lunes, 1 de septiembre de 2008

El Recreo

José L. Medina Lizalde
Imagen, 1 de septiembre 2008

AL PRINCIPIO
Muy acertada la pancarta de los profesores sin empleo que reza: “El dinero de mi plaza se invirtió en la FENAZA”, no por su sentido literal, sino porque es una elocuente manera de decir que las prioridades de gasto de los gobernantes suelen no ser las mismas de la sociedad.

DERECHO NO SE EJERCE,
SE TUERCE Y TE TUERCE
Una narcomanta a escasos metros de la policía ministerial y otra en las proximidades de la onceava zona militar dan la razón a los zacatecanos, ya francamente alarmados porque nuestro territorio es teatro de operaciones del crimen organizado.
El síndrome de los tontos, que reitera su mensaje de que “en otros lados están peor”, perdió su eficacia persuasiva.
Antier por la noche, la marcha zacatecana contra la inseguridad constituyó un ejercicio impecable de los derechos ciudadanos.
Fue emocionante observar el potencial cívico de una sociedad que se asume diversa y a la vez capaz de construir respuestas colectivas en donde todos quepan, pobres o ricos, de izquierda o de derecha.
Al fin y al cabo, no hay partido político con cara de hablar en este tema.
Aunque las marchas contra la inseguridad se inician en México desde hace 11 años, ahora tuvieron lugar en más de 80 ciudades.
Cierto, para muchos medios de comunicación “hay marchas buenas” y “marchas malas”, unas dignas de exaltación heroica y otras de la indiferencia o del desprecio, pero su sentido atrasado del ejercicio periodístico no pasa inadvertido para una ciudadanía que ha aprendido a discernir.
Defender el derecho ciudadano a manifestarse cuando estemos de acuerdo y cuando no, con las causas que enarbolan, es optar por la paz, por la respuesta civilizada.
Lo otro es abonar el terreno para las respuestas del instinto, las que ante problemas como el del crimen organizado, conducen a que todos portemos armas y cuando la ocasión se presente, linchemos a los delincuentes.

LOS APRENDICES DE BRUJO
Pero enfrentar el problema exige la comprensión de que el mismo crimen organizado no es de generación espontánea.
Según Aguilar Camín en una serie de seis artículos dedicados al tema, en el diario Milenio, entre el 12 y el 18 de agosto, el crimen organizado existe por obra y gracia del propio régimen, pues al final de la “guerra sucia”, el gobierno repartió los negocios del crimen organizado entre los principales jefes de la “brigada blanca”, cuerpo de asesinos integrado por militares y policías con la misión de secuestrar, torturar y desaparecer a los opositores de izquierda, unos guerrilleros y otros no.
Dice Aguilar Camín que Arturo Durazo, “segundón” en la Brigada blanca, pidió y obtuvo “concesión” del tráfico de cocaína en el aeropuerto internacional de la Ciudad de México.
Cuenta también Aguilar Camín que a otros les tocó la trata de blancas y a otros el robo de vehículos.
La disolución de la tenebrosa dirección de la Policía Federal de Seguridad, como consecuencia del asesinato del periodista Manuel Buendía, significó la incorporación de “nuevos cuadros” al crimen organizado.
Una versión muy extendida nos dice que para contrarrestar la destreza de “los zetas”, el Chapo Guzmán reclutó a varios “kaibiles”, como se conoce a los miembros de las unidades especiales que el ejército guatemalteco creó para combatir a la guerrilla y que fueron despedidos una vez que se pactó la paz.
Ellos trajeron el método de la decapitación.
Los “kaibiles” y la “brigada blanca” hicieron de sus integrantes verdaderas máquinas de matar, gracias a sus respectivos gobiernos.
Es obvio que el crimen organizado cuenta con información de adentro, de recursos logísticos y humanos.
No infiltraron las fuerzas del orden: nacieron en su seno.
Los países latinoamericanos también tuvieron su “guerra sucia”, sus “brigadas blancas” y sus “kaibiles”, pero cuando se democratizaron, condujeron a sus asesinos ante los tribunales.
En México, la fraudulenta alternancia que pretenden vendernos como democracia, nos condena a
padecerlos.
Ante eso sólo queda la respuesta ciudadana.
AL ÚLTIMO
Ya no era el día del presidente, todo lo contrario, pero los legisladores se pusieron de alfombra para que Felipe Calderón disponga de la televisión para decir lo que quiera, inclusive, que en 3 años vamos a tener cobertura universal en salud.
Ya volvió a ser el día del presidente.
Nota al margen: a partir de esta semana habrá Recreo también los jueves. Mil gracias a la casa editorial, y desde luego, a la generosidad de los lectores.