José Agustín Ortiz Pinchetti
■ Cómo perder amigos…
Comparto con ustedes, amigos dominicales, una experiencia que seguro también han padecido. Mi vinculación con el movimiento de AMLO ha tenido un costo: el distanciamiento de amigos y parientes. Esto se debe a la polarización que vive la sociedad mexicana. Nuestras diferencias ya no pueden resolverse con el diálogo. Hay rabia, odio y negación que nos están separando y que puede tener consecuencias futuras graves. Y no me refiero a “desilusiones” respecto de los intelectuales oportunistas. Ni siquiera de los panistas que han traicionado todos los principios fundatorios del partido. Me refiero a gente entrañable y en muchos casos sincera: mi grupo de la universidad, colegas, amigos fraternos, camaradas en la lucha por la democracia. Algunos, al establecerse confortablemente, sienten repugnancia por el cambio que ya se intuye como inevitable y se incorporan a la reacción.
“La piedra de escándalo” AMLO. Es asombroso cómo se le inventa. Quienes trabajamos con él sabemos de su rectitud, tolerancia, energía, aguante, laboriosidad, astucia. Gracias a él una oposición enfurecida por el fraude ha encontrado cauce pacífico y constructivo. Del otro lado y para cientos de miles, AMLO es un farsante, un mal perdedor, un viejoizquierdista, un autodestructivo, un enemigo de la sociedad, una amenaza difusa y temible. Su negra imagen es alimentada por los medios de comunicación que en forma impune lo calumnian. Es una campaña aniquiladora sin precedente en la historia contemporánea.
¿Como comenzó todo esto? El responsable fue Vicente Fox, que queriendo encumbrar a su esposa en la Presidencia y encubrir los abusos de él y de su familia consideró que AMLO era el rival a destruir. Se alió con Salinas y con lo peor del PRI y del PAN y decidió eliminar políticamente a su adversario utilizando todos los recursos del Estado, inclusive la ignominia del desafuero. También son responsables Calderón y la oligarquía. La campaña de odio es pagada con dinero público y con el de los hombres más ricos del país. Produce en grandes sectores de la clase media una paranoia. Creen que AMLO viene a quitarles su estilo de vida y propiedades. Si escarbamos un poco, nos daremos cuenta que ha resurgido la negada lucha de castas en que vive México. Los grupos criollos o acriollados sienten terror: imaginan vengativas a las masas mestizas o indígenas, y a AMLO a la cabeza impulsándolas a la destrucción.
Se trata de algo irracional, pero el odio es contagioso y sus efectos trágicos: ha logrado escindir el alma nacional. La debilidad de Calderón y el peligro creciente de ruptura desencadena en los reaccionarios actitudes y conductas fóbicas. Así no nos recuperamos del agravio, nadie quiere dialogar y la reconciliación se ve lejana.