Publicado el 2 de marzo de 2009 en el periódico IMAGEN
Por J. Luis Medina Lizalde
AL PRINCIPIO
Nuestro festival cultural se ha salvado de la acomplejada política que conduce a cada nuevo gobierno a borrar lo que hizo el anterior.
Instituido durante el mandato de Genaro Borrego Estrada, tuvo que sortear la inicial resistencia conservadora que encontraba pecaminoso el espíritu de fiesta en “días de guardar”, sin consideración alguna al irreversible laicismo social.
Desde que nació fue un éxito gracias a la generosa y culta entrega de Álvaro Ortiz Pesquera, a cuya memoria le debemos un justo homenaje.
Hoy, con Eduardo Rivera Salinas al frente, podemos hablar de un experimentado equipo que permite anticipar buenos resultados.
Sin embargo, creo que es de extrañarse el debate de otros tiempos, cuando los interesados en la cultura confrontaban posturas respecto a los fines del festival, los contenidos programáticos, el lugar para los artistas locales, el “gradualismo” y las modalidades de la descentralización etc.
Hay necesidad de discutir si el fomento público de la actividad cultural incluye a todos o la empobrecemos reduciéndola a “gancho” para el turismo cultural, porque si ese es el caso, corremos el riesgo de “guanajuatizarnos”.
La oleada neoliberal “mercenarizó” la riqueza arqueológica que mal custodia el INAH, hizo de museos muestrario de modas para la gente in y le puso precio a los foros públicos en una sociedad aturdida por tanto discurso democrático.
Estoy convencido que el turismo al que debemos aspirar es el cultural, y que la mejor manera de lograrlo es fomentando la cultura no como espectáculo para el negocio económico y/o político sino como un vivificante proceso que nos incluye a todos.
Instituido durante el mandato de Genaro Borrego Estrada, tuvo que sortear la inicial resistencia conservadora que encontraba pecaminoso el espíritu de fiesta en “días de guardar”, sin consideración alguna al irreversible laicismo social.
Desde que nació fue un éxito gracias a la generosa y culta entrega de Álvaro Ortiz Pesquera, a cuya memoria le debemos un justo homenaje.
Hoy, con Eduardo Rivera Salinas al frente, podemos hablar de un experimentado equipo que permite anticipar buenos resultados.
Sin embargo, creo que es de extrañarse el debate de otros tiempos, cuando los interesados en la cultura confrontaban posturas respecto a los fines del festival, los contenidos programáticos, el lugar para los artistas locales, el “gradualismo” y las modalidades de la descentralización etc.
Hay necesidad de discutir si el fomento público de la actividad cultural incluye a todos o la empobrecemos reduciéndola a “gancho” para el turismo cultural, porque si ese es el caso, corremos el riesgo de “guanajuatizarnos”.
La oleada neoliberal “mercenarizó” la riqueza arqueológica que mal custodia el INAH, hizo de museos muestrario de modas para la gente in y le puso precio a los foros públicos en una sociedad aturdida por tanto discurso democrático.
Estoy convencido que el turismo al que debemos aspirar es el cultural, y que la mejor manera de lograrlo es fomentando la cultura no como espectáculo para el negocio económico y/o político sino como un vivificante proceso que nos incluye a todos.
LOS MEDIOS Y LOS ACTORES POLÍTICOS
Bien haría Miguel Alonso en descifrar el mensaje que la encuesta publicada ayer por el diario Reforma le envía a los practicantes de la política, ahora que se enfrenta a un cambio de actitud de la mayoría de los medios de comunicación zacatecanos que después de diez años de continuos elogios hoy, oscilan entre el silencio y la denostación de su figura.
Según la citada encuesta si las elecciones presidenciales fueran en estos momentos, Peña Nieto tendría el primer lugar con el 39% de los votos, Andrés Manuel López Obrador quedaría en segundo lugar con el 22% y Santiago Creel en tercer lugar con el 15%.
Ninguno tiene competencia interna, aunque es Andrés Manuel López Obrador el de más elevado porcentaje favorable 57 contra 19 de Marcelo Ebrard seguido por Peña Nieto 54 contra 18 de Beatriz Paredes y Santiago Creel el 40 contra Josefina Vázquez Mota con 16.
Las encuestas de reforma son telefónicas y el universo de las mismas es el público mediático lo que hace aun mas relevante la permanencia vigorosa de Andrés Manuel López Obrador y de Santiago Creel, los dos políticos nacionales más agredidos por los poderosos consorcios de la comunicación. A Andrés Manuel no le perdonan que en su permanente denuncia de la realidad nacional incluya al poder fáctico mediático y a Creel su impulso a la reforma electoral que prohibió la contratación de spots políticos.
En contraste, Peña Nieto es beneficiario de una actitud acaramelada de la televisión y la radio gracias a las millonadas que el presupuesto del Estado de México le permite gastar para contratar “gaviotas” y “Luceritos” que refuerzan el efecto del periodismo que destaca sus “logros”.
La encuesta acredita que la vigencia de un actor político tiene muchos caminos, y sin duda, uno de ellos es el mediático, lo que no deja de ser una buena noticia para los que no disponen de dinero público o privado para financiar su proyección y para los que ejercen el derecho de pensar críticamente en torno al quehacer de los medios en un país en donde un cerco informativo no se le niega a nadie.
López Obrador y Creel ya experimentaron que “no hay nada más difícil que vivir sin ti”, quien sabe si alguna vez Peña Nieto tenga que acreditar que sin presupuesto también “las puede”.
A Miguel Alonso le ha llegado la hora de demostrar que con medios y sin ellos es el que dice ser, esto, mientras acceden al poder demócratas de a deveras.
AL ÚLTIMO
Mañana martes el vaticano discute objetivamente la teoría de la evolución de las especies después de 150 años de poner a Darwin como lazo de cochino, como con Galileo, más vale tarde que nunca.
Nos encontramos el jueves en el recreo
luismedinalizalde@gmail.com