jueves, 19 de febrero de 2009

RECREO

Publicado en Imagen el 19 de febrero de 2009
Por J. Luis Medina Lizalde

AL PRINCIPIO

Una nota de Elda García publicada en imagen el pasado lunes da cuenta de uno de los vicios más extendidos en la administración pública nacional. Aunque la nota se refiere solamente a los ayuntamientos, el mal que describe es general.

La nota reproduce la información de Héctor Cruz Landeros, presidente del Tribunal de conciliación y arbitraje según la cual tan solo en tres ayuntamientos se ven obligados a pagar más de 7 millones de pesos de indemnización a trabajadores injustamente despedidos entre los años 2004 y 2007, en donde a Ojocaliente le corresponde desembolsar cuatro millones, a Río Grande un millón 700 mil pesos y a Pánuco un millón.

Dice el Lic. Cruz Landeros que actualmente hay litigios en 37 de los 58 municipios zacatecanos.

Sobre el mismo asunto, en la edición de ese día Olinka Valdez entrevista al licenciado Aquiles González quien lo atribuye al desconocimiento de los funcionarios que despiden a los trabajadores. 
 
Admitiendo que la ignorancia juega su papel, me inclino a identificar como factor principalísimo la cultura patrimonialista y discrecional que caracteriza al ejercicio del poder en donde los despidos arbitrarios obedecen a la necesidad de abrir espacios para allegados, o a la incapacidad de respetar como ciudadano a un trabajador con opción política distinta a la del jefe, y a veces simplemente porque el jefe es de criterio tan chiquito que termina en marioneta de los que le cuentan chismes. 

Ejemplos de arbitrariedad los hay en todo el país a pesar de que es más que sencilla la ruta de solución: que el autor de cada despido injustificado pague la indemnización correspondiente de su propio bolsillo. 


PELIGROSO “GRILLAR” CON LA SEGURIDAD


¿Sirve al interés general el choque entre el gobierno del estado y el ayuntamiento de Fresnillo, ahora con motivo del crimen organizado?  

Es claro que no, por el contrario, nos hace aun más vulnerables ante esta trágica adversidad. Si como se ha dejado correr, la droga decomisada en Río Florido fue en una bodega de un hermano del Senador Monreal, que la justicia, en este caso afortunadamente federal, haga su tarea como debe hacerla en el caso del laboratorio encontrado por la peñuela y el más reciente en la colonia Bernárdez. Casos ambos en donde se guarda un contrastante hermetismo respecto a la identidad de los dueños de los inmuebles.

Los duros intercambios verbales y la anónima utilización de una avioneta para arrojar volantes infamantes, generan un clima enrarecido que en nada ayuda a combatir el crimen.

En tiempos normales, las pugnas como esta que nos ocupa, tiene como beneficiarios a los que no tienen más que ofrecer que su incondicionalidad con el que perciban más poderoso. Pero no son tiempos normales, en este momento los que sacan provecho son más peligrosos que los abyectos ordinarios.

Una rica veta de investigación de los factores que han incidido en la descomposición actual, es la desaparición de la obligación de preservar la cohesión política funcional en la lista de deberes de la clase gobernante. 

El poder monolítico sólo existe en la imaginación de quienes no lo comprenden. Hasta en las monarquías absolutas hay diferencias de intereses y el gobernante sabio se distingue del que no lo es por su capacidad para conducir a los diferentes de equilibrio, de fijación de reglas y de límites.

El ciclo contemporáneo de canibalismo inicia con los asesinatos de Colosio y Ruiz Massieu y no se ve su fin, afortunadamente sin la carga violenta del principio.

AL ÚLTIMO

Las protestas en contra de la presencia del Ejército, que en los últimos días tienen lugar en varias partes del norte de la república, pueden ser falsamente descalificadas, atribuyéndoselas al crimen organizado, sin aportar prueba alguna, como está de moda.

En esa lógica, terminará por descalificarse también las legítimas manifestaciones de descontento social que la crisis agudiza.

Para no mezclar la gimnasia con la magnesia, hay un recurso infalible no sólo para impedir la manipulación más que probable del crimen organizado, sino para que el Ejército conserve y las policías consigan el apoyo social a sus acciones: conducirse siempre con verdad y no apartarse un milímetro de la ley.

Los delincuentes pueden ser derrotados aunque tengan mejores armas y pertrechos, e inclusive aunque sean superiores en número, siempre y cuando los agentes de la ley sean superiores en lo moral.

.... si no, ya valió

Nos encontramos el lunes en el recreo
luismedinalizalde@gmail.com