lunes, 25 de mayo de 2009

RECREO

Por J. Luis Medina Lizalde

Publicado el 25 de mayo de 2009 en el periódico IMAGEN

AL PRINCIPIO

TAPARRABOS MAL USADO


Después de que Emilio Chauyfett renunció a la secretaría de gobernación por la matanza de Acteal, el gobierno federal se inventó un taparrabos mediante la creación de la Secretaría de Seguridad pública, que no ha servido para combatir la delincuencia, pero sí para concentrar las culpas, dejando incólume al resto del gobierno.

Si en Zacatecas ni eso se logra, es porque a su titular lo exhibían sin jerarquía sobre un equipo ajeno.

La matanza de Jerez no produjo la limpia obligada, poderosos intereses creados lo impidieron.

El nombramiento de Juan Antonio Caldera reitera la misma situación. 

A Caldera se le reconoce oficio en los asuntos de vialidad, pero el puesto al que lo mandan es otro boleto. 


DEL ODIO AL HORROR SOLO HAY UN CASO


Mientras Amalia y Monreal se combaten dentro de la lógica de aniquilación del adversario (como lo hacen los intolerantes, nunca los demócratas) sin reparar el daño al campo progresista al que ambos reivindican como suyo, el gobierno de Felipe Calderón, usa contra los dos, la fuga de los 53 reos y el caso de la droga encontrada en Río Florido, con ruindad tal, que da pie a deducir que su combate a la delincuencia organizada es más teatral que verdadera.

Para ello utiliza a la PGR como antes se hizo cuando el candidato del PRI a gobernador de Jalisco, Arturo Zamora, iba ganándole la carrera al candidato panista que en estos momentos gobierna esa entidad.

La PGR le abrió una averiguación al priísta, relacionándolo con el crimen organizado a unos cuantos días de la elección, y cuando el proceso había concluido, resultó Arturo Zamora inocente, pero derrotado. Gracias al escándalo mediático

En Zacatecas, sin prejuzgar sobre la inocencia o culpabilidad de Cándido Monreal respecto a las toneladas de marihuana encontradas en su inmueble, es evidente que si desde el 22 de enero se produjo el decomiso, y desde entonces se cuenta con los testimonios de dos detenidos, no hay otra explicación del no ejercicio de la acción penal contra el propietario que el que éstos no lo incriminaron.

Por eso, la súbita conversión de Cándido Monreal de testigo en indiciado cuatro meses después, es, cuando menos, sospechosa.
 
Después de la envenenada solidaridad de Germán Martínez con la gobernadora, el papel de vocero de la PGR en el caso Monreal del secretario de gobernación, la oficiosa versión del senador panista José González Morfín de que Ricardo Monreal no perdía fuero al solicitar licencia cuando en Teleformula el gesto del senador zacatecano era objeto de reconocimiento de Alejandro Martí, constituyen, en mi opinión, evidencias claras del comportamiento faccioso del gobierno federal.

LA OPERACIÓN FACCIOSA CONTRA LA GOBERNADORA


La PGR al filtrar los videos que custodia porque forman parte de una averiguación del fuero federal, de carácter reservado por ministerio de ley, expone al escarnio nacional al gobierno del estado, al fijar en la mente colectiva las imágenes de la inaudita complicidad, justo en el momento en que los analistas reparan en la cercanía de la sede de la PGR y de la federal preventiva con el CERESO, y en la imposibilidad de que un convoy de once vehículos con torretas, pasara inadvertido antes y después de la fuga.

Luego viene el invento de los “once reos altamente peligrosos”, en cuya lista predominan criados menores de los zetas, originarios del estado, lejos del perfil de peligrosidad de los que normalmente son motivo de aviso a la Interpol. Aviso que tuvo el propósito de potenciar el escándalo que de todos modos no cesa, ya sea por el motín de Fresnillo de antier o por la teatral revisión de ayer del aeropuerto internacional de la ciudad de México en busca de los “evadidos de Zacatecas”. 

Como dicen en las mangas del chaleco: “todo esto no fuera posible, sin la colaboración voluntaria, pero sobre todo involuntaria”, pudiera decir Calderón, agregando agradecido: “sin ellos no somos nada”.


AL ÚLTIMO 
LA LEY DE HERODES II

Anduve por el sur de Zacatecas y recogí testimonios que coinciden en que las carreteras que nos unen a Jalisco estuvieron hasta con menos vigilancia de la habitual después de la multicitada fuga de presos al mayoreo.

Pero en Tlaltenango me encontré con una historia patética: ¡los tlaltenanguenses tienen dos años con central camionera y con central de abastos, pero permanecen sin usar porque fueron construidas en la administración anterior!

Nos encontramos el jueves en el recreo

luismedinalizalde@gmail.com