Intenta Calderón que la paraestatal termine como simple administradora de contratos
Wendy Dinora Huerta
Defender a la empresa debe ser factor de unidad de los mexicanos, afirma el priísta
Francisco Rojas, presidente de la priísta Fundación Luis Donaldo Colosio
Foto: Esther Consuegra
Francisco Rojas Gutiérrez, presidente de la Fundación Colosio, luego de señalar que la reforma energética del presidente Felipe Calderón pretende la entrega de una empresa integral paralela a Petróleos Mexicanos (Pemex), aseveró que de aprobarse se le condenaría a ser sólo administradora de contratos, así como a la obsolescencia y gradual desaparición.
El ex director de Pemex durante los sexenios de Miguel del Madrid y Carlos Salinas de Gortari, estuvo ayer en Zacatecas para hablar sobre la reforma energética en México, en un acto al que acudieron integrantes de la Fundación Colosio Filial Zacatecas, que encabeza Gustavo Salinas Iñiguez y el Comité Directivo Estatal (CDE) del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que preside Leodegario Varela González.
Destacó la presencia del secretario de Finanzas, Jorge Miranda Castro, y los integrantes del Comité Estatal por la Defensa del Petróleo, conformado por los partidos de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo (PT) y Convergencia, quienes se sumaron a los legisladores locales y personajes priístas en el rechazo a la privatización de la paraestatal.
Rojas Gutiérrez condenó que a 70 años de que Pemex pasó a ser propiedad de los mexicanos, “ahora nos vienen a decir que ya no podemos con ella y piden que los extranjeros nos vengan ayudar y, de permitirlo, sería el fracaso”.
Agregó que lo anterior sería inaceptable, por lo que los diferentes actores tienen la responsabildad de que la empresa vuelva a ser factor de unidad.
Francisco Rojas destacó la confluencia de las diferentes fuerzas políticas por la defensa de la soberanía petrolera, ya que aunque “en muchas cosas no coincidimos, este acto demuestra que los mexicanos podemos discutir las cosas importantes del país, buscando que el futuro de las próximas generaciones no sea de dependencia respecto a Estados Unidos y que nuestros hijos no sean empleados de empresas transnacionales”.
Manifestó que es oportunidad “de luchar juntos por un país mejor y el sector energético”, pero a la vez llamó a tener cuidado en las decisiones que se adoptarán próximamente en el Congreso de la Unión ante la responsabilidad histórica que la 60 Legislatura ostenta, al definir el futuro energético de México.
Refirió que en los últimos años se ha llevado a Pemex a una situación extrema al imponerle un sistema fiscal confiscatorio que lo ha descapitalizado y lo ha inclinado a la exportación de crudo, dejando de lado la tecnología, sobre todo en materia de refinación, de tal suerte que actualmente importa 40 por ciento de la gasolina, mientras más de 6 mil millones de dólares fueron invertidos el sexenio pasado para sobrexplotar los yacimientos, sólo para cumplir compromisos de abasto de crudo.
Dijo que con Vicente Fox las reservas cayeron 27 por ciento, ya que no se privilegió la exploración sino la explotación.
Respecto a la iniciativa calderonista, dijo que en el discurso alude a que no se privatizará Pemex, pero en los hechos pretende cometer un fraude a la ley, porque modifica la Constitución a través de cambios a su normatividad secundaria.
En ese sentido, explicó que la reforma propuesta, que faculta a las empresas privadas para refinar mediante contratos de maquila, contraviene el artículo 3 de la Ley Reglamentaria del artículo 27 constitucional, al igual que las concesiones para las actividades de transporte, almacenamiento y distribución de los productos obtenidos de la refinación.
Criticó también los llamados contratos incentivados, mejor conocidos como de riesgo, y la asignación directa, discresional e incluso confidencial para que las empresas aporten innovaciones tecnológicas.
Y cuestionó que la iniciativa de Calderón no establezca en ninguna parte cómo superar el rezago ni promover el fortalecimiento de la paraestatal.
“La intención no es fortalecer a Pemex, parece por el contrario que es entregar la industria integral petrolera paralela a la iniciativa privada, con lo que perderíamos lo que todo mundo quiere: la seguridad energética”.
Asimismo, Francisco Rojas propuso una reforma energética de largo plazo que permita la transición ordenada y gradual para los próximos 30 años, en la cual se combine el mejor aprovechamiento de los combustibles fósiles con las energías alternativas, y además debe ser producto de un amplio debate con todos los actores, implicando no sólo medidas legislativas sino acciones administrativas del Ejecutivo.
Añadió que a Pemex se requiere hacerlo competitivo y moderno para que continúe como pilar de desarrollo y, por ello, lo primero es darle recursos financieros suficientes, revisar el destino de excedentes petroleros y evitar la discresionalidad en su distribución.
Además, de un régimen fiscal nuevo que obtenga la máxima renta petrolera, autonomía financiera y de gestión, así como políticas y prioridades programáticas para exploración y producción.
