Jaime Avilés
La Jornada, 9 de agosto 2008
■ Descartado Graco, el PRI ofrece a Navarrete la presidencia del Senado
Ampliar la imagen Mañana se realizará en siete estados la consulta sobre la propuesta de reforma a Petróleos Mexicanos que dio a conocer Felipe Calderón. La imagen corresponde al proceso que se llevó a cabo el pasado 27 de julio en la ciudad de México Mañana se realizará en siete estados la consulta sobre la propuesta de reforma a Petróleos Mexicanos que dio a conocer Felipe Calderón. La imagen corresponde al proceso que se llevó a cabo el pasado 27 de julio en la ciudad de México Foto: Víctor Camacho
Por medio de Claudia Sheinbaum, el gobierno legítimo de Andrés Manuel López Obrador convocó a los integrantes del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo a concentrarse el próximo domingo 31 de agosto en todas las plazas públicas del país. El anuncio, hecho el pasado lunes en la casona de la calle San Luis Potosí, detalló que en la ciudad de México la reunión se llevará a cabo ante el Monumento a la Revolución. De tal suerte quedó eslabonada una secuencia de cuatro acciones específicas contra la privatización de Pemex. El reloj ha abierto una cuenta regresiva y marca los días que faltan para el eventual estallido de una crisis política de consecuencias impredecibles.
La primera de esas cuatro acciones es la consulta ciudadana que se va a celebrar mañana en los estados de Puebla, Tabasco, Oaxaca, Campeche, Yucatán, Quintana Roo y Colima sobre las propuestas de Felipe Calderón. Iba a ser también en Chiapas, pero numerosas dificultades organizativas en la entidad que gobierna el panista de origen priísta con camiseta perredista, Juan Sabines, la aplazaron otras dos semanas. Por lo tanto, la segunda acción será la etapa final de la misma consulta, prevista para el domingo 24 de agosto en Chiapas y los estados del norte.
Una vez que el ejercicio concluya, el grupo de trabajo integrado, a petición de López Obrador, por una variada gama de sabios, científicos, técnicos, intelectuales y políticos opuestos a la venta de la industria petrolera dará a conocer su propia iniciativa para la transformación de Pemex entre el lunes 25 y el viernes 29. Así, la presentación de ese proyecto, que van a defender en las cámaras los legisladores del Frente Amplio Progresista, será la tercera acción de la cadena, previa a la concentración de fuerzas en las plazas públicas de todo el país, sólo unas horas antes del arranque del nuevo periodo ordinario de sesiones en las cámaras de Senadores y de Diputados.
Éste, en resumidas cuentas, es el cronograma opositor. En el bando opuesto, la Comisión de Energía del Senado comenzó a estudiar las iniciativas calderónicas y se declaró en “sesión permanente” para impresionar a los ingenuos. Al mismo tiempo, los líderes del PRI y del PAN, Beatriz Paredes y Germán Martínez, volvieron a reunirse con el del PRD, Guadalupe Acosta, esta vez en Pachuca, donde anteayer, como registró la nota de Carlos Camacho, corresponsal de La Jornada en Hidalgo, “acordaron apoyar la reforma, sin especificar” cuál, si la de Calderón, la de Manlio Fabio Beltrones o una surgida de la fusión de ambas, que algunos conocen ya como la ley Calbeltrón.
Pero mientras los legisladores analizaban la cosa y los timoneles de los partidos posaban juntos para dar certeza a los impacientes empresarios españoles, que no ven la hora de añadir las siglas de Pemex a las de Repsol, el senador perredista Carlos Navarrete comenzó a trabajar con ahínco para obtener el respaldo de sus compañeros de bancada. El motivo es el siguiente: luego de descartar la opción Graco Ramírez, el PRI ofreció a Navarrete la presidencia del Senado y éste de inmediato se puso a hacer campaña en pro de sí mismo. Hace pocos días desayunó con su colega, la actriz María Rojo, quien a instancias del solicitante le dejó firmada una carta de adhesión. Y, aseguran otros testimonios, habló también con Pablo Gómez.
Hay, al respecto, una explicación muy sencilla: para agilizar la privatización de Pemex, los priístas de la casona de Xicoténcatl pretenden convertir a Navarrete en su propia Ruth Zavaleta. Ello, claro, en obvia alusión a la metamorfosis que experimentó la legisladora guerrerense, quien llegó a San Lázaro con los votos de los seguidores de López Obrador pero se dedicó a hacer la política de Calderón y la derecha panista a partir del momento en que un acuerdo de cúpula la convirtió en presidenta de la Cámara de Diputados. Navarrete, calculan ahora los allegados a Beltrones, tal vez no caerá tan bajo, pero al menos se verá impedido a volver a tomar la tribuna, si la polarización del conflicto obliga al Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo a adoptar soluciones extremas.
Los senadores perredistas carecen del mínimo de escaños (25 por ciento) para ocupar la Junta de Coordinación Política de esa cámara y tampoco tienen derecho, por lo mismo, a hacerse de la presidencia. Sin embargo, ésta puede ser suya si así lo acepta la bancada del PRI, cosa que en este momento no desea Beltrones por dos motivos muy simples: uno es que el presidente del Senado, en realidad, carece de poder si no tiene a su disposición una mayoría efectiva –en este sentido, ese privilegio, hoy por hoy, es del ex gobernador de Sonora, quien aún vacaciona en Europa–, y dos, una de sus funciones obligatorias es la de llamar a las fuerzas del orden para que repriman disturbios dentro del recinto. Así pues, para ello, ¿quién mejor que el buenazo de Navarrete?
Antes de ser elevado a tan discutibles alturas, Navarrete deberá esperar a que se resuelva otro conflicto: el de los senadores panistas leales a Santiago Creel, quienes hace pocos días enviaron una carta a Los Pinos para exigir a Felipe Calderón que deje de maniobrar a través de Gustavo Madero, su coordinador parlamentario, en contra del ex secretario de Gobernación, quien por su parte no quiere dejar la presidencia del Senado. No olvidemos que Creel fue sometido a degüello, al menos en grado de tentativa, cuando las encuestas del primer círculo del felipato revelaron que era el panista con mayor grado de aceptación entre la gente de a pie.
Por lo pronto, Ruth Zavaleta llega dentro de unas horas a la capital de Tabasco para escuchar con toda atención el informe de labores del diputado panista Juan José Rodríguez Prats en un solemne acto dominical al que asistirá también el gobernador Andrés Granier. Nadie descarta que en realidad la casi casi ex presidenta de los diputados aprovechará su visita a la tierra natal de López Obrador para volver a descalificar la consulta, honrando así el ya tres veces desmentido pacto Zavaleta-don Beltrone, que con la tentadora oferta que acaba de recibir Carlos Navarrete sigue dando pruebas de su indudable existencia.
Otra la constituye el hecho de que, en el Distrito Federal, la delegación Iztapalapa, bastión de René Arce y Víctor Hugo Círigo, es decir, de Nueva Izquierda, tuvo el penúltimo lugar en participación en la consulta de hace 15 días, apenas arriba de la panista Miguel Hidalgo. Mañana se espera que Tabasco, en el mejor de los casos, aporte 100 mil votos más y todavía no se sabe cuántos recogerán los seis estados restantes. Por lógica, el resultado de la segunda fase será aún más pequeño y los levantacejas, desde el lunes, la darán por muerta, urgiendo a que se concrete la privatización ya, con lo que solamente se tensarán más las cosas. Ahora bien, si ustedes desean comunicarse con esta columna escriban a jamastu@gmail.com.