J. Luis Medina Lizalde
Imagen, Zacatecas, 24 de noviembre 2008
La militarización sólo ataca los efectos
Ya pagamos más cara la gasolina que los gringos
AL PRINCIPIO
Los aeropuertos están entre los muchos bienes públicos entregados a intereses particulares cuando regresó al poder el criterio porfirista que subordina lo público a lo privado.
Por esa razón, me llamó la atención el boletín 1596 del Gobierno del Estado, en donde se anuncia una inversión de 40 millones de pesos para una ampliación y remodelación del aeropuerto en dos etapas, previstas para culminar en el próximo abril.
Un lector distraído puede quedarse con la idea de que la inversión corre por cuenta del Gobierno del Estado, lo que no tendría lógica, pues la administración de los aeropuertos así como la facultad de concesionarlos están reservadas a la federación.
Las cosas quedan claras cuando en el propio comunicado se menciona el grupo aeroportuario del centro norte y a su representante, quien detalla plazos y montos.
Los beneficios que de la privatización aeroportuaria se prometieron, jamás llegaron. Por el contrario, las tarifas aéreas mexicanas son de las más altas del mundo y las de Zacatecas-México son particularmente elevadas. Tan es así que si no fuera por los viajeros con recursos públicos, los pocos vuelos que quedan ya no estarían.
Cada vez que el gobierno se asume vocero de la inversión privada cabe preguntarse si la gentileza propagandística de los empresarios es gratis o es a cambio de “estímulos”, como se llama a los subsidios encubiertos en el lenguaje burocrático.
Alguna vez los ingresos del estacionamiento del aeropuerto los recibía el Instituto Zacatecano de la Vivienda (ahora Coprovi), sería bueno saber qué pasó con eso.
UN DEBATE QUE URGE: LA INSEGURIDAD EN ZACATECAS
El senador de la República, Ricardo Monreal Ávila, pidió, mediante una carta abierta dirigida al general secretario de la Defensa Nacional, que el Ejército se haga cargo del combate al crimen organizado que azota la entidad.
No comparto su propuesta, pero tampoco coincido con la intolerancia con que ha sido tratada su posición al respecto.
Mis razones contra la militarización de la lucha contra la delincuencia son las siguientes:
1. La estrategia ya se reveló equivocada en donde se ha puesto en práctica, al grado que la propia Coparmex de Chihuahua, impulsora original de la medida, ahora pide su reconsideración.
2. Es violatoria de la Constitución y cuando la violación de la Constitución se convierte en política oficial, se estimula la descomposición política y social.
3. Es complaciente con el abandono de los tres niveles de gobierno de sus respectivas responsabilidades frente a la delincuencia.
4. Constituye una amenaza para las garantías individuales y los derechos humanos de personas inocentes, como lo acreditan tantos y tan tristes sucesos.
5. La militarización sólo ataca los efectos y se olvida de las causas.
La estrategia en la que creo es la que combina el enfrentamiento enérgico e inteligente contra los efectos, con la erradicación de las causas que le dan origen y continuidad a la delincuencia.
Estrategia que no admite espectadores porque el reto es tan grande, que sólo se puede acometer con la sociedad y el Estado marchando en la misma dirección.
Pero una cosa es no coincidir con la postura del senador Monreal, y otra muy distinta es la de oponerse a que la exprese, como si cometiera un sacrilegio.
El pretender que un ciudadano no pueda opinar con libertad, es pretender que el tiempo se regrese a la época del poder absoluto.
En el caso de los políticos, más que un derecho, es una obligación la que tienen de aportar sus juicios sobre lo de interés público, y la actividad delictiva lo es.
El silencio, la falta de información, a quienes sirve es a los delincuentes.
En estos momentos uno habla con presidentes municipales y con diputados y entonces uno sabe que ellos saben. Pero todo queda “aquí entre nos”.
Pero la delincuencia no es estática, es dinámica, y todos debemos saber que entre más se tarden en reconocer el tamaño del problema, más caro lo vamos a pagar.
AL ÚLTIMO
Ya empezó la persecución legal de los deudores de la banca. Los ahorros de los trabajadores disminuyeron 64 mil millones al mismo tiempo que las afores obtuvieron ganancias por 18 mil millones de pesos.
Ya pagamos más cara la gasolina que los gringos, cientos de miles de despidos, el campo resintiendo la desastrosa política de los últimos 30 años y muchos jóvenes sin un lugar donde trabajar ni un lugar donde estudiar.
La inseguridad envuelve la vida cotidiana.
Pero hay un mundo donde todo es felicidad, el de Televisa, el de los Premios Oye!.. para pura gente
bonita.
Nos encontramos
el jueves en el recreo
luismedinalizalde@gmail.com