AL PRINCIPIO
CALLAR, CONTRAPRODUCENTE.
Un apreciado periodista Zacatecano, director de un semanario, fue sustraído de su hogar con violencia en la madrugada de ayer. Hasta el momento de redactar estas líneas se ignora su situación. Es un profesional de la información esforzado por practicar un periodismo crítico, reflexivo, y es autor de una iniciativa de un alto valor democrático. Él es quien ha interpuesto la solicitud de información respecto a los ingresos de los rectores de la UAZ, con base en la regulación jurídica del acceso a la información pública mostrando una tenacidad encomiable que le ha permitido ganarle varias batallas litigiosas a las autoridades de nuestra Máxima Casa De Estudios.
Es la primera ocasión en que la víctima de este tipo de situaciones es periodista. Como se produce a unas cuantas horas del secuestro de varios colegas de Gómez Palacio Durango, esto provoca una sensación de amenaza especialmente dirigida al ejercicio periodístico.
El riesgo profesional generalizado es un fenómeno de reciente aparición. Cierto que desde que el periodismo han ocurrido crímenes que pretenden prevenir o castigar una línea periodística o una información específica. Pero nunca se había producido una situación con las actuales características, ni siquiera durante la fase armada de la Revolución, periodo en que los riesgos correspondían a los que cubrían los hechos desde el frente de batalla, los corresponsales de guerra.
EL QUE NADA DEBE TODO TEME
Lo de ahora es distinto. En Monterrey, desaparecen a un reportero y a un camarógrafo de televisión Azteca cuando grababan fiestas de homenaje a las madrecitas, en Guerrero desaparecen a Amado Ramírez, conocido corresponsal de televisa en la entidad. En casos como estos, se trata de periodistas ajenos a la investigación policial por lo que no es descabellado deducir que son víctimas escogidas al azahar para enviar un mensaje de intimidación a las poderosas televisoras, que al parecer surte efectos, porque lo que cubren del crimen organizado se basa siempre en versiones oficiales, sin investigación periodística independiente.
En Zacatecas la delincuencia organizada ha intimidado a periodistas en lo individual, ha forzado la publicación de fotografías con narcomantas, ha intimidado a concesionarios de medios electrónicos, todo eso sólo se comenta en voz baja. A los delincuentes les funciona la estrategia al grado tal que cuando suceden hechos como el reciente atentado al director de la ministerial en la que perdió la vida, sin deberla ni temerla, el hermano de la directora de salud, la información al respecto carece de los elementos básicos de una nota informativa, el “qué” el “quién”, “cuándo”, “dónde”.
CONVERGENCIA DE INTERESES
Por motivaciones distintas, las autoridades coinciden con los delincuentes en el afán de que la información no fluya a la sociedad, no se trata de razones originadas en la necesidad del sigilo policial, sino en la obsesión de preservar la imagen y evitar la presión social, las autoridades que así se conducen, (por cierto, la abrumadora mayoría del país”, pre suponen que lo malo no es que sucedan crímenes, sino que estos se conozcan.
Es muy frecuente escuchar que “para que queremos héroes”, “no se necesitan mártires” “tú que ganas” “con qué les hacemos frente”. Todas estas expresiones son sinceras, de buena fe, son la manifestación de la conciencia del peligro y la poca confianza que se tiene en la capacidad de respuesta social y en la eficacia gubernamental, pero ¿entonces qué? ¿Nos rendimos?
El caso es que la inhibición informativa no ha impedido que México ocupe el primer lugar en el mundo en el número de periodistas asesinados, por el contrario, por omisión hemos favorecido la implantación social de los cárteles al no examinar con todo rigor el acontecer delictivo, sus raíces económicas, sociales, culturales y hasta políticas. Las evoluciones posibles y las evoluciones deseables, hemos permitido que la patológica irresponsabilidad partidista use el tema como piedra contra los adversarios, y le damos un trato de “grilla barata” al asunto público más grave que hemos enfrentado los mexicanos en muchos años.
Al ÚLTIMO
APRENDER EN CABEZA AJENA
En Zacatecas secuestran al suegro de Rafael Flores días antes de la jornada electoral y lo importante es que no se sepa. En Valparaíso secuestran a uno de los candidatos a la presidencia municipal y lo importante es que no se sepa. ¿Que no es aconsejable extraer lecciones de lo que pasa en Chihuahua en donde ya van dos familiares del gobernador electo que son asesinados?
En Chihuahua, hace años, consideraban más grave que se supiera lo que pasaba, que lo que pasaba. Creo que ahora lo lamentan.
Parafraseando una conocida expresión referida a la política “uno se puede olvidar de la delincuencia organizada, pero la delincuencia organizada no se olvida de uno”
Nos encontramos el lunes en el recreo