Por J. Luis Medina Lizalde
Publicado en IMAGEN el 24 de septiembre de 2009
AL PRINCIPIO
¿LEY DE CORTA VIDA?
El pasado martes, en sesión plenaria de la legislatura local, se aprobó la ley de seguridad pública mediante una votación unánime que ratifica mi impresión de que la migración de cinco diputados al PRI, no modifica nada en el panorama político. Ni mejor ni peor nivel de debate, ni más ni menos independencia respecto al poder ejecutivo.
La verdad es que en Zacatecas el poder ejecutivo continúa como el principal legislador y precisamente por eso no es nada difícil que la vida de la reciente ley sea de corta duración, porque sea quien sea el sucesor de la actual mandataria, va a esmerarse por convencer a los zacatecanos que en materia de seguridad pública se inicia una nueva era, y para eso es infinitamente más fácil cambiar la ley, que la realidad.
EL DINOSÁURICO HÁBITO DE HACERLE AL MONJE
La negación de la realidad es un viejo recurso de los gobiernos cuando de rehuir su responsabilidad se trata. Pedro Aspe Armella, secretario de hacienda de Salinas De Gortari, se convirtió en el clásico a citar cuando aportó a la historia patria la inmortal frase de que "la pobreza es un mito genial”, buscando desautorizar las críticas al modelo neoliberal.
Medina Mora, saliente procurador general de la república, no se quiso quedar atrás, hace unos meses pronunció otra frase digna del mármol al decir que "aunque no lo parezca, vamos ganando la guerra", (contra los cárteles de la droga.)
En materia de seguridad pública todos los partidos que gobiernan una porción del territorio nacional niegan la realidad, por eso no es de extrañar que el procurador Ambrosio Romero asegure que durante el año la procuraduría sólo tiene documentados "17 secuestros en lo que va del año, una ejecución y 36 homicidios” cuando no hay día que pase sin que la gente se entere de un hecho de esa naturaleza.
No creo que el procurador ignore lo sucedido a un abogado que visitaba a su familia el pasado fin de semana, (es funcionario judicial radicado en la ciudad de México) cuando fue víctima de unos hampones armados que lo secuestran en Zacatecas, lo trasladan a Fresnillo y logra escapar cuando el vehículo en que era trasladado tuvo un providencial incidente que le permitió huir de sus captores, eso sí, con huesos rotos.
El diputado Félix Vázquez me refiere la honda impresión que a un amigo suyo le causó presenciar otro episodio similar “ayer en pleno boulevard como a las once y media de la mañana".
Ninguno de ambos casos está documentado en la procuraduría pero eso no los hace menos reales.
Sobre sale de la rueda informativa el énfasis puesto en que lo sucedido a la caravana oficial balaceada “no fue un atentado, sino una intimidación" ¿Y eso de qué apuro nos saca? el dato duro es que los delincuentes se pasaron de "tueste", hasta ahora con impunidad.
¿Acaso no es de su incumbencia las razones por las cuales la gente no denuncia? ¿Por qué no presentan a los detenidos e informan cual secuestro concreto es causa de su detención?
¿Aspiran a que la gente les crea cuando nada dicen de episodios delictivos que son del conocimiento público?
¿Puede considerarse que hay saldo blanco en la feria cuando desaparecen dos policías asignados a la misma?
AL ÚLTIMO
¿CON EL MIEDO QUE LES TENGAMOS BASTA?
Hablando de intimidaciones, como el resto de los mexicanos, los zacatecanos estamos intimidados ante el vendaval delictivo. Ello no se manifiesta en disminución de la concurrencia a los espectáculos públicos. Se expresa en la no exigencia de eficacia al estado y en el no reclamo de combate real a la pobreza a sabiendas de que ésta es la principal causa de la pesadilla.
El periodismo opta por “no jalarle la cola al tigre” y poco espacio le brinda al drama de los secuestros y las desapariciones forzadas.
Los presidentes municipales no hablan en público de lo que sus policías y sus gobernados les hacen saber, hacen del “nadar de muertito” todo un
Los policías poco a poco se acostumbran a dormir con el enemigo, los funcionarios de la seguridad se atrincheran en el mutismo, los diputados de vez en vez convocan a comparecencias privadas absolutamente inútiles. Los de derechos humanos entre más desapercibidos pasen, mejor para ellos.
Los partidos políticos se conforman con engarzar un rosario de lugares comunes.
Pues bien, todo eso es exactamente lo que quieren los delincuentes.
Nos encontramos el lunes en el recreo
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