jueves, 4 de diciembre de 2008

RECREO

Por J. Luis Medina Lizalde
(Publicado el 4 de diciembre de 2008 en el periódico IMAGEN)

AL PRINCIPIO

ZACATECAS SE LLENA DE POESÍA

Hoy inicia una breve estancia entre nosotros un gran latinoamericano, se trata del inmenso poeta Don Ernesto Cardenal, un sacerdote nicaragüense que puso su vida en riesgo para estar junto al pueblo tiranizado por la familia Somoza.

Es Cardenal un prestigiado exponente de la iglesia católica que opta por los pobres y que con ellos llora y goza. Iglesia distinta la que se exhibe siempre con el lujo y el poder.

A Ernesto Cardenal lo persiguió lo mismo el somocismo, que la jerarquía católica cómplice de la tiranía, pero es probable que la persecución que más estremece su alma sea la del régimen de Daniel Ortega, el ex guerrillero sandinista al que el poder le quedó grande, el que comete fraude electoral, el que disfruta de vinos caros y persigue a sus antiguos compañeros. Entre ellos, a Víctor Manuel Tirado, mexicano del norte que hace algunos ayeres se despidió de la raza para pelear en la tierra de Sandino y ganar en combate el grado de general.

He sido invitado a convivir con el admirado poeta en casa de mi amigo Abel, y habremos de decirle que la revolución nicaragüense tuvo en Zacatecas muchos promotores, y también le diremos que desde aquí partió hacia la revolución en Centroamérica el padre César, y que otro zacatecano, José Luis Cardona, quiso sin lograrlo, ayudar a nacer una Nicaragua justa.

Pero más que decirle, habrá que escucharle

LA DE LOS MINEROS, UNA LUCHA HEROICA, PERO SOLA

Las casi cuatrocientas familias de los mineros de Sombrerete que están en huelga desde hace mas de un año, han recibido un infame revés legaloide de parte de un juez que ordenó el congelamiento de las cuentas bancarias de las secciones del sindicato minero que incluyen el fondo de resistencia.

La estrategia de derrotarlos por hambre es una muestra más de la conducta de lacayos del grupo minera México, de Germán Larrea que con tanto denuedo han asumido las autoridades. Estrategia contrarrestada hasta ahora por la tenacidad de los sindicalizados y por la inapreciable solidaridad del gremio minero de Estados Unidos, Canadá y Latinoamérica.

La agenda de los partidos sigue sin incluir, más que para declaraciones de ocasión, la problemática de los grupos sociales más activos.

Muchas de las batallas trascendentes de la sociedad han corrido por cuenta y riesgo de ciudadanos ejemplares. Un ejemplo de lo anterior es la pederastia y Lydia Cacho.

La indiferencia de las fuerzas políticas es alimentada por el hábito comunicacional consistente en referirse a las acciones de los que luchan por ideales; sin darles voz, como corresponde en una democracia.

Es en Cananea Sonora, Taxco Guerrero, y Sombrerete Zacatecas, en donde se ha puesto a prueba la combatividad minera que se opone, con toda razón, a que desde instancias externas a su sindicato les impongan dirigentes y demandan también que se garanticen condiciones de seguridad en la siempre expuesta actividad.

Es de celebrarse que en este asunto el gobierno del estado opte por la cautela y que no permita la irrupción de policías federales. Ello ha contribuido a encauzar sin grandes tensiones esta histórica batalla, pero no deja de advertirse la lejanía respecto al conflicto de parte de los diputados y de los dirigentes partidistas.

Sorprende también la aparente pasividad de los sindicatos. Aún de aquellos de tradición independiente que solían donar parte de su salario para fortalecer el fondo de resistencia de los que luchan.

En los tiempos en que tuve el honor de ser parte de la dirección del SPAUAZ, me tocó participar en asambleas estremecidas por el sentimiento de solidaridad, eso nos hacia fuertes.

Los partidos, al reducir su actividad a lo electoral, están abandonando las causas en nombre de las cuales piden el voto ciudadano.

Pero las causas permanecen hasta que la acción de las partes en conflicto produce un desenlace.

Vale la pena preguntarnos si la responsabilidad de que las tensiones sociales se exacerben no recae en una clase política que rehuye definiciones.

“El nadar de muertito” ante los conflictos, corresponde a la cultura de la simulación. En cambio una práctica política de “agarrar los toros por los cuernos” impide la ominosa acumulación de problemas.

AL ÚLTIMO

Ahora nos enteramos que se pretende convertir en área peatonal la plazuela Miguel Auza y que ya se toma el parecer del INAH.

Desde luego, qué bueno que se consulte a esta institución, ¿pero qué les cuesta preguntarle también a los zacatecanos y exponer las razones para el cambio en vez de enfrentarlos a hechos consumados?

Nos encontramos el jueves en el recreo

luismedinalizalde@gmail.com