Nada más lejos de mi intención que ejercer de clarividente. No es la función del periodista, dedicado a narrar y opinar sobre lo pasado y presente, adivinar el futuro. Deseo encontrar una causa lógica de síntomas aparentemente aislados pero de una simultaneidad tan precisa que lleva, por lo menos, a cierta inquietud.
Iniciaron los Foros de Debate Sobre la Reforma Energética con la participación de jefes de partidos políticos, funcionarios relacionados con el tema, expertos financieros, técnicos en la industria, líderes de opinión (ya que los de obreros están ausentes, no les interesa, no han dicho “esta boca es mía”), personajes de renombre y otros invitados especiales. Las sesiones de martes y jueves llenaron el patio de la Cámara de Senadores, tuvieron público en la transmisión en vivo realizada por el Canal del Congreso, amplia difusión en radio y espacio en las primeras planas y columnas editoriales de todos los periódicos del país.
El interés que el debate genera contraviene la intención original del autor de la iniciativa, base de la polémica, el presidente Felipe Calderón, de lograr que se aprobara en los escasos días restantes de abril. No entro en el escrutinio de cada opinión, insisto en que un acto irregular, la toma de tribunas legislativas, obligó a esta discusión pública que trató de evitarse y cuya necesidad vital está siendo demostrada. El poder furtivo avanzó sobre los poderes establecidos y fácticos, para imponer su voluntad.
Una campaña costosa, abrumadora y torpe trató de convencernos a millones de mexicanos de la urgencia de entregar el petróleo a las empresas privadas capaces de extraerlo, refinarlo, distribuirlo, venderlo y cobrarlo, a cambio de hacernos felices. Nunca antes toda la maquinaria de entubamiento de las ideas había sido tan monolítica. Y tan inútil.
La lección es doble. Para quienes confían en los medios masivos de comunicación, los electrónicos sobre todo, como herramienta infalible, es conveniente recomendarles leer (es broma) a Eca de Queiroz, para que no apuesten todas sus canicas a reliquias falsas.
Los otros, tan ardidos que hasta el jocoque les quema, reciben lo ocurrido desde abril como un estímulo. Los fortalece. Usan los machetes de Atenco como símbolo y enseñanza. Y en el fondo eso es bueno porque la democracia requiere de contrapesos que en México no existen. Un periódico, una revista, algunas columnas, uno o dos programas de radio, son respetables pero débiles opciones, voces bocabajeadas frente a la división panzer que mantiene una blitzkrieg permanente para lograr por la fuerza, y no por la discusión de las ideas, sus propósitos. La forma en que fue destruido el plan ranchero del tesoro redentor es una advertencia de lo que puede ocurrir si se subestima la inteligencia de eso que llamamos gente, si se cree que eso que llamamos pueblo es una bola de nixtamal dispuesta a ser tortilla cada vez que los medios se movilicen a la voz del floor manager.
El gobierno no halla qué hacer con la papa ardiente del Ejército Popular Revolucionario, no sabe siquiera leer los comunicados, o los distorsiona para consumo público. “Dicen no al diálogo”, divulgó el boletín oficial. Omitieron la palabra “directo” al final, insinuando que el EPR se retiraba de la mesa sin haber sido puesta.
Día tras día los funcionarios hablan de transparencia y acceso a la información, pero faltan menos de dos meses para que se cumpla el plazo de reforma al artículo sexto de la Constitución y no hay señal más que de retroceso. Cuando aún no digerimos el dictamen de la comisión investigadora del conflicto de intereses y tráfico de influencias en contratos petroleros, Javier González Garza, coordinador de los diputados del PRD, hace nueva denuncia que involucra a los mismos sospechosos en una trama de políticos y empresarios que explica por qué los éticos encargados (con el apoyo del PRI) de emitir su sabio juicio, no quisieron que sus pesquisas se extendieran a la Comisión Federal de Electricidad. Alguien que sabía, cuando los nombró les dijo de donde a donde. Obsequiemos con el beneficio de la duda a los señalados por González Garza, hasta que muestre las pruebas. Las transas seudolegales estimulan y fortalecen el poder furtivo. Surgen los atajos, los caminos que Machado hizo al andar.
Asusta la delincuencia crecida por su impunidad, recursos, coordinación y hasta disciplina que en todo superan a los de nuestra policía, abnegada, mal vista, malparada y tan inerme que algunos de sus miembros buscan protección en tierras más hospitalarias que la del cementerio. El narcotráfico, otros delitos comunes, la corrupción y la ineficacia de jueces y Ministerio Público, son cereza del pastel.
Los ejemplos de cómo se le da la vuelta a la ley para burlar las reglas elementales de la moral y la justicia explican por qué surge el poder furtivo. Avisa su presencia en otros problemas urgentes.