AL PRINCIPIO
EL PAPEL DE LOS MEDIOS EN EL PROCESO ELECTORAL
En una campaña electoral también se discute el papel que juegan los medios de comunicación en general y de cada uno de los periódicos, radiodifusoras y televisoras. En la medida en que la atmosfera electoral se apodera de la vida cotidiana, los ciudadanos sostienen apasionados debates en donde la información se relativiza en función del medio en donde fue publicada.
Frecuentemente interrogo a expendedores de periódicos sobre el incremento de las ventas de ejemplares, y la respuesta invariable que he recibido es que las elecciones no incrementan las ventas, como si lo suelen hacer acontecimientos de alto impacto en la población (la fuga de los reos hace un año).
El público de los medios da por hecho que los medios de comunicación no son imparciales, dan por sentado que responden a los intereses de un partido o de otro, si la supuesta o real subordinación del medio coincide con el gallo de sus preferencias, se utiliza la información favorable dándola por buena, en el caso contrario se le descalifica enfatizado que este medio "está vendido"
En otros países funciona diferente, cada elección presidencial en los Estados Unidos es motivo de definición editorial del "New York Times" o del "Washington Post". Sin embargo, la percepción del público lector no es de que el periódico se "vendió”. Sino de que se definió.
En el periodismo mexicano hay una fobia extraña a la definición política. Los historiadores coinciden en que la etapa gloriosa del periodismo mexicano es la del siglo XIX, cuando la misma persona de brillante pluma era diestro en el uso de la espada y elocuente orador en la tribuna legislativa, a la hora de reivindicar el imperio o la república, el centralismo o el federalismo, la reforma liberal o el orden conservador.
Fueron brillantes periodistas y brillantes políticos
¿MUCHO PERIODISMO, POCA POLÍTICA?
El Porfiriato sirvió de marco al surgimiento del periodismo industrial que desde sus inicios se subordinó al poder económico y político, bien es sabido que una de las fórmulas de "los científicos" que acompañaron al dictador era la de alejar la política del interés de los gobernados como lo indica la expresión acuñada "poca política, mucha administración" con que manifestaban su visión de la cosa pública. Ahí empezó a gestarse la distancia del periodista con la militancia ideológica política que tan funcional le resulta al orden establecido.
Amparados en una aparente neutralidad, los medios marginan a unos y sobre dimensionan a otros, así recorrimos el siglo XX, y en el presente siglo por esa vereda andamos.
En contrapartida, estoy convencido que sirve más a la democracia la tradición estadounidense de definirse electoralmente y exponerse transparentemente al juicio de lectores, radio escuchas y televidentes.
La calidad periodística de Granados Chapa, en mi opinión el más grande columnista político mexicano contemporáneo, nunca desmereció por su candidatura a Gobernador del Estado de Hidalgo y no lo hizo porque los valores del periodismo son en esencia los mismos de la política, el compromiso es con la verdad en ambas modalidades de participación en la vida pública.
Martínez de la Vega, otro ejemplo
UNA REFORMA QUE EMPEORÓ LAS COSAS
A juzgar por los resultados, la reforma del 2007 fue solo la coartada para que la clase política se acomodara después del fraude electoral del 2006. La prohibición de contratar tiempo en los medios electrónicos estimuló como nunca antes la dictadura del dinero en la política. "Los convenios" dan la pauta para convertir lo blanco en negro o viceversa.
Los reformadores al no legislar sobre las gacetillas impresas y electrónicas (propaganda disfrazada de información) incrementaron las ganancias al encarecer la mercancía).
Cuando un medio de comunicación "se arregla" con un candidato, la agenda partidista desplaza a la que dicta el interés público. De ese modo se achican o se agrandan los acontecimientos en función "del arreglo" y no del interés público. Así unos pretenden desaparecer de la atención pública las noticias de la inseguridad mientras otros pretenden el olvido, cuando menos temporal, de los bonos millonarios de los diputados.
AL ÚLTIMO
LA PARTIDIZACIÓN DEL PERIODISMO
La novedad consiste en que no hay novedad, los medios de comunicación con sus excepciones, no asumen que la agenda del medio la debe dictar el interés público siempre, con “arreglo” o sin “arreglo”, con candidatos o con gobiernos.
Equivocaríamos el análisis si responsabilizáramos de esto solamente a concesionarios y dueños, el gobierno es el primero en sacrificar la agenda que dicta el interés público cuando usa el dinero de los impuestos para premiar o castigar una línea editorial. Ambas partes son corresponsables de la prolongación en el tiempo de la insana costumbre de determinar contenidos informativos en base a convenios comerciales.