Jaime Avilés
La Jornada, 4 de octubre 2008
■ ¿En qué se parecen Carstens, Granier y la dictadura de Birmania?
■ Los tres fomentan el estancamiento
■ Un abrazo a Granados Chapa
Hablan, y piden por temor el anonimato, los familiares del hombre que hace días se prendió fuego en Jalapa, en protesta contra el “gobierno” de Fidel Herrera Beltrán. “Nuestro tío Ramiro Guillén Tapia siempre fue pobre, jamás engañó a nadie y siempre luchó por los legítimos intereses de su gente. Siempre fue maestro y luchador social. Su integridad, sano juicio y honestidad fueron, son y serán siempre intachables, su propia pobreza lo probaba. Tenemos confianza en que él, que nunca se dio por vencido, siga luchando a través de su sacrificio, difundido por Amnistía Internacional, para que se exponga a la vergüenza pública a todos los corruptos gusanos gobernadores priístas, tan cínicos y desvergonzados como Ulises Ruiz, que ahora acabó con la activista estadunidense Sally Grace, una muchacha valiente con cara y corazón de ángel, asesinada la semana pasada en Oaxaca”.
El finado presidente del Comité Pro Defensa de los Derechos Humanos del Sur de Veracruz, agregan sus familiares en carta a Desfiladero, había anunciado en la prensa local que se inmolaría si los burócratas de Herrera Beltrán volvían a posponer la audiencia que ya le habían cancelado ¡106 veces consecutivas! A esos zánganos sin duda les causó risa la enérgica advertencia, y volvieron a plantarlo. El profesor Guillén, por lo tanto, se roció gasolina y se incendió, para convertirse en una antorcha que simboliza la desesperación, la rabia, el dolor y el cansancio de decenas de millones de mexicanos humillados y ofendidos por la frívola ceguera de un régimen que lleva al país a una catástrofe.
Otro ejemplo. Hace más de un año, por órdenes de Josefina Vázquez Mota, secretaria de Educación Pública, decenas de trabajadoras de Educación Indígena –antropólogas, sociólogas, pedagogas, etcétera– dejaron de recibir salario, vacaciones, aguinaldo, servicios médicos y demás prestaciones de ley, por negarse a mudar sus oficinas a un edificio dañado por los terremotos de 1985. En castigo, Vázquez Mota trató de doblegarlas por hambre. No lo consiguió. Ellas acudieron a los tribunales y la vencieron jurídicamente, obteniendo hace dos meses un laudo definitivo e inapelable, que les concede la razón y condena a la titular de la SEP a restituirlas a su centro de trabajo y pagarles todo lo que les adeuda, so pena de ser destituida e incluso llevada a prisión. ¿Ah sí? Pues ahora Vázquez Mota se carcajea del fallo emitido por el Tribunal Superior, tal como los burócratas de Jalapa se burlaron del profesor Guillén.
En Villahermosa, mientras tanto, se viven horas de intensa angustia. Otro inepto, el gobernador tabasqueño Andrés Granier, ordenó abrir un canal de 120 metros de largo, 150 de ancho y uno de hondo, para evitar que el río Grijalva inunde el centro de la ciudad como el año pasado. Después de perder 12 meses en amontonar costalitos de arena por todas partes, porque su administración evaporó (¿en beneficio de quién?) los fondos federales que había recibido para construir un “sistema hídrico” de mayor eficacia, Granier tomó una ridícula decisión de última hora y ayer lanzó a la Policía Federal Preventiva contra los habitantes de los ranchos afectados por la medida. Anoche, por lo tanto, había decenas de personas golpeadas y presas, mientras la ciudad aguardaba que lo peor ocurriera en cualquier momento.
Cinco meses atrás, el gobierno fascista de Myanmar (la antigua Birmania) supo que un poderoso ciclón se dirigía a la parte central de esa desdichada nación asiática. Aunque conocía la ruta del meteoro, la dictadura no tomó precauciones ni puso en alerta a la población. La noche del jueves primero de mayo, ráfagas de viento de 240 kilómetros de velocidad golpearon por sorpresa playas, campos, ciudades y aldeas, ocasionando la muerte de 134 mil personas y dejando sin vivienda a 2 millones más que perdieron todo bajo las aguas. El pasado lunes, ante el derrumbe del sistema financiero estadunidense, el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, dijo en español pero con fuerte acento birmano: “Vamos a respetar la regla de no componer lo que no está roto”.
Con una alegría equiparable a la de Vázquez Mota y Herrera Beltrán, Carstens quiso reirse así del llamado que el domingo en el Zócalo había hecho Andrés Manuel López Obrador, al proponer un acuerdo entre todas las fuerzas políticas representadas en el Congreso de la Unión para forjar un plan anticrisis. Este, como es obvio, debe garantizar que no se privatice la industria petrolera, además de reducir en 200 mil millones de pesos los gastos superfluos del Poder Ejecutivo y diseñar políticas que reactiven el mercado interno y protejan a los sectores más débiles. Carstens, conviene repetirlo, contestó: “No vamos a componer lo que no está roto”, como si el país no estuviera ya hecho añicos.
Menos de 72 horas después, el discurso cambió, naturalmente para peor. Con la bendición del PRI, Hacienda dijo que ajustará a la baja el presupuesto de 2009. Es decir, habrá menos recursos para los sectores estratégicos y las reservas permanecerán en la bóveda del Banco de México tratando de mantener la estabilidad del peso. Por lo tanto, habrá más desempleo, más recesión y más carestía, pero “recibiremos con los brazos abiertos”, según el secretario del Trabajo, Javier Lozano, a los migrantes que regresen de Estados Unidos”. Sólo le faltó aclarar cómo los recibiremos: ¿como a los chavos del News Divine?
López Obrador adelantó que bajarán las remesas (en agosto cayeron 50 por ciento), entrarán menos dólares porque vendrán menos turistas y se reducirán las exportaciones a Estados Unidos. Si a esto añadimos que Hacienda promoverá un mayor estancamiento económico y si Felipe Calderón vendiera Petróleos Mexicanos, con lo que dejaría de captar 40 centavos de cada peso que gasta su caricatura de gobierno, ¿cómo y de qué va a vivir el país?
La opresión neoliberal está obligada a pactar un acuerdo de fondo en beneficio de todos los sectores sociales. Si no lo hace, la viabilidad del “gobierno” calderónico estará en entredicho a corto plazo. Carlos Slim perdió el lunes la mitad de su fortuna. Se acercan tiempos que exigen un acuerdo como el que plantea López Obrador. Seguir haciendo la política que en todos los órdenes la Casa Blanca le dicta a Los Pinos sólo podrá conducirnos a la catástrofe que, tal vez, desea y necesita el tambaleante imperio de Estados Unidos.
Desfiladero saluda con un fuerte abrazo a Miguel Ángel Granados Chapa, quien la próxima semana recibirá la medalla Belisario Domínguez, y comunica a sus lectores que tiene un nuevo espacio en la web llamado El Patin del Diablo (http://patindeldia.blogspot.com), en donde cada semana aparecerán los comentarios que envíen a esta columna. Desde hoy pueden leer ya los que llegaron a propósito de la multa del IFE al PRD por el plantón de Reforma. La mayoría coincide en que, en lugar de darle dinero al bandido de Acosta Naranjo, sería mejor depositarlo en la cuenta del gobierno legítimo y crear una nueva fuerza política nacional.