jueves, 6 de septiembre de 2007

Opinión de Jose Luis Calva en el Universal


Presidencia del empleo
José Luis Calva
6 de septiembre de 2007

En su mensaje a la nación, con motivo del primer Informe de Gobierno, el presidente Felipe Calderón afirmó: “La única vía para crecer y generar empleos es la inversión”; “vamos por el camino correcto”; “en el primer semestre del año hemos recibido nuevas inversiones (extranjeras) por más de 13 mil 200 millones de dólares”; “precisamente gracias a la inversión, México ha logrado sostener importantes tasas de crecimiento del empleo”; “desde el 1 de enero pasado al día de ayer se han generado más de 618 mil nuevos empleos formales”.

La autocomplacencia es mala consejera, sobre todo cuando se apareja con cierta distorsión de la realidad. De acuerdo con las cifras más recientes de la serie mensual del IMSS, desde el 1 de diciembre de 2006 —cuando entró en funciones el nuevo gobierno— hasta julio de 2007, se crearon 365 mil 303 empleos formales (pasando de 14 millones 232 mil 708 trabajadores asegurados en noviembre a 14 millones 598 mil 011 en julio), con la particularidad de que 224 mil 228 de estos empleos fueron eventuales y apenas 141 mil 075 fueron permanentes.

Ciertamente, debido a un típico factor de estacionalidad (el número de trabajadores asegurados disminuye habitualmente en diciembre), las cuentas resultan mejores cuando se adopta el 1 de enero como punto de partida; pero no comenzó ese día la actual administración. El detalle estadístico podría ser irrelevante si no fuera porque esta clase de distorsiones suelen devenir en espejismos.

De hecho, las más recientes cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI tampoco validan una visión triunfalista en la materia. La tasa nacional de desocupación aumentó de 3.58% en noviembre de 2006 a 3.95% en julio de 2007; y la tasa de desocupación urbana pasó de 4.59% a 5.02% durante el mismo lapso. Por deficiencias conceptuales y metodológicas, las cifras son bajas, pero su tendencia evidencia la escasa generación de empleos durante este lapso.

La verdadera dimensión del problema del desempleo puede apreciarse mejor con la Encuesta Nacional sobre Seguridad y Democracia de Ipsos-Bimsa/EL UNIVERSAL. Con sólo una opción de respuesta, 21% de la ciudadanía consideró al “desempleo” como “el principal problema que enfrenta el país”, inmediatamente abajo de la “delincuencia e inseguridad”, con 23% de las respuestas (EL UNIVERSAL, 3/IX/07). En una sociedad presa del miedo a la inseguridad y la delincuencia, resalta la percepción del desempleo como un problema prácticamente igual de grave.

Ahora bien, ¿por qué habiendo tanta Inversión Extranjera Directa (IED) no crece el empleo a igual ritmo? La razón estriba en que la IED sólo es un segmento de la inversión agregada, cuyo principal componente siempre será la inversión nacional. Además, desde tiempos de Miguel de la Madrid, a raíz de la liberalización de la inversión extranjera mediante sucesivas reformas legislativas, la IED ha ingresado principalmente para adquirir activos de empresas ya existentes, no para crear nuevas empresas y más empleos.

Por eso hay que cuidarse de un falso silogismo: “la inversión genera crecimiento económico y empleo”; “ha entrado gran cantidad de inversión extranjera”; luego, “se han creado numerosos empleos”. La premisa mayor está validada por las evidencias empíricas universales, pero la inversión extranjera no es igual a la inversión agregada. De hecho, durante el gobierno de Fox, cuando se registró la mayor afluencia de IED de toda nuestra historia, tanto en millones de dólares a valor presente (127 mil 106.76 millones de dólares a precios de 2006) como en porcentaje del PIB (3.03%), no se consiguió mayor crecimiento económico ni mayor generación de empleos. Al contrario, la tasa media de crecimiento del PIB apenas ascendió a 2.3% anual, contra 6.1% anual observado bajo el modelo económico precedente al neoliberal (1934-1982), cuando la IED se situó debajo de 1% del PIB. En consecuencia, no se crearon anualmente los 1.3 millones de empleos prometidos: apenas se generaron un millón 268 mil 816 empleos formales (registrados en el IMSS) durante todo el sexenio, en su mayoría eventuales (887 mil 649).

La conclusión debería ser obvia: la IED no vendrá a resolver nuestros problemas de crecimiento y empleo. La solución está en casa, mediante una estrategia de elevación del ahorro interno y la inversión nacional. De hecho, la casi nula generación de empleos durante 2001-2006 tiene por causa el pobre crecimiento de la inversión agregada. La Inversión Fija Bruta (IFB) apenas creció a una tasa media del 2.8% anual durante ese sexenio, mientras que bajo el modelo económico precedente al neoliberal creció a una tasa media del 8.3% anual, pasando de 6.2% del PIB durante el gobierno de Lázaro Cárdenas a 22.7% del PIB durante el gobierno de López Portillo, para descender a 19% del PIB bajo el modelo neoliberal (1983-2006).

La moraleja general debería ser también obvia: una estrategia económica incapaz de generar un círculo virtuoso de crecimiento acelerado de inversión, PIB y empleo debería ser sometida a una revisión profunda y reemplazada por una estrategia más eficiente.

PERFIL:

Investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM. Especialista en economía agrícola y desarrollo rural, fue distinguido con el Premio Nacional de Periodismo en 1999, por artículo de fondo publicado en EL UNIVERSAL, donde colabora desde mayo de 1995. Ha impartido numerosos cursos en universidades de México y el extranjero y participado como ponente en más de 200 seminarios y congresos científicos. Entre sus logros se cuentan también el Premio en Investigación Económica "Maestro Jesús Silva Herzog" 1999, el Premio Universidad Nacional 2001 en ese mismo ramo y el Primer Premio Nacional de Periodismo en Análisis Económico 2001, otorgado por el Club de Periodistas de México, A.C.