lunes, 24 de septiembre de 2007

Recreo de J. Luis Medina Lizalde en el Imagen

Recreo

J. Luis Medina Lizalde

AL PRINCIPIO

Eficaz cortina de humo el escándalo de Fox y su rancho de lujo para distraernos del gasolinazo y del aumento de 34 por ciento de la canasta básica en 10 meses. Pero Fox y Marta se están poniendo de “pechito” para que Calderón tenga su “Quinazo” legitimador.
Supongo que a más de un estratega se le queman las habas.

HONRA IGUALMENTE AL EXTRANJERO QUE AL CIUDADANO PORQUE TODOS SOMOS VIAJEROS ESPARCIDOS POR LA TIERRA
(FOCILIDES)

La designación de J. Refugio Ruvalcaba al frente de la policía municipal de Zacatecas suscitó, como es lógico, una oleada de comentarios reprobatorios; por la procedencia foránea del aludido y porque es un incumplimiento específico de campaña del recién estrenado presidente municipal.
Un observador superficial calificaría a los zacatecanos como ultralocalistas; y que por lo mismo, nos resistimos a ver con naturalidad en posiciones públicas relevantes a individuos de procedencia externa a Zacatecas. Tal convicción parece reforzarse cuando viene a nuestra memoria las marchas organizadas por contribuyentes en contra de Salvador Acosta, tesorero en el gobierno del general Pámanes, que aunque de raíces zacatecanas la opinión pública siempre lo ubicó como “el hombre de Torreón”; la presión social lo puso fuera.
O aquel jefe de Tránsito que trajo Genaro Borrego de “sabrá Dios dónde”, de nombre Lauro Jasso Huitrón; la presión social lo puso fuera.
También quedó en la memoria colectiva Pedro Eliel Carmona Calossi, intimidante jefe de la Policía Ministerial nombrado por Arturo Romo; la presión social lo puso fuera.
Pero habrá que advertirle al hipotético observador superficial que no apresure conclusiones porque también tenemos ejemplos en contrario: el economista Crispín Corona, titular de Copladez con Cervantes Corona fue un exitoso interlocutor de los distintos actores políticos de la época, incluidos los universitarios, hasta su trágica muerte en el sismo de 1985, ocasión en que se hizo visible el aprecio social que sus hechos y actitudes sembraron entre nosotros. Un caso semejante es el del comandante de la Policía Federal de Caminos Juan Manuel Cabrera cuya larga permanencia en Zacatecas lo hizo cosechar un gran aprecio social que se manifestó cuando fue trasladado a otra plaza, a mediados de la década pasada.
Ello significa que los zacatecanos valoramos a los individuos por sus hechos y sus modos, no por su origen.
Ni los migrantes chinos de finales del siglo 19 ni los migrantes árabes de las primeras décadas del siglo 20 ni los más de mil extranjeros que ahora residen en la Entidad han padecido a un pueblo hostil, xenófobo.
¿O quién no siente de casa al gringo Peter Jiménez?
¿Entonces por qué estamos hipersensibles ante “los de fuera”?
En mi opinión, porque en este sexenio nos surtieron de “fuereños” al mayoreo, al grado tal que son percibidos como el grupo de interés con más peso en la administración pública y en las decisiones políticas. Y que no eligieron el camino del buen desempeño para legitimar su temporal estancia.
Desde luego, con sus debidas excepciones, pues los absolutos no existen.
En semejante contexto, el rechazo social al recién estrenado jefe policíaco municipal no lo atenúan los ingenuos “avales” de quienes se apantalla por su currículo o sus botas, quedando varias preguntas en el aire: ¿Por qué si es lo que dicen que es él aceptó que lo desperdicien en un puesto tan modesto? Si es cierta la versión de que “lo imponen de México” ¿con qué derecho? ¿Qué acaso la historia delictiva en Ciudad Juárez no deja muy mal parados a los policías de alla?
Finalmente, no se necesita ser sociólogo para saber que el arraigo es un factor de control social, debería tomarse en cuenta a la hora de los nombramientos. Sobre todo cuando se les encomienda nuestra seguridad.

AL ÚLTIMO

QUIENES CREEN QUE EL DINERO LO HACE TODO, TERMINAN HACIENDO TODO POR DINERO
(VOLTAIRE)

Concluido el evento sobre la discriminación, queda de pie la siempre lúcida exposición de Monsivais en un Estado donde la derecha pueblerina sigue considerando que los pobres “afean” la catedral. Es la misma derecha que nostálgica evoca al aguamielero y su burrito, a los aguadores, los raspados de poley y los vendedores de ratas y conejos en el “laberinto”.
Al ver los retratos del pasado seguro piensan que no hay mejor pobre que el pobre muerto