viernes, 23 de julio de 2010

RECREO: LAS DOS VIOLENCIAS

AL PRINCIPIO

LAS DOS VIOLENCIAS

Mientras el tema electoral se convirtió en el de mayor interés para los medios de comunicación y sus públicos, la situación del país continúa por el camino del deterioro integral. De todos los frentes llegan malas noticias, lo mismo de la economía, que de la política, de la educación, y de la salud; pero en donde la realidad alcanza niveles de dramatismo nunca experimentados por los mexicanos, es en lo referente a la seguridad.

Parece una exquisitez intelectual la discusión que estriba en dilucidar si el coche bomba que estalló en Ciudad Juárez es terrorismo, o no es terrorismo. Sin embargo, es útil conocer la conceptualización elaborada por los especialistas en seguridad nacional si aspiramos a la claridad.

Para diferenciar la violencia guerrillera de la terrorista, se considera esta última forma de ejercer la violencia como aquella que es indiscriminada, y que tiene como propósito aterrorizar a una sociedad. En ese tenor, cabe más clasificar como terrorista la granada lanzada a la concurrencia reunida en la plaza de Morelia, Michoacán, que el coche bomba de Ciudad Juárez, porque este último tuvo como destinatarios a los policías federales.

Aunque cada vez más incorporamos al habla cotidiana expresiones como “cuernos de chivo”, “bazucas”, “casas de seguridad”, “cohetes antitanque”, etc., todavía los mexicanos no hacemos lectura militar de los acontecimientos, pero los familiarizados con la insurgencia y contra insurgencia que sí leen desde esa óptica el acontecer, saben que el operativo de desquiciamiento del tránsito en la ciudad de Monterrey mediante el bloqueo sincronizado de 28 vialidades urbanas durante cinco horas, sin que la autoridad lograra un solo detenido, se asemeja a un operativo de guerrilla urbana planificado por expertos, muy probablemente entrenados en los Estados Unidos.

Otro dato sin el cual es incompleto cualquier análisis global de la situación nacional, es el de la crónica existencia de grupos guerrilleros, estos sí con ideología y programa político. El EZLN, el EPR, el ERPI, son solo algunas de las siglas en torno a las cuales se agrupan mexicanos convencidos de que en México las vías de la transformación pacífica están cerradas. Su accionar, hasta ahora, es meramente defensivo, se concentran en actividades de inteligencia, reclutamiento, entrenamiento, adoctrinamiento y acopio de material de guerra. Todas estas formaciones revolucionarias son anteriores al derrumbe del polo socialista liderado por la Unión Soviética y colapsado en 1989. La nueva geo política resultó sumamente adversa para la insurgencia mexicana, que lejos está de aceptar fungir como detonante de una masiva intervención militar Norteamericana en aras de la seguridad del vecino del Norte.

PARADIGMA COLOMBIANO

Los regímenes latinoamericanos alineados a los Estados Unidos suelen presentar a los grupos insurgentes como “narco guerrillas” con el propósito de restarles legitimidad, con ello también se procuran tolerancia social a la existencia de formaciones parapoliciacas y paramilitares que operan al margen de la ley, ejecutando a supuestos o reales delincuentes sin sujetarse a la ley, y de paso, aniquilan con los mismos brutales procedimientos a los que toman las armas en nombre de un ideal. Convirtiendo a la población en rehén de dos terrorismos, el del estado y el del crimen organizado. La historia colombiana es elocuente al respecto.

Es propio de un núcleo armado que reivindica un cambio social buscar ganar a la población para su causa, lo necesita primero para sobrevivir, y luego para triunfar. Sin base social un grupo guerrillero es más efímero que un suspiro, pero eso también lo entienden los cárteles de la droga, por eso Pablo Escobar Gaviria al morir acribillado fue más llorado por la población marginada de Colombia que cualquier político.

En México sobran ejemplos de la implantación social que logran las figuras del narcotráfico, mediante el expediente de llevar servicios a zonas marginadas jamás atendidas por los gobiernos: los tráileres de juguetes enviados por Osiel Cárdenas el día del niño, aquí mismo, en Villa De Cos, no faltan testimonios de actos de generosidad con personas en extrema pobreza se Antonio Pérez Parga.

En esa misma lógica de búsqueda de legitimidad se inscriben los generosos donativos de los Arellano Félix al clero de Baja California.

AL ÚLTIMO

LA HISTORIA, GRAN MAESTRA

En el fondo de todo, está una economía criminógena en donde una pequeña minoría compite por figurar en la revista Forbes rodeada de una mayoría social cada vez más sacrificada. Cambiar de rumbo es un asunto de sobrevivencia, hacerlo pacíficamente es el gran reto.

Uno se puede preguntar ¿puede conectarse la violencia revolucionaria con la delincuencial? ¡Quién sabe!, sólo advirtamos que en las insurrecciones mexicanas, una de las primeras acciones de los insurrectos es la liberación de los presos comunes, y que Francisco Villa fue 17 años delincuente y 14 revolucionario.

Nos encontramos el lunes en el recreo

luismedinalizalde@gmail.com