Laura Itzel Castillo
20 de enero de 2010
En tiempo de crisis, un techo seguro
No hay un solo mexicano que crea el cuento de que 2010 será el año de la recuperación económica de México. Cada día, las cifras de desempleo y pobreza echan por los suelos las alegres palabras del residente de Los Pinos. Hasta Fox lo contradijo hace unos días cuando señaló que el país tardará al menos 5 años en “salir a flote”.
De acuerdo con el Observatorio de Política Social y Derechos Humanos, hay 39.7 millones de personas que se encuentran a un pasito de la pobreza, que se sumarían así a los 6 millones de pobres que se han producido en tan sólo tres años.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico advirtió que la tasa de desempleo en México en 2010 será de 6.9%. De concretarse esto, se perderán 1 millón de empleos, con lo que sumarían 3 millones de personas desempleadas. Según Consultores Internacionales, 37% de los productos que conforman la canasta básica aumentaron de precio en diciembre pasado. Algunos de éstos, como la papa y la harina de maíz, han subido 40 y 22%, respectivamente.
En el rubro de la vivienda las cosas no pintan diferente. Hoy, existen 50.5 millones de mexicanos en pobreza patrimonial, es decir que no tienen para los mínimos indispensables de vivienda, vestido, calzado y transporte. El Banco de México reporta que la cartera vencida de créditos bancarios para la compra de vivienda llegó a 15 mil 812 millones de pesos, la cifra más alta en seis años. Si a estos números sumamos los 38 mil millones de pesos de créditos quebrados que tiene Infonavit, podemos advertir el riesgo tan grande de que miles de familias mexicanas se queden sin hogar.
Por eso resulta muy importante la reunión que se celebró la semana pasada en esta ciudad entre la Alianza Internacional de Habitantes (AIH) y el Consejo de Defensa de la Vivienda (CDV) para reforzar la campaña Cero Desalojos que se da de forma exitosa en otras partes del mundo. Entre otros temas, se acordó impulsar de manera conjunta el sistema de alerta en el valle de México para evitar que la gente se quede sin techo, así como la promoción y participación en el Foro Social Mundial.
En la dirección http://esp.habitants.org/ de la AIH existe un apartado donde se pueden registrar situaciones de riesgo de desalojo, las cuales son denunciadas ante la ONU y otras instancias internacionales por el coordinador de este organismo, Cesare Ottolini. México ha firmado convenios internacionales que lo obligan a garantizar el derecho a una vivienda digna a todos los mexicanos y a llevar un registro de desalojos. Ni una ni otra cosa cumple. Al contario, día a día la política de vivienda se bancariza, privatizando los beneficios y socializando los daños. En contraparte, en países como Italia, por ejemplo, se ha logrado establecer una política pública para realojar a la gente que por alguna razón perdió su vivienda.
En tiempos de crisis es básico que se garantice a las familias un espacio donde tengan la oportunidad primero de refugiarse y, después, recobrar las fuerzas y el ánimo de seguir adelante.
20 de enero de 2010
En tiempo de crisis, un techo seguro
No hay un solo mexicano que crea el cuento de que 2010 será el año de la recuperación económica de México. Cada día, las cifras de desempleo y pobreza echan por los suelos las alegres palabras del residente de Los Pinos. Hasta Fox lo contradijo hace unos días cuando señaló que el país tardará al menos 5 años en “salir a flote”.
De acuerdo con el Observatorio de Política Social y Derechos Humanos, hay 39.7 millones de personas que se encuentran a un pasito de la pobreza, que se sumarían así a los 6 millones de pobres que se han producido en tan sólo tres años.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico advirtió que la tasa de desempleo en México en 2010 será de 6.9%. De concretarse esto, se perderán 1 millón de empleos, con lo que sumarían 3 millones de personas desempleadas. Según Consultores Internacionales, 37% de los productos que conforman la canasta básica aumentaron de precio en diciembre pasado. Algunos de éstos, como la papa y la harina de maíz, han subido 40 y 22%, respectivamente.
En el rubro de la vivienda las cosas no pintan diferente. Hoy, existen 50.5 millones de mexicanos en pobreza patrimonial, es decir que no tienen para los mínimos indispensables de vivienda, vestido, calzado y transporte. El Banco de México reporta que la cartera vencida de créditos bancarios para la compra de vivienda llegó a 15 mil 812 millones de pesos, la cifra más alta en seis años. Si a estos números sumamos los 38 mil millones de pesos de créditos quebrados que tiene Infonavit, podemos advertir el riesgo tan grande de que miles de familias mexicanas se queden sin hogar.
Por eso resulta muy importante la reunión que se celebró la semana pasada en esta ciudad entre la Alianza Internacional de Habitantes (AIH) y el Consejo de Defensa de la Vivienda (CDV) para reforzar la campaña Cero Desalojos que se da de forma exitosa en otras partes del mundo. Entre otros temas, se acordó impulsar de manera conjunta el sistema de alerta en el valle de México para evitar que la gente se quede sin techo, así como la promoción y participación en el Foro Social Mundial.
En la dirección http://esp.habitants.org/ de la AIH existe un apartado donde se pueden registrar situaciones de riesgo de desalojo, las cuales son denunciadas ante la ONU y otras instancias internacionales por el coordinador de este organismo, Cesare Ottolini. México ha firmado convenios internacionales que lo obligan a garantizar el derecho a una vivienda digna a todos los mexicanos y a llevar un registro de desalojos. Ni una ni otra cosa cumple. Al contario, día a día la política de vivienda se bancariza, privatizando los beneficios y socializando los daños. En contraparte, en países como Italia, por ejemplo, se ha logrado establecer una política pública para realojar a la gente que por alguna razón perdió su vivienda.
En tiempos de crisis es básico que se garantice a las familias un espacio donde tengan la oportunidad primero de refugiarse y, después, recobrar las fuerzas y el ánimo de seguir adelante.