliendo a la venta con el título de La mafia que se adueñó de México… y el 2012, el nuevo libro de Andrés Manuel López Obrador, que ayer presentaron siete destacados intelectuales ante más de 3 mil personas en el abarrotado teatro Metropólitan, es un manual que ayudará a sus lectores a saber quién es quién en el grupo de 30 empresarios, políticos y tecnócratas que realmente manda en el país.

Radiografía de una elite que en las últimas tres décadas logró cero crecimiento económico, cero desarrollo, cero bienestar, como la definió el político tabasqueño, la obra –dijo Arnaldo Córdova, primer orador de la sesión– denuncia el saqueo sistemático de la oligarquía mexicana, pero, ante su posible derrota en 2012, le ofrece que no habrá represalias, porque lo que se necesita es justicia, no venganza.

Libro que conversa con el lector, como lo sintetizó José María Pérez Gay, instrumento de trabajo muy importante en las luchas actuales del pueblo de México, que debe ser leído y pasar de mano en mano, de acuerdo con la recomendación de Luis Javier Garrido, el volumen subleva porque, a juicio de Elena Poniatowska, hace impensable que un grupo de 30 familias domine a 105 millones de mexicanos empobrecidos por las políticas neoliberales.

Para el historiador Lorenzo Meyer, uno de los principales méritos del trabajo de López Obrador reside en la comparación que hace entre la época (1853) en que el país se estaba cayendo a pedazos y los conservadores trajeron a (Antonio López de) Santa Anna como el único posible salvador y el momento actual en que, tras la debacle panista, la oligarquía pretende convencernos de que la única solución es el regreso del PRI.

Meyer externó su escepticismo en cuanto a que el proceso electoral de 2012 permita poner en marcha un proyecto político distinto en el país, pero subrayó que López Obrador es la única verdadera opción de cambio que existe, y si es derrotado por el grupo dominante no tenemos ninguna alternativa a él, por lo que, concluyó, vale la pena intentarlo, en el sentido de apoyarlo para la toma pacífica del poder.

En su turno, el economista Rogelio de la O situó el nuevo libro en el contexto internacional, en el que, dijo, el mundo se está desglobalizando y los países exigen espacios para volver a adoptar políticas públicas, cosa que precisamente, agregó, propone López Obrador, único líder capaz de encauzar a la nación y sacarla del estancamiento en que se encuentra, pues tiene, abundó, enorme capacidad para ejecutar proyectos de Estado.

Armando Bartra, experto en cuestiones agrarias y cultura popular, destacó el hecho de que López Obrador, siendo político profesional, ha escrito mucho –éste es su noveno libro–, mientras los políticos conservadores, a quienes llamó chaqueteros, jamás escriben porque eso les quita tiempo para seguir robando.

Muy distintos son, abundó, los políticos que actúan sobre la realidad, la cuestionan e intentan transformarla y a la vez escriben para fijar sus ideas en papel y transmitirlas por medio de la lectura para propiciar la reflexión. Entre los políticos mexicanos que más han escrito, Bartra recordó a Ricardo Flores Magón, José Revueltas y Heberto Castillo.

Entre discurso y discurso, en un auditorio de dimensiones monumentales, con mármoles nostálgicos de una antigua prosperidad, los asistentes sudaban y se abanicaban con los ejemplares del nuevo libro recién adquirido, y algunos meditaban buscando el significado de dos hechos contrapuestos pero relacionados entre sí por medio de la óptica.

Por un lado, que de todos los integrantes del panel, sólo tres no usaban anteojos –Córdova, Poniatowska y López Obrador–, mientras, por el otro, en los dos patios de butacas, llenos a reventar, abundaban las personas con debilidad visual, que sin embargo practicaban en todo momento el ejercicio de la fotografía, retratando a las demás y posando para ser retratadas.

Media hora antes de que lorquianamente dieran las cinco de la tarde en todos los relojes, en el Metropólitan ya no cabía nadie más, y cuando López Obrador llegó, a las 4:55, tardó 21 minutos en recorrer una distancia de 50 metros, porque sus lectores le cerraban el paso y le pedían que les firmara el nuevo libro como condición, o salvoconducto, para dejarlo seguir adelante.

Ariel Rosales, de la editorial RandomHouse-Mondadori, que imprimió la obra, se frotaba las manos ante el súbito éxito de ventas, mientras la gente coreaba México es mi patria, Obrador mi presidente, pero cuando éste empezó a tardar demasiado en llegar al presídium, alguien versificó de la siguiente manera su impaciencia: Ya estamos listos/ señor presidente/ suba al estrado/ y tome su asiento.

Tras el aplauso pedido por Rosales en memoria de Bolívar Echeverría y para desearle pronta recuperación a Carlos Monsiváis, las reseñas que de la obra hicieron los intelectuales crearon poco a poco la certeza de que, en esta ocasión, López Obrador produjo, como afirmó Luis Javier Garrido, un instrumento de trabajo, o herramienta de lucha, que será eje de muchas discusiones en los círculos de estudios y que, según la irónica evocación de Pérez Gay, tal vez correrá la suerte del Libro Rojo de Mao y pasará a la historia como el libro amarillo, en atención al color primordial de su portada.