jueves, 7 de mayo de 2009

RECREO

Por J. Luis Medina Lizalde



AL PRINCIPIO

EXTRAÑOS EN LA NOCHE



Hoy se cumple una semana de que se oyeron lejos los dramáticos quejidos de desafortunados automovilistas que cayeron en manos de un singular retén ubicado en el área entre la gasolinera ubicada a la entrada al acceso a la zona de tolerancia y el caserío aledaño.

Ahí todas las noches permanece un grupo que además de vigilar la circulación Zacatecas-Jerez, se desaburre asaltando a los que pasan al filo de la madrugada, a los que golpean con un bat de beisbol y a los que increpan violentos individuos que a grito abierto manifiestan ser del ejército.

Nuestros informantes, que aun no se reponen de la pesadilla vivida, pensaron denunciar los hechos ante las autoridades competentes pero los detuvo el saber que los ocupantes de las patrullas 81 y 104 acostumbran visitar a estos sujetos. Eso sí, con el susto y la oscuridad, no se ponen de acuerdo de que corporación policiaca son las patrullas y por eso para no errarle, desconfían de todas.

Si la autoridad toma cartas en el asunto, pronto se sabrá. 

LAS CUENTAS CLARAS Y EL CHOCOLATE ESPESO


El reconocimiento del gobierno del estado de 33 casos de portadores del virus de la influenza en el estado, acompañado de la prolongación de la inactividad de la totalidad del sistema educativo hasta el próximo lunes, nos llevó de un extremo a otro.

Al principio, salvo el caso del loretense que murió en Aguascalientes (y del que después se afirmó que murió de causa distinta a la epidemia), en Zacatecas, se aseguraba, todo está bajo control, nuestro territorio está libre de influenza.
 
Esa versión oficial se difundía cuando la prensa nacional daba cuenta de que la epidemia sorprendió a México sin laboratorios para identificar el desconocido virus, por lo que en un primer momento, se recurrió a los gringos y canadienses, mientras se montaba en nuestro país a toda prisa un laboratorio de las características requeridas. Por lo tanto, ninguna entidad de la república dispuso de datos duros para dar a conocer cifras que no fueran las de casos detectados en proceso de diagnóstico que, invariablemente, culmina con los resultados del único laboratorio disponible.

El gobierno de Zacatecas hizo lo que el de Nuevo León o el de San Luis y muchos otros: dijo que “la burra era parda” sin tener los pelos en la mano.

Después su reacción consiste en prorrogar la interrupción de la actividad educativa colocándonos en el otro extremo de la emergencia, siendo Zacatecas de los pocos estados en el país que no reanuda las clases en el nivel medio superior y superior.
 
La gobernadora ostenta el respaldo a sus medidas de un comité de personalidades entre las que sobresale el obispo y otros “ajonjolíes de todos los moles”, cuando es obvio que son los expertos en salud, los únicos capacitados para diseñar las medidas que el gobernante debe asumir sin vacilación. Para eso cuenta con instrumentos jurídicos.
 
En las emergencias, el miedo agrava la realidad. Para evitarlo, se requiere comunicar la situación con profesionalismo, con verdad, y en eso nos falló lo mismo el gobierno federal que el estatal.

A este último nada le costaba informar cotidianamente cuantas muestras envía al recién estrenado laboratorio y de estas, cuantas resultan negativas, cuantas positivas.


AL ÚLTIMO
Y EL AGUA ‘APÁ


Viene el tiempo de la revaloración de la higiene personal como mecanismo de prevención de la salud, pero oficialmente hay en nuestro país varias decenas de miles de escuelas sin agua potable, más las que tienen suspendido el suministro por falta de pago.

En muchas comunidades y colonias populares de los servicios de agua potable, sólo llega el recibo.

A los gobernantes suele no gustarles invertir en la “obra enterrada” porque no se puede presumir como la de relumbrón. Por eso las redes de drenaje se dejan para el que sigue, si es que quiere.

Si la sociedad extrae enseñanzas de este susto colectivo que provocó la influenza, una de ellas es la de que no nos lleva a buen puerto la mentalidad de fastuosidad con que se nos gobierna desde hace mucho, en donde la clase gobernante es su propia prioridad. 

No es casualidad que las únicas dos ocasiones en que hubo cadena nacional no hubo otro propósito que buscar reparar en lo posible, la imagen de un Felipe Calderón, al que la presidencia le sigue quedando grande.

Nos encontramos el lunes en el recreo

luismedinalizalde@gmail.com