La Jornada, 11 de junio 2008
■ Amor a la “madre patria”
■ El gobierno de Calderón pide asesoría privatizadora a un consorcio entre cuyos socios está el rescatista del Celta de Vigo, de papá Mouriño
La “madre patria” ha enamorado al inquilino de Los Pinos; todo lo hace con España y con (ciertos) españoles (desde campañas electorales, propaganda negra y padrinazgos, hasta privatización petrolera, sin olvidar multimillonarios contratos en el sector energía y algunas secretarías de Estado). Le fascinan los espejitos –si son gallegos, mejor–, y está dispuesto a gastar el oro nacional para que los ibéricos no piensen cosas malas de él.
Lamentablemente, en su natal Morelia Felipe Calderón no se nutrió del extraordinario ejemplo de los niños del exilio español acogidos en la capital michoacana, sino de los más oscuros panegiristas del fascismo franquista, que años después lo apadrinarían. Y en esa línea se instaló.
Ahora viaja a España para “fortalecer la alianza estratégica bilateral”, con el estandarte de la industria petrolera “a punto de privatizarse” y el oscuro Antonio Solá como cabildero oficial (éste personaje fue “coordinador de imagen” de Calderón durante la campaña electoral de 2006 y ahora lleva la batuta en Madrid, y bajo el amparo de la embajada mexicana, de la difusión del Plan Nacional de Infraestructura 2007-2012 para atraer inversiones de empresarios ibéricos, a quienes vende la “casi segura” apertura del sector energético, así como las “inminentes reformas” laboral y fiscal, por ejemplo. Su primer contacto con dirigentes de la derecha mexicana fue con Marta Sahagún, cuando ésta fungía como jefa de prensa del entonces precandidato del PAN a la Presidencia, Vicente Fox, como lo publicó La Jornada el pasado 30 de mayo). ¿Qué le ha dado la “madre patria” al Felipillo? Aún no se contabiliza, pero lo cierto es que él cada día le da más a ella.
Habrá que registrar cuántos espejitos recolecta en su gira por la “madre patria” y cuánto oro (de los mexicanos, por cierto) da a cambio, pero en vía de mientras cocina más acuerdos y “alianzas” con el gran capital español en el terreno petrolero, al más puro estilo aznarista. La Jornada de ayer nos entera que en el último año y medio, a raíz de la llegada a Los Pinos de Felipe Calderón, “altos ejecutivos de Petróleos Mexicanos han intensificado sus contactos con empresas españolas relacionadas con los hidrocarburos… emisarios del más alto nivel de Calderón y del actual director general de Pemex, Jesús Reyes Heroles (G.G.) se han entrevistado en España una media docena de veces con altos ejecutivos de la empresa española Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH, una ex paraestatal), con el propósito de conocer de primera mano el proceso de privatización de este antiguo monopolio español del petróleo e indagar la posibilidad de que los mismos responsables que llevaron a cabo este proceso dirijan uno similar en México”.
Pues bien, de acuerdo con su propia información, la ex paraestatal Compañía Logística de Hidrocarburos cuenta entre sus principales accionistas a empresas perfectamente conocidas y padecidas en México, como Repsol (15 por ciento del total), la trasnacional española dueña de buena parte del gas natural mexicano, beneficiaria de los “contratos de servicios múltiples” otorgados por Fox en la cuenca de Burgos, y azote de los desamparados consumidores de dicho energético en cuando menos la mitad de las zonas de distribución en las que el gobierno federal generosamente distribuyó las concesiones gasíferas. Entre lo más reciente, el gobierno calderonista le otorgó un contrato por 15 mil millones de dólares para el suministro de gas natural a las centrales eléctricas de la zona centro occidental de México.
Otra accionista es la trasnacional canadiense Enbridge, uno de los mayores consorcios especializado en transporte y distribución de crudo y gas natural a través de oleoductos y gasoductos. En la información de CLH aparece como propietaria de 25 por ciento de las acciones (la mayor proporción para un solo consorcio), aunque dos semanas atrás firmó un acuerdo para vender su participación al Deutsche Bank, institución financiera que ya posee 5 por ciento.
Enbridge es la misma empresa que en 2005 concretó una “asociación estratégica” con el consorcio Mexicana de Servicios Subacuáticos (Mexssub, con sede en Houston, Texas) para “la ejecución de los trabajos de aseguramiento de la integridad y confiabilidad del sistema de transporte de hidrocarburos por ducto de Pemex-Exploración y Producción, sistema 4, que comprende los estados de Tabasco, Veracruz, Chiapas y Oaxaca”.
El anterior sería un contrato más, salvo por un pequeño detalle: el “enlace” entre las empresas “asociadas” y Petróleos Mexicanos no fue otro más que Jesús Reyes Heroles G.G., o lo que es lo mismo el actual director general de la paraestatal, quien está muy entusiasmado con la “asesoría” privatizadora de la muy española Compañía Logística de Hidrocarburos. Tal “enlace” se dio cuando G.G. era directivo del consorcio Structura, un grupo de empresas de consultoría dedicadas a proveer servicios del más alto nivel técnico y profesional, integrada por Grupo de Economistas Asociados (GEA), “una de las consultoras vinculadas a la campaña para la presidencia de la República, de Felipe Calderón, así como el Grupo de Asesoría Estratégica (GAE) y PROA, compañía dedicada a comunicación y relaciones públicas, entre otras” (La Jornada, 21 de septiembre de 2005).
Además de los consorcios citados, como accionistas de CLH aparece Caixanova, un galleguísimo consorcio financiero que entre otras artes hoy se dedica a rescatar de la quiebra a un equipo de futbol llamado Celta de Vigo, propiedad de Carlos Mouriño Atanés, padre del carismático Juan Camilo, el señor de los contratos.
Las rebanadas del pastel
El ex charrito de Bucareli, Santiago Creel, camina por la vida con la notoria hinchazón de boca, producto del descontón, marca fábrica de sueños, propinado por Felipe Calderón, disfrazado de Germán Martínez. Lo sustituye en la coordinación de la banca blanquiazul en el Senado Gustavo Enrique Madero, ultra entre los derechosos panistas. Y Héctor Larios remoja sus barbas… ¿Quién cerrará la puerta por fuera?: el gobierno calderonista corre el riesgo de quedarse sin personal, toda vez que el secretario de la Función Pública, Salvador Vega Casilla, asegura que “los servidores públicos que no cumplan su labor podrían ser despedidos”. ¿Por qué no comenzar con el inquilino de Los Pinos?