lunes, 14 de abril de 2008

Recreo

AL PRINCIPIO

J. Luis Medina Lizalde

En julio de 1985, sin agua va, 50 mil empleados públicos federales son puestos en la calle por una decisión presidencial. La crisis de las finanzas públicas se ensañaba primero con los empleados de confianza, y después con los de base, con términos como “ajuste estructural”, “jubilación anticipada”, “retiro voluntario”. Se puso en práctica una política profundamente antilaboral donde se combina la contención salarial con la cancelación de cientos de miles de puestos de trabajo generados por la privatización de más de un millar de empresas públicas que al ser transferidas a los particulares eran “saneadas”, mediante el cercenamiento de contratos colectivos. Las burocracias sindicales inmersas en la corrupción se plegaron a las implacables directrices neoliberales que proclamaban una “modernización”, consistente en “adelgazar” al Estado para favorecer el tránsito a la economía del “libre mercado”, que habría de generar los empleos productivos necesarios.
Fueron los tiempos de predominio de la “tecnocracia” que abarcan los sexenios de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo.
La tecnocracia invoca la técnica como supremo argumento, igual que “los científicos” del porfiriato invocaban “la ciencia”.
La tecnocracia es reemplazada por la fotocracia en el año 2000.
Desde entonces lo prioritario es la foto o el video, que deje constancia de lo que de todos modos es efímero.
Los fotócratas ejercen el poder en los tres niveles de gobierno, son hegemónicos en los tres Poderes y proceden de la diversidad partidista. En eso se convirtió la “transición democrática” tan alabada.
Fue todo lo que dio la dichosa “alternancia”: el reemplazo de los tecnócratas por los fotócratas. Por eso el País es un volcán.

SI VALENTÍN CAMPA VIVIERA, ¿QUÉ LES DIJERA?
Aportación creativa para próximas marchas

Un grupo de no más de 50 empleados públicos tomó la iniciativa de constituir un sindicato de empleados de confianza.
Convocó a una reunión el pasado miércoles en el teatro del Seguro Social, al percatarse del intento de ejercer su derecho de asociación, “los jefes” decidieron madrugarles y citaron más o menos a 400 empleados de diversas dependencias en el Hotel Parador.
Estos últimos allí se enteraron de que ya tenían planilla y que la consigna era hacerla ganar, por lo que irrumpieron en la reunión del teatro del Seguro Social.
No hubo manera de resistir la avalancha y tomaron el control de una asamblea que no era de ellos. Procedieron a votar la “planilla única” ante los azorados ojos de los originales convocantes.
Al día siguiente se inició “la afiliación voluntaria” en las distintas dependencias donde la invitación corre por cuenta de “los jefes”.
Como patrón, el gobierno acredita que le “da las buenas y las malas” a los más tortuosos empresarios de maquiladoras que acostumbran organizar sus propios sindicatos para evitarse “las incomodidades” del sindicalismo democrático.
Pero ahí no para la cosa.
A los empleados públicos del grupo chiquito y del grupo grandote “ya les picó el gusanito” de la organización (habría que encontrar la modalidad jurídica viable, dicen).
En ambos lados se siente el mismo desamparo ante el implacable transcurrir del sexenio.
Las razones que nos exponen desde las infanterías de ambos ejércitos son las mismas:
Incertidumbre laboral cada relevo sexenal o cada cambio de jefe.
Insatisfacción con la remuneración salarial.
Ausencia de criterios de valoración estrictamente laborales.
La situación puede evolucionar en varios sentidos:
Sofocamiento del intento de organización.
Emergencia de un membrete sin vida real.
Una asociación sustentada en la ley y en los valores democráticos.
Lo que sí podemos anticipar es que esta batalla huele a victoria del general Pirro.

¿PERO QUÉ NECESIDAD?
Interrogación filosófica del Divo de Juárez

Los ganaderos reeligieron a su dirigente en contra de la voluntad gubernamental.
Casi siempre desde el gobierno se escoge a los dirigentes, pero no es la primera vez que al gobierno le salen mal las cosas.
Lo que es inusual es que se note tanto.
Desastrosa la idea de reunirse en el Hotel del Bosque el domingo previo a la elección. Igualmente calamitosa la parranda en Paraíso Caxcán y el traslado corporativo de los susodichos electores.
¿Será que los míticos “operadores” “no sacan un perro de una milpa”?
¡Qué pertinente la reflexión de Jesús Reyes Heroles (el grande) cuando expresaba: “es más fortalecedor hacer de un buen presidente municipal un buen amigo, que de un buen amigo un buen presidente municipal”!
Lamentable que la víctima sea el expresidente municipal de Nochistlán, Ramón Jiménez, hombre serio y responsable.

AL ÚLTIMO

Según el IFAI, Pemex tiene contratos con 36 mil empresas. La mayoría mexicanas, aunque hay una creciente extranjerización.
¿La iniciativa privada sabrá que Pemex, de privatizarse, inexorablemente terminará bajo control extranjero, como los bancos y tantas empresas privatizadas durante los años 80 Y 90 del pasado siglo?
A ver sino les pasa lo que con el TLC. Primero lo apoyan y luego ¡A sufrir las consecuencias!

Nos encontramos el lunes en el Recreo

luismedinalizalde@gmail.com