jueves, 20 de mayo de 2010

RECREO: los demonios andan sueltos

AL PRINCIPIO

LOS DEMONIOS ANDAN SUELTOS

El sábado recién pasado ocurrió por segunda vez, sicarios que tienen sumida a la población del municipio de Cuauhtémoc irrumpieron violentamente en la cabecera municipal y esta vez golpearon salvajemente a dos ciudadanos, además de dañar vehículos de simpatizantes de un candidato en contienda, semanas antes, estos mismos sujetos cubrieron de calcomanías de un candidato vehículos que usaron en un saqueo de los tendejones para llevarse todas los cartones repletos de cervezas que les dio la gana. Su intención de interferir en el proceso electoral es manifiesta, la población los ubica, sabe donde duermen, pero no hay gobierno que ponga orden.

Cierto, no estamos a los niveles de Tamaulipas y Durango, pero se sabe de cierto las amenazas que condujeron a abandonar sus aspiraciones a varios precandidatos, uno de ellos inclusive abandonó el estado. Los retenes, y secuestros configuran una atmosfera inédita en la historia electoral. El crimen organizado necesita rota la cohesión social y una autoridad política sumamente debilitada, así es como se apoderan de los territorios que controlan.

El gobierno del estado y el poder legislativo no son árbitros electorales en términos jurídicos. Pero a ambos poderes les compete cumplir un arbitraje político equilibrador, fijador de límites, nadie está cumpliendo esta función siempre necesaria pero ahora urgente dado que el crimen organizado ya es un actor político. La desaparición de Fernández de Cevallos, independientemente de su desenlace, es el inicio de un ciclo muy tormentoso para la clase política. Remember Colombia,

URGE UNA MESA PLURAL DURANTE EL PROCESO

Una gobernante del perfil de Amalia García, tan enfática en las actividades fuera de la entidad, hubiese requerido de una secretaria general de gobierno fuerte, estable, poseedora en términos legales y legítimos, de todos los hilos del poder.

No fue así, por alguna extraña razón esta dependencia clave en la estabilidad política se convirtió en un espacio amorfo, sin disciplina laboral ni disciplina política, fue tan subestimada su importancia que no sólo despreció las exigencias mínimas del perfil sino que prácticamente durante todo el sexenio lució coja, sin la totalidad de subsecretarios.

La atención de los conflictos ha corrido a cargo de empleados, los conflictos chiquitos se hacen grandotes y frecuentemente son evidencia de contradicciones al seno del propio gobierno.

Muchas manifestaciones ciudadanas ni siquiera hubieran tenido lugar con una secretaria general de gobierno medianamente funcionando.

Todo esto viene al caso porque estamos en un proceso electoral que en cualquier momento puede tomar el camino de la polarización, circunstancia que nos acarrearía un atraso enorme, como le sucedió en los noventa del siglo pasado a San Luis Potosí o en la segunda mitad de los ochenta a Chihuahua. Sólo que en la coyuntura Zacatecana los riesgos serian infinitamente mayores porque lo haríamos con un ingrediente novedoso: la participación, como actor político, del crimen organizado.

No vemos ninguna iniciativa del poder ejecutivo o del poder legislativo para que las partes en contienda electoral se pongan de acuerdo en cómo vivir el desacuerdo.

Con auténtica voluntad política debiera instalarse una mesa plural de recepción de denuncias, de procesamiento de acuerdos para evitar la radicalización de posturas, para mantener fluidos los vasos comunicantes entre los diversos actores, para eliminar malos entendidos, etcétera.

AL ÚLTIMO

SE INCREMENTA EL DESPRECIO CIUDADANO A LA POLITICA

Hasta donde alcanzo a pulsar el sentir de los simples mortales, el desprecio ciudadano por los políticos se está incrementando. Andar a la pepena de desertores y mostrarlos como trofeo de caza le está quitando respetabilidad a todos, me temo que por ese camino estamos promoviendo un abstencionismo originado en el público espectáculo de los chapulinazos y en la falta de decoro de algunos servidores públicos que sin empacho alguno se involucran en el festín de la incongruencia,

La historia de la humanidad enseña que la traición es repudiada por sí misma, independientemente de la calidad del traicionado.

Desde el periodismo se puede servir a la sociedad en la tarea de no favorecer la confrontación extrema de franjas ciudadanas desenganchándose de los ardides publicitarios que se publican como noticias, las convicciones partidistas de los periodistas no son incompatibles con el oficio en la medida en que el abordaje de la información, su jerarquización y su tratamiento es a partir del interés público, ello nos compromete a transparentar la realidad sin consideración a que candidato o partido afecta, lo mismo cuando se trata de los bonos de los diputados que cuando de aclarar la legalidad del proceder de la procuraduría y el involucramiento de gobiernos ajenos en nuestro proceso. La lealtad al público de los medios también se pone a prueba

No se puede aplaudir a unos lo que a otros se critica.

Nos encontramos el lunes en el recreo

luismedinalizalde@gmail.com