domingo, 14 de septiembre de 2008

Opinión de Sara Sefchovich en El Universal

Sara Sefchovich
Los candidatos de los vecinos
14 de septiembre de 2008



¿Nos da igual a los mexicanos quién gane las elecciones en Estados Unidos?
Samantha Power afirma que desde la guerra de Vietnam y sobre todo desde el reaganismo, los republicanos se han reputado como mejores en lo que se refiere a defender la seguridad nacional y los demócratas como los mejores en defender la economía, educación, medio ambiente y salud.

A aquéllos se les ve como cuidadores de los buenos valores tradicionales, contra las drogas, la inmigración ilegal, el aborto y el control de armas. A éstos se les ve como defensores de los derechos humanos, las minorías, los nuevos modelos de familia y los trabajadores.

Obama tiene carisma y un discurso mesiánico que promete componerlo todo —desde el cambio climático hasta la dependencia de petróleo pasando por la salud de los estadounidenses—, aunque es tan poco específico de cómo piensa llevarlo a cabo, que no parece estar pensando en políticas públicas concretas, sino solamente en quedar bien con todos. McCain es malo en el micrófono y su discurso es más cotidiano y sencillo, pero cambia según las ocasiones y los intereses en juego, al punto que John Kerry se ha burlado de él diciendo que nadie desdice y se opone más a McCain que McCain.

Ambos tienen biografías que impresionan a sus conciudadanos, uno como héroe de guerra y el otro como quien se levantó solo y remontó las adversidades. Los dos han buscado compañeros de fórmula que llenen lo que los críticos dicen que son sus huecos: el demócrata, la falta de experiencia y el desconocimiento de las cuestiones internacionales, y el repúblicano, el atractivo de apelar al cambio y a sectores jóvenes y mujeres.

Llama la atención lo mucho que se invoca a Dios en el proceso y lo mucho que se meten en él las cabezas visibles de distintas denominaciones religiosas. La candidata republicana a la vicepresidencia ha llegado a decir que es la voluntad de Dios que se construya el gasoducto que pasa por Alaska, y no se molesta en explicar cómo se le hace para conocer la voluntad divina y cómo es que ella siempre “coincide” con la propia.

Y ha sido un predicador evangelista el que consiguió organizar un debate entre los candidatos, previo a los debates oficiales. Llama la atención también lo infantil que es mucho del modo como se hacen las cosas. Las acusaciones, la publicidad, llegan a ser pueriles. O el hecho de pretender que las mujeres que apoyaban a Hillary preferirán a Palin sólo por el género y sin importar su ideología o considerar que porque alguien tiene buena retórica o buenas intenciones ya por eso podrá hacer buenas cosas.

Nada de eso, sin embargo, puede decirnos cómo serán las cosas en caso de problemas. Quién va a preferir negociar y quién a seguir el camino de las armas, quién va a poder sobrellevar la presión de los negocios y quién se dejará llevar por ellos, quién convencerá al electorado de que lo que está en juego es la seguridad nacional, como ha pretendido McCain, y quién que de lo que se trata es de restaurar la imagen del país en el exterior, como apuesta Obama. Quién de que él es el más patriota, el más necesario en este momento, el mejor.

Por lo que se refiere a nosotros, pues de todos modos, como dice Arno J. Mayer, gane quien gane el imperio seguirá su mismo camino, que es el de llevar por el mundo su autoimpuesta misión civilizadora, a cualquier costo. Y es que el imperio no es producto de una presidencia, sino del modo mismo de ser de ese país y esa sociedad, y la única diferencia radica en que los conservadores predican sin complejos esto y los liberales dicen lo mismo pero en voz baja.


sarasef@prodigy.net.mx



Escritora e investigadora en la UNAM

PERFIL:

Es licenciada y maestra en Sociología y doctora en Historia de México. Desde hace tres décadas se dedica a la investigación en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, en temas de cultura y discurso.

Es conferencista, traductora y narradora, autora de libros, capítulos de libros y artículos en revistas y periódicos nacionales e internacionales, comentarista en radio y profesora en universidades de México y del extranjero.

Entre sus ensayos están La suerte de la consorte y País de mentiras y entre sus novelas Demasiado amor, La señora de los sueños y Vivir la vida. Su obra literaria ha sido traducida a ocho idiomas y llevada al cine y al teatro.

Ha obtenido premios de ensayo, novela y periodismo, entre ellos el Agustín Yáñez, El Plural y la beca Guggenheim y forma parte del Sistema Nacional de Investigadores.

Página electrónica: www.sarasefchovich.com