Carlos Fernández-Vega
La Jornada, 6 de enero 2009
■ A Coparmex no le interesa el espeluznante saldo social del modelo económico
Para Año Nuevo, discurso viejo, igual de añejo que de ineficiente. El inquilino de Los Pinos estrena este 2009 con las mismas palabras, el mismo enfoque que lo llevó a decir, a mediados de 2008, que para México la crisis económico-financiera desatada en Estados Unidos simple y sencillamente era una “gripa”.
Probablemente ninguna crisis anterior fue tan cantada como la presente: con dos años de antelación, pero nadie, en ninguna parte, tomó las precauciones necesarias para evitarla, y ya en ciernes “autoridad” alguna se tomó la molestia de reconsiderar políticas y acciones, apretar tuercas aquí y allá, para proteger a sus respectivos países del meteoro.
Convertida en huracán categoría 5, sin haber hecho nada para que la población se cubriera de las inclemencias de la crisis, el discurso se repite, se repite, se repite, como si fuera una plegaria a los dioses para que, con su magnanimidad y su larga mano eviten el golpe o, cuando menos, no sea tan severo.
Sentado en la comodidad de Los Pinos, Vicente Fox se pasó todo el sexenio del “cambio” invocando a la madre Tonatzin, a la morenita del Tepeyac, para que su santa mano interviniera y sacara adelante al país. La mencionó más veces que a Martita, lo que ya es decir, y allí están los resultados de la convocatoria: el peor comportamiento económico desde tiempos de Miguel de la Madrid, con una crisis brutal en materia de empleo, emigración galopante, deuda social al alza y, en síntesis, el país patas para arriba.
Y como nadie aprende (“y yo por qué”), el actual inquilino de Los Pinos privilegia el discurso de “me hacen lo que el viento a Juárez” y repite el estribillo: “el país se encuentra en mejores condiciones para enfrentar esta coyuntura económica internacional que afecta al mundo… a diferencia del pasado hoy nuestra economía es mucho más sólida y mucho más estable”. Los resultados económicos del foxismo no sólo se repiten, sino que se agudizan ¿Será tan inconsciente el michoacano que en realidad cree en su tesis de la “gripa” y su hermano gemelo, el “catarrito”?
Ningún indicador avala lo dicho por el siempre innovador Felipe Calderón, el mismo que en enero de 2008 repitió aquello del “navío de gran calado”, el cual, decía, “tiene una enorme estabilidad” ante “una tormenta por fuerte que se avecine”. Por ello, decía, “nosotros seguimos sosteniendo que tenemos tasas este año de 2008 de más de 3 por ciento”. Finalmente, el viento sí deterioró a Juárez, porque la “gripa” diagnosticada por el michoacano fue, también, de discurso. Concluyó el año con devaluación, más del doble de inflación, salida de capitales, quiebra de empresas, desempleo al alza, más pobreza, y si en los hechos ese “crecimiento” llega a 1.8 por ciento habrá que hacer fiesta, porque el lado más oscuro de la crisis se reserva para el año que inicia, con una proyección de menos cero. Más allá del gastadísimo discurso oficial, pues, ningún resultado avala el estribillo del inquilino de Los Pinos, ni estimación alguna para 2009 sostiene la fábula del “navío de gran calado” (léase encallado).
Si de estribillos se trata, allí está la siempre democrática Coparmex, que atentamente solicita “no politizar la crisis”. A la palestra sube el organismo patronal con el discurso de siempre; “no politizar la crisis” (ni los salarios, ni el desempleo, ni la deuda social, ni la inseguridad, ni nada), cuando ésta tiene todos los rasgos políticos del mundo. ¿Acaso el modelo económico que a capa y espada se ha defendido a lo largo de 26 años no corresponde a un programa político, a todas luces excluyente? ¿Cuál de sus componentes debe “despolitizarse”?
Sin embargo, a la Confederación Patronal de la República Mexicana lo que menos le quita el sueño es el espeluznante saldo social de dicho modelo económico. Lo único que le interesa es que “en este año electoral la política no se convierta en un instrumento para capitalizar el nerviosismo y el descontento social producidos por una crisis que llegó de fuera del país” (ojo: crisis de importación), según atinada versión de su dirigente Ricardo González Sada. Lo anterior, dijo, porque “no podemos permitir que la política obstruya las soluciones que tendremos que ir encontrando e implementando sobre la marcha. Y de la misma forma, los procesos electorales no tienen por qué posponer las decisiones que debemos tomar si queremos que México empiece a crecer en serio cuando haya mejores condiciones internacionales (según esta tesis, hace 26 años que tales condiciones no se apersonan en el país)… las elecciones no deben distraer el trabajo de los gobiernos ni de los mexicanos, en general. Al contario, la política debe servir para encontrar soluciones, en particular en seguridad y desempleo, que son los temas de mayor preocupación”.
Bien por el centrado mensaje de la patronal: que con todo y crisis, desempleo, inflación al alza, pérdida de poder adquisitivo, 4.6 por ciento de aumento al mínimo, inseguridad galopante y tantas otras gracias resultantes del modelito económico que pide no politizar, la ciudadanía no reaccione, no se queje, no manifieste su insatisfacción y enojo con la clase “gobernante”, que siga calladita y que con una enorme sonrisa vote por los mismos para seguir “viviendo mejor”, agradeciendo los favores recibidos. ¡Touché!
Las rebanadas del pastel
Sigue la masacre en Gaza: 530 muertos y 2 mil 500 heridos, civiles la mayoría, y para detenerla discursos, muchos discursos. De la lectoría, sobre la invasión de Año Nuevo: “Nada de lo humano nos debe ser ajeno. Eso, no obstante, no lo entienden los israelíes. Ni los musulmanes, ni los estadunidenses, ni los rusos... ni los mexicanos que privilegian sus intereses económicos por sobre los de las mayorías. O lo que es lo mismo, lo humanitario es sólo una forma de defensa a los desprotegidos ante los abusos del poder. Manifestarse y decirlo es solicitar a los demás que no sean indiferentes y tomen conciencia de la grave situación en que han puesto los poderosos a la especie humana. Las atrocidades de un grupo que se siente víctima y es victimario ante sus afanes ideológicos para imponer su ‘verdad’, sólo nos habla de su xenofobia. También lo son quienes llevan a cabo las llamadas ‘limpiezas étnicas’, o como por quienes realizan movimientos financieros que afectan a las poblaciones de otros países. Y casualmente son los mismos” (Ricardo García Ortega, chispolito@prodigy.net.mx)... Gracias, Zayda Vargas Espíndola, un abrazo… Pasaron los depauperados Reyes Magos, y a pie de árbol dejaron una espeluznante cuesta de enero.