Crimen colectivo
¡Y se llevó a cabo! Sí, la muerte del joven mexicano “programada” para el día 5 de agosto por el gobierno de Texas fue en el día señalado, “con unas horas de retraso”,según la prensa.
Fueron inútiles las peticiones que brotaron de todo el orbe para evitar el brutal castigo, que no ha servido para abatir la criminalidad en ese país.
Algunas personas opinan que quienes nos oponemos a la pena de muerte defendemos criminales. ¡No! Nada más falso que eso. Estamos en contra de ella porque la consideramos un crimen peor, porque se trata de un asesinato colectivo, cometido con premeditación, alevosía y ventaja, disfrazado con ropajes de justicia.
En esta situación estarían quienes le negaron algunos derechos, luego el fiscal, jurados, juez, verdugos y hasta el representante de la Iglesia, que en esos momentos no osó pronunciar el “No matarás”.
Reitero: no se pretende defender criminales, sólo conmutar la pena y no cometer un crimen peor que el que los violadores y asesinos hicieron. La pérdida de la libertad por el resto de sus vidas, llevando a cuestas la carga de sus conciencias y en ocasiones el arrepentimiento, es un duro castigo para quien lo sufra y tal vez en sus días más lóbregos pase por su mente la idea de que hubiese sido mejor la “inyección letal”, o lo que fuese, para liberar su alma de los sombríos pensamientos que la atosigan.
Hoy, vemos con tristeza que hay quienes piden que vuelva a ser parte de la ley la pena de muerte, “para acabar con la delincuencia, con los secuestros y con el terror que viven los hogares”.
Sí, el horror del crimen asuela el país, pero no serán las muertes “legales” las que acaben con ello, porque mientras la corrupción otorgue impunidad a los malhechores, la pena de muerte sólo servirá para acrecentar la injusticia, porque irán al patíbulo inocentes “incómodos” para el gobierno. O quizá hasta “enemigos políticos”.
¡No a la pena de muerte! ¡Rotundo no a ese crimen colectivo!
Dirigente del comité ¡Eureka!