Puntualizó que la reforma energética requiere de un nuevo pacto social con sus trabajadores y técnicos, para que vuelva a ser factor de unidad, orgullo y dignidad de los mexicanos.
Francisco Rojas Gutiérrez, presidente de la Fundación Colosio, luego de señalar que la reforma energética del presidente Felipe Calderón pretende la entrega de una empresa integral paralela a Petróleos Mexicanos (Pemex), aseveró que de aprobarse se le condenaría a ser sólo administradora de contratos, así como a la obsolescencia y gradual desaparición.
El ex director de Pemex durante los sexenios de Miguel del Madrid y Carlos Salinas de Gortari, estuvo ayer en Zacatecas para hablar sobre la reforma energética en México, en un acto al que acudieron integrantes de la Fundación Colosio Filial Zacatecas, que encabeza Gustavo Salinas Iñiguez y el Comité Directivo Estatal (CDE) del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que preside Leodegario Varela González.
Destacó la presencia del secretario de Finanzas, Jorge Miranda Castro, y los integrantes del Comité Estatal por la Defensa del Petróleo, conformado por los partidos de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo (PT) y Convergencia, quienes se sumaron a los legisladores locales y personajes priístas en el rechazo a la privatización de la paraestatal.
Rojas Gutiérrez condenó que a 70 años de que Pemex pasó a ser propiedad de los mexicanos, “ahora nos vienen a decir que ya no podemos con ella y piden que los extranjeros nos vengan ayudar y, de permitirlo, sería el fracaso”.
Agregó que lo anterior sería inaceptable, por lo que los diferentes actores tienen la responsabildad de que la empresa vuelva a ser factor de unidad.
Francisco Rojas destacó la confluencia de las diferentes fuerzas políticas por la defensa de la soberanía petrolera, ya que aunque “en muchas cosas no coincidimos, este acto demuestra que los mexicanos podemos discutir las cosas importantes del país, buscando que el futuro de las próximas generaciones no sea de dependencia respecto a Estados Unidos y que nuestros hijos no sean empleados de empresas transnacionales”.
Manifestó que es oportunidad “de luchar juntos por un país mejor y el sector energético”, pero a la vez llamó a tener cuidado en las decisiones que se adoptarán próximamente en el Congreso de la Unión ante la responsabilidad histórica que la 60 Legislatura ostenta, al definir el futuro energético de México.
Refirió que en los últimos años se ha llevado a Pemex a una situación extrema al imponerle un sistema fiscal confiscatorio que lo ha descapitalizado y lo ha inclinado a la exportación de crudo, dejando de lado la tecnología, sobre todo en materia de refinación, de tal suerte que actualmente importa 40 por ciento de la gasolina, mientras más de 6 mil millones de dólares fueron invertidos el sexenio pasado para sobrexplotar los yacimientos, sólo para cumplir compromisos de abasto de crudo.
Dijo que con Vicente Fox las reservas cayeron 27 por ciento, ya que no se privilegió la exploración sino la explotación.
Respecto a la iniciativa calderonista, dijo que en el discurso alude a que no se privatizará Pemex, pero en los hechos pretende cometer un fraude a la ley, porque modifica la Constitución a través de cambios a su normatividad secundaria.
En ese sentido, explicó que la reforma propuesta, que faculta a las empresas privadas para refinar mediante contratos de maquila, contraviene el artículo 3 de la Ley Reglamentaria del artículo 27 constitucional, al igual que las concesiones para las actividades de transporte, almacenamiento y distribución de los productos obtenidos de la refinación.
Criticó también los llamados contratos incentivados, mejor conocidos como de riesgo, y la asignación directa, discresional e incluso confidencial para que las empresas aporten innovaciones tecnológicas.
Y cuestionó que la iniciativa de Calderón no establezca en ninguna parte cómo superar el rezago ni promover el fortalecimiento de la paraestatal.
“La intención no es fortalecer a Pemex, parece por el contrario que es entregar la industria integral petrolera paralela a la iniciativa privada, con lo que perderíamos lo que todo mundo quiere: la seguridad energética”.
Asimismo, Francisco Rojas propuso una reforma energética de largo plazo que permita la transición ordenada y gradual para los próximos 30 años, en la cual se combine el mejor aprovechamiento de los combustibles fósiles con las energías alternativas, y además debe ser producto de un amplio debate con todos los actores, implicando no sólo medidas legislativas sino acciones administrativas del Ejecutivo.
Añadió que a Pemex se requiere hacerlo competitivo y moderno para que continúe como pilar de desarrollo y, por ello, lo primero es darle recursos financieros suficientes, revisar el destino de excedentes petroleros y evitar la discresionalidad en su distribución.
Además, de un régimen fiscal nuevo que obtenga la máxima renta petrolera, autonomía financiera y de gestión, así como políticas y prioridades programáticas para exploración y producción.
Puntualizó que la reforma energética requiere de un nuevo pacto social con sus trabajadores y técnicos, para que vuelva a ser factor de unidad, orgullo y dignidad de los mexicanos.