Antes de entrar al ámbito nacional para analizar las circunstancias que rodean y condicionan el desarrollo de Petróleos Mexicanos, es obligado hacer un repaso del estado actual de la oferta mundial, la cual está cercana a los límites de capacidad real instalada, que se estima que es de alrededor de 95 millones de barriles diarios.
Fundamentado en lo anterior, según la opinión de la publicación especializada Petroleum International Weekly, sería precisamente la demanda más que el abastecimiento (oferta) donde se tendrían que hacer los acuses y el control para bajar los precios y disminuir los riesgos ambientales, tema reconocido como problema mundial, que ha de condicionar el futuro desarrollo del empleo de los combustibles fósiles principalmente. Todo ello inevitablemente ha de tomarse en consideración en el futuro de Pemex.
Se deben establecer las estrategias para lograr el fortalecimiento sustentable de Pemex, entendido como un proceso de cambio, en el cual la explotación de los recursos, la dirección y la magnitud de las inversiones, la orientación del desarrollo técnico y el cambio institucional están todos en armonía y mejoran el potencial actual y futuro para satisfacer las necesidades y aspiraciones de los mexicanos. En esta ecuación se deben tomar en cuenta los actores que provocan el cambio climático, las emisiones de bióxido de carbono y la preservación tecnológica del medio ambiente.
Las inversiones de Pemex deberán estar orientadas a la restitución de las reservas de hidrocarburos, al incremento de la diversificación de la producción, así como al mejoramiento de su infraestructura, la organización y la atención de la problemática ambiental, para evitar caer en los escenarios que está viviendo actualmente Indonesia, que pasó de ser miembro activo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) a importador neto de crudo, escenario que no deseamos para nuestra nación.
Pemex se ha convertido en el factor más importante para satisfacer las necesidades presupuestales del país, a costa de impedir el desarrollo propio de la institución en sus aspectos fundamentales como son la exploración, la perforación, la refinación y la producción petroquímica, necesidades que en un tiempo se cubrieron, pero dejó de hacerse, al punto de que es bien sabido que nuestras reservas han sufrido una declinación en los grandes yacimientos de petróleo.
En la época en que empezó a bajar el crecimiento de la economía nacional, Pemex se convirtió en el principal instrumento del gobierno federal para lograr un ajuste aceptable macroeconómico y fiscal, al ser un importante generador de divisas y el mayor contribuyente del país.
Es necesario hacer una amplia reflexión basada en argumentos técnicos y económico para lograr revitalizar esta estratégica industria nacional de manera sustentable, para que no solamente las generaciones actuales se beneficien del producto de la venta petrolera, sino que las generaciones futuras puedan contar con este mismo beneficio a través de una industria nacional fortalecida y un sector energético con visión de largo plazo, todo en el marco de nuestra Constitución vigente.
Desde que se descubrió el yacimiento de Cantarell, equívocamente la inversión de las tareas de exploración fue reduciéndose progresivamente, y desde 1984 se observa una constante reducción de las reservas totales del país. Es decir, que durante casi 25 años se ha mantenido la declinación de nuestras reservas totales.
Para contrarrestar esta tendencia tendrá que trabajarse intensamente para mantener la plataforma de producción a mediano plazo en cuatro áreas de explotación petrolera, a las que habrá que dar prioridad sobre otras actividades:
1. Exploración y desarrollo de recursos prospectivos en las cuencas del sureste, tanto en la zona continental como en aguas someras.
2. Explotación de campos abandonados, aunque sólo contribuirían marginalmente.
3. Desarrollo del paleocanal de Chicontepec.
4. Exploración y desarrollo en las aguas profundas del Golfo de México.
Aun en el supuesto de que todos los proyectos de Pemex en tierra y aguas someras tuvieran una ejecución exitosa, incluyendo Chicontepec, la producción de esas zonas sería insuficiente para mantener los niveles actuales de más de tres millones de barriles por día, pues aun así en el mejor de los casos se tendría un déficit de alrededor de 500 mil barriles diarios hacia 2021, el cual, valuado a precios actuales, equivale a más de 14 mil millones de dólares actuales.
La infraestructura de oleoductos tiene un importante retraso tecnológico, además de que su edad promedