Laura Itzel Castillo.
31 agosto 2009
Felipe Calderón está empeñado en favorecer a la cúpula y despojar al pueblo: el Banco de México informó esta semana que a partir del mes de noviembre se modificarán las formas en que los bancos aplican el Costo Anual Total, CAT, en los usuarios del sistema financiero.
José Quijano León, director general de Análisis del Sistema Financiero de Banco de México, informó que el CAT se presentará con la tasa promedio, en lugar de la tasa máxima y sin aplicar el IVA.
Otra vez las letras chiquitas. El CAT, cuya finalidad era que supiéramos realmente el costo de las tarjetas de crédito, ahora nos informará un promedio del costo, y no la máxima cantidad que el banco nos puede cobrar, es decir, ahora los bancos podrán informarnos un CAT y cobrarnos más.
Finalmente las tarjetas de crédito se adquieren con gran facilidad. Se ofrecen vía telefónica insistentemente, en los centros comerciales, en plena vía pública, a la salida de las sucursales bancarias. No es preciso contar con historial crediticio: basta con aceptar la propuesta a quienes las ofrecen indiscriminadamente.
Esta situación nos recuerda lo que ocurrió en Estados Unidos con los llamados créditos hipotecarios subprime, caracterizados por el riesgo en su colocación, que dieron lugar a la crisis financiera actual.
Según datos oficiales hoy en día hay más de 25 millones de tarjetas de crédito en circulación, 40 por ciento de ellas están en manos de personas sin experiencia en el manejo crediticio y que por lo tanto ignoran las consecuencias de su mal uso. La cartera vencida en este rubro asciende a los 30 mil millones de pesos.
Como las tasas de interés, entre otras cosas, se fijan en función del riesgo que representa su uso (es decir, del tipo de cliente), hay por ejemplo, quienes pagan 20% de interés anual y otros más del 100%. De tal manera que en México el promedio es de 80%.
¿Cómo se llama esto? Definitivamente usura.