martes, 10 de marzo de 2009

México S.A.

Columna de Carlos Fernández-Vega
Publicada el 10 de marzo en La Jornada

  • Banca: ¿LFT?
  • Outsourcing
  • El pelotero catarrito

La moderna y sólida banca que opera en el país, mayoritariamente de capital extranjero, decidió violar una ley mexicana, adicional a las que por usos y costumbres

transgrede cotidianamente: la Federal del Trabajo, la cual fue depositada en el bote de la basura por los consorcios foráneos que del sistema financiero otrora nacional han hecho su paraíso.

En sólo tres meses (octubre a diciembre de 2008) la banca que opera en el país dio de baja a 56 mil 641 trabajadores, para reacomodarlos, por medio del outsourcing, en diferentes empresas prestadoras de servicios, con lo que evadió (se liberó, dice) la responsabilidad laboral a la que la ley la obliga: contratos, pago de Infonavit e IMSS, antigüedad, aguinaldo, vacaciones, pensiones y jubilaciones y demás prestaciones. Simple y sencillamente las borró de sus balances y obligaciones, junto con la posibilidad de huelga, y de paso para ese mundo de empleados bancarios que se han quedado a merced de las subcontratistas, las cuales, como las propias instituciones financieras, no se caracterizan ni son precisamente famosas por acatar los ordenamientos legales.

De tiempo atrás se sabe que las instituciones bancarias recurren crecientemente al outsourcing (subcontratación o terciarización) para aligerar su nómina, incrementar sus ganancias y descaradamente evadir la ley laboral, sin que autoridad alguna las frene. Era conocido, pues, pero la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (la encargada de supervisar el legal funcionamiento del sector financiero) por primera vez ha reconocido y oficializado tal circunstancia sin mayores complicaciones.

Si se atiende su reporte de septiembre de 2008, la CNBV aseguraba que poco más de 151 mil empleados trabajaban en la banca que opera en el país y en ella cobraban con, se supone, todas las prestaciones de ley. Sin embargo, en su informe de cierre de año, ya con el catarrito encima, el organismo dependiente de la Secretaría de Hacienda reconoce el hecho de la creciente subcontratación y el desvío de personal.

Así, en diciembre pasado de las 157 mil 14 personas oficialmente empleadas por la banca, 56 mil 641 (36 por ciento del total) despachan y cobran por fuera, toda vez que causaron baja en la nómina bancaria y han sido contratados por terceros (prestadores de servicios), es decir, empresas de outsourcing, incluso creadas ex profeso por las propias instituciones financieras para evadir la ley, sin que autoridad alguna se de por enterada. Y este estilo de relación laboral se utiliza en prácticamente todos los sectores de la actividad económica (con lo que además de ganar millones adicionales matan empleo formal), aunque el financiero es el campeón de campeones.

En el referido informe 2008, la CNBV reconoce que en el último mes del año el balance en la banca fue el siguiente: 100 mil 373 empleados formalmente contratados por los bancos (sindicalizados alrededor de 65 por ciento de ellos) y 56 mil 641 supuestamente contratados por prestadoras de servicios. Tres meses atrás, en septiembre de ese mismo año, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores aseguraba que el personal formalmente contratado por la banca sumaba 151 mil 439 personas.

Un par de años atrás se denunció que alrededor de 20 por ciento del personal de las instituciones financieras formalmente había causado baja de la nómina bancaria y, en automático, engrosado la relación de personal de las prestadoras de servicios. Ahora abiertamente se reconoce que la proporción se ha incrementado a 36 por ciento, cuando menos. Con ello, los consorcios bancarios ahorran millones de pesos en impuestos y prestaciones laborales, al tiempo que desaparecieron un fantasma que los horroriza: el derecho de sus trabajadores de emplazar a huelga y actuar en consecuencia.