Más listos que los demás
En mi tardía y emocionante incorporación a la polaca, nada me impresiona más que la proclividad de nuestros próceres para sentirse más listos que los demás e intentar engañarlos en las formas más diversas. Creo que cada vez este vicio será más difícil de practicar. El pueblo está despertando y exige la verdad.
La coyuntura petrolera actual ofrece nuevos síntomas. Calderón presenta su iniciativa reiterando que no es un intento de privatización y la envuelve en fantasías sobre el “desarrollo pleno”. Él sabe y todos sabemos que el objetivo es abrir a las empresas privadas el negocio más rentable del mundo. Extranjerizar ductos, transporte, almacenamiento, exploración, explotación y refinación. Garantizar que Hacienda siga utilizando a Pemex como el principal instrumento fiscal ante su incapacidad para hacer una reforma tributaria.
¿Por qué Calderón no se planta ante la televisión y acepta el derrotismo que comparten con él millones?: “Señores, seamos francos, tenemos que privatizar. México no tiene capacidad para explorar sus reservas. Hemos llevado a la ruina a Pemex, y nadie será juzgado por ello. Necesitamos el capital, ingeniería e ingenio que sólo tienen los extranjeros. Esperemos que nos den en impuestos algo de sus ganancias”. Sería un alivio. En lugar de esto, intenta un fraude de opinión pública amparado por las televisoras.
Hay otro vicio muy arraigado en México para esquivar la verdad: el disimulo. Ejemplo: un grupo de intelectuales, muchos respetables e ilustres, publican una carta en que critican con severidad la toma de la tribuna en el Congreso. No mencionan que el PRI y el PAN han asaltado la tribuna muchas veces. Proponen un debate no sólo en el Congreso, sino en los medios de comunicación. Su postura es discutible pero interesante. Lo malo es que ese mismo grupo ha cerrado los ojos ante la violación del orden democrático. Ejemplos: 1. La aventura del desafuero para eliminar a AMLO. 2. Los abusos ilegales y delictuosos de Fox, los empresarios, Elba Esther y demás en las elecciones de 2006. 3. La garantía de impunidad de los líderes sindicales petroleros, de la educación y de todos los gremios pertenecientes técnicamente al PRI. 4. El uso de los medios electrónicos para linchar a los opositores al régimen. 5. La aprobación al vapor por PRI y PAN de reformas como la del ISSSTE. 5. Las sentencias de la Suprema Corte para garantizar la protección de gobernadores corruptos. Si hubieran criticado alguno de estos hechos, su denuncia actual sería mucho más creíble. Pero han cerrado los ojos mientras la democracia mexicana se volvía un esperpento.