J. Luis Medina Lizalde
Imagen, Zacatecas, 6 de octubre 2008
Salvan de naufragio a los banqueros de EU
Reemplazan los medios la relación gobernante-gobernado
AL PRINCIPIO
Seguramente al gobernador de Veracruz no le quita el sueño que un campesino se rociara de gasolina y prendiera fuego para morir horas más tarde, como protesta porque el gobierno de Fidel Herrera le había cancelado 107 veces una audiencia.
Ojalá les caiga el 20 a los que desde los puestos públicos se vuelven ojo de hormiga cada vez que se les busca.
La relación directa de los gobernantes con los gobernados es reemplazada por la utilización de los medios de comunicación, sumamente costosa para el erario.
A un gobernante la radio le permite hablar, no escuchar.
La televisión le sirve para que lo vean, no para ver.
Hoy se vive, con algunas excepciones, bajo la égida de una generación de gobernantes ajenos al pulso popular, y son, sin que estén conscientes de ello, rehenes de sus respectivos burbujas, integradas por diestros en el arte de simular.
La adulación les da control sobre aquellos a los que el voto les dio poder.
Convierten a los gobernantes en patéticos testimonios del extravío temporal que produce el desayunar, comer y cenar rodeado de lacayos.
La muerte horrible del campesino veracruzano es un “yo acuso” desde lo mas profundo del alma colectiva.
APRENDIENDO A AMAR A DIOS EN LA TIERRA DE LOS GRINGOS
Ahora los gringos aplican en su territorio la misma amarga medicina que acostumbran imponerle a otros países.
Después de proclamar a los cuatro vientos las virtudes del libre mercado y de satanizar al Estado interventor, la clase gobernante gringa acaba de destinar 700 mil millones de dólares para salvar del naufragio a los banqueros.
En México ya sabemos de lo que se trata, pues nos hicieron lo mismo cuando, ya coaligados para gobernar el PRI y el PAN, se impuso a los contribuyentes la carga de 120 mil millones de dólares que desde entonces absorben millonarias cantidades anuales del presupuesto nacional.
Pero hay diferencias: para los gringos el monto del rescate financiero equivale al 5% de su Producto Interno Bruto y para nosotros el atraco en despoblado que significó el Fobaproa fue del 20% del PIB.
Los gringos, la semana pasada, a la hora de aprobar su Fobaproa, fijaron límites a los ingresos de los altos ejecutivos (400 mil dólares al año).
En cambio, en México se les dio permiso de despacharse con la cuchara grande.
Los gringos establecieron que un porcentaje de la propiedad accionaria de la banca se incorpora al patrimonio del Estado.
En México se les dio todo, sin nada a cambio.
Los gringos ya traen en jabón a los grandes banqueros que en estos momentos son investigados por el FBI.
Aquí, casi hasta perdón les pedimos.
Los gringos se aseguraron de que más del 90% de los bancos e instituciones financieras sigan siendo de gringos.
Nosotros le dimos la banca a los extranjeros y, con ello, el incentivo para intervenir en nuestros asuntos internos, como con todo cinismo lo hacen los “socialistas” favoritos de los capitalistas que gobiernan España .
Los que han gobernado a México en los últimos 26 años se esmeraron por hacer depender nuestra economía de la de Estados Unidos y en los tiempos por venir sufriremos dramáticamente las consecuencias.
Así las cosas, llama la atención la incapacidad de anticipación de la clase gobernante.
Cuando en vez de planear la austeridad que no quiso introducir para gastar racionalmente los altos ingresos petroleros, hoy se cruza de brazos para que el día de mañana se imponga recorte de personal en donde, como en épocas pasadas, los modestos empleados públicos son los primeros sacrificados.
AL ÚLTIMO
Somos muchos los mexicanos que repudiamos el obsceno pago de facturas de Calderón a Elba Ester Gordillo.
Queda claro que la Alianza para la Calidad de la Educación es una estrategia de control que vulnera los derechos laborales del magisterio.
Las reformas a la Ley del ISSSTE son tan injustificadas que sólo con madruguete legislativo las pudieron imponer.
Por eso la inconformidad magisterial cuenta con gran apoyo social.
Por todo ello resulta incomprensible no su lucha, sino su modo de luchar.
¿Era necesario irrumpir como lo hicieron en la Cámara de Diputados?
¿No es posible diseñar la protesta, acreditando la voluntad de causar la menor molestia posible a los ciudadanos?
De por sí hay quienes quisieran que las únicas manifestaciones fueran como la Procesión del Silencio.
La televisión puso de moda buscar, en cada ocasión, automovilistas “indignados” para reprobar el derecho de manifestarse, tan importante para preservar la paz social.
Nos encontramos
el jueves en el recreo.
luismedinalizalde@ gmail.com