El cochinero del PRD (y del TEPJF)… ¡legal!
Recordemos lo que ocurrió el 16 de marzo pasado, cuando los perredistas tuvieron a bien realizar una más de sus impolutas elecciones internas…
En aquel entonces, los principales candidatos a dirigir el PRD, Alejandro Encinas y Jesús Ortega, hablaron de una porqueriza electoral. “Elementos flagrantes de fraude”, denunció Ortega, y culpó a su contrincante y sus simpatizantes. Chuchinero, clamó a su vez Encinas, en alusión al “cochinero” del cual responsabilizó a Ortega y sus correligionarios.
Y cómo no, si los dos presentaron pruebas fehacientes del desaseo electoral: hubo casillas con un imposible votante cada seis segundos; hubo casillas zapato (todos los votos para uno, ninguno para el otro); hubo casillas que nunca se instalaron pero que a la hora del cómputo aparecieron repletas a favor de uno u otro; hubo casillas con más votos que boletas electorales; hubo casillas con más votos que votantes enlistados en el padrón…
En fin, una chulada de alquimia electoral. Por eso el propio PRD, aunque lo hizo a regañadientes, decidió anular los comicios en julio pasado: resultaba imposible avalar un proceso electoral tan fraudulento y vergonzante. Claro, no hubo un solo sancionado por haber organizado tales linduras, pero al menos la elección se invalidó.
Parecía que la cosa quedaría ahí, entre perredistas. Pues no, ahora resulta que el estercolero salpica al régimen mexicano completo: como si a nuestra incipiente democracia no le bastara con tener un partido de izquierda que da pena, ahora tenemos algo todavía más bochornoso: el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó la semana pasada que el fraudulento proceso electoral del PRD… ¡¡¡fue legal!!! Para el TEPJF todas las irregularidades documentadas que provocaron la anulación de los comicios fueron… ¡¡¡legales!!! Daba igual si el TEPJF beneficiaba a Encinas o a Ortega, el caso es que hizo suyo el fraude. Ése es el sentido final de su fallo: el cochinero anulado… sí valió. Sí vale. Que vengan otros procesos internos. Luego comicios locales, después elecciones federales.
Dice Porfirio Muñoz Ledo que el TEPJF es “una fábrica de espurios”. Se equivoca. El PRD fue la fábrica. Luego quizá será el PRI, el PAN, y los demás partidos. Más adelante serán los narcos. El TEPJF… simplemente legaliza la ilegalidad. Eso es lo suyo. Qué vergüenza…
A ver si los exegetas del sistema —desde allá, desde su parnaso— entienden de una vez que nunca, en cualquier país que provenga de un régimen autoritario, la alternancia ha significado transición institucional…
jpbecerracostam@prodigy.net.mx