jueves, 14 de agosto de 2008

Opinión de Manuel Bartlett en El Universal

Reformadores asociados

Se acerca la dictaminación de las iniciativas de la “reforma energética”. En rigor no hay dos sino una, la de Calderón-Beltrones en dos presentaciones con variantes pero con el mismo fin: privatizar a Pemex, abrir el petróleo a la explotación extranjera.

La iniciativa Calderón fue derrotada en el debate senatorial al término del cual apareció la versión Beltrones, salvadora del proyecto, recibida efusivamente por burócratas y líderes panistas. La iniciativa Beltrones “frenó intentos privatizadores” de Calderón, afirman falsamente, para tranquilizar a legisladores priístas determinantes en la votación y asegurarle a la mayoría de los mexicanos opuestos a la privatización que ésta sí no privatiza, simple prestidigitación.

Las iniciativas coinciden en los elementos claves. Ambas adoptan el modelo impuesto por los grandes consumidores de petróleo, el Grupo de los Ocho, Europa y Estados Unidos.

Coinciden en la sustitución de los objetivos de Pemex, asimilándolos a los de compañías mercantiles privadas. Sus objetivos dejan de ser los de una empresa estatal estratégica creada para el desarrollo nacional y garantizar nuestra seguridad energética, para limitarla a maximizar ventas, exportaciones, contrataciones. Privatizan la misión de Pemex, con efectos determinantes, los objetivos son mandato para sus administradores.

Coinciden Calderón-Beltrones en una autonomía de Pemex equivalente a independizarla del Estado, en preservar su fragmentación en las cuatro filiales, que significaron la liquidación de la industria petrolera, excepto la extracción. Beltrones va más allá al proponer la creación indeterminada de filiales estratégicas para cada función. Pulverización inexplicable e inconstitucional.

Proponen un régimen de excepción, con autonomías para cada filial: planear, contratar. Coinciden en añadir al Consejo de Administración “consejeros profesionales” con mandatos prolongados, dotados de inmunidades. Beltrones sólo difiere de Calderón en el nombramiento de los cuatro consejeros, propone dos para el Ejecutivo y dos para el Senado. El modelo privatiza la administración. Coinciden en la posibilidad de las filiales de contratar con privados todas las funciones de Pemex, la sola diferencia es que Calderón propone que lo hagan de manera directa y Beltrones lo disfraza. Reconoce que las funciones reservadas deben realizarse de manera exclusiva por las filiales de Pemex, pero faculta a éstas a contratar estas funciones con privados. Coinciden en emitir “bonos ciudadanos”, bursatilización disfrazada inconstitucional.

En ambos el régimen de contratos, instrumento clave de la privatización, es inconstitucional. Conceden facultades para utilizar derecho extranjero, someterse a tribunales internacionales, respetar tratados que aún no se conocen. Se subordinan a la red concebida para imponer la superioridad del capital sobre la propiedad. El dominio inminente sobre nuestros recursos naturales queda sometido a las inversiones extranjeras protegidas por contratos, leyes y tribunales internacionales. En realidad ninguna resuelve los problemas creados para debilitar a Pemex, el objetivo es otro.

mbartlett_diaz@hotmail.com

Ex secretario de Estado