El precio "oficial" del petróleo, una nueva mentira
Por enésima vez, la Secretaría de Hacienda y las normas en las que se basa para fijar el precio “oficial” del petróleo mexicano de exportación, caen en el ridículo y han sido, una y otra vez, desmentidas por la realidad.
Si para 2008 el precio “oficial” aprobado en la Ley de Ingresos fue de 49 dólares por barril para el promedio de las exportaciones mexicanas de crudo, el precio medido hasta la fecha –faltan unos meses para que termine el año– es del orden de los cien dólares por barril. Estimaron nada más que la mitad. Alguna funcionaria quiso compensarlos aumentando las reservas de crudo a casi el doble en tres semanas. Y ahora la “previsión oficial” es, para 2009, de 80.3 dólares por barril. En los Criterios Generales de Política Económica, documento base que anualmente envía el Ejecutivo federal a las cámaras, entre el estimado para 2008 de este precio de la “canasta mexicana” (que son 96.5 dólares) y los 80.3 “previstos” para 2009, hay una baja de poco más de 20 por ciento.
Simplemente como referencia, según la Energy Information Administration estadunidense, el cambio será, para el crudo de referencia de ese país, el West Texas Intermediate, de 115.18 dólares por barril estimados para 2008, a 126.50 previstos para 2009, un aumento de casi 10 por ciento. Habría, en términos gruesos, una diferencia entre ambas previsiones de 30 por ciento.
Debemos insistir en lo ridículos que son los supuestos que usan los tecnócratas: un promedio de los últimos 10 años, y supuesto de la variación lineal de los precios. Los precios cambian cíclicamente y hace 10 años tuvimos el más bajo en muchos años hacia adelante y hacia atrás. Estamos llegando a la cresta, y nos quieren meter esos “criterios”, que no checan ni con el de sus maestros, si nos referimos a los que estudiaron posgrados en universidades estadunidenses, y que prevén un aumento, y no una reducción de los precios del petróleo.
Algunos elementos que pueden incidir en el precio del petróleo en 2009, y que son importantes, ni se mencionan. Me refiero ante todo a la guerra de Irak. Este conflicto bélico ha contado mucho en los aumentos sucesivos de los años recientes y, al retirarse los soldados “extras” que habían sido enviados, esto contó para la relativa baja petrolera de los últimos meses. Hay elecciones en noviembre en el propio Estados Unidos. Entre otras cosas, está de por medio una política en relación con esa guerra. Lo que de ahí resulte, de la elección y de las medidas que adopte el nuevo gobierno, dependerá de manera notoria el precio del petróleo. A más guerra, a más soldados estadunidenses en el exterior y en guerra, más caro el petróleo, y viceversa.
Habrá que observar también otros elementos de la política económica que inciden en la cuestión petrolera. ¿Habrá nuevas medidas de reactivación económica? ¿Habrá un cambio en el trato fiscal a las compañías petroleras, tema muy discutido allá?
Asimismo, habrá que distinguir lo que se dice de lo que se hace. La candidata a la vicepresidencia por el Partido Republicano, gobernadora de Alaska, ha hecho su campaña con los trámites para que ya se inicie la construcción de un gasoducto de su estado hacia el sur. Pero medios de prensa de su país han señalado que, si bien ha sacudido un problema que llevaba décadas atorado, no se ha lanzado la primera palada de tierra, ni se ha instalado el primer metro de tubería, ni se tienen las aprobaciones federales, ni hay acuerdos precisos con las compañías petroleras, y que si todo sale bien, el gasoducto empezaría a funcionar dentro de unos 10 años.
Entonces, lo único seguro es que, por variar, las “previsiones” de los tecnócratas no tienen bases reales. Lo único que buscan es tener dinero para manipularlo libremente o para ofrecerlo a cambio de que se haga lo que ellos quieren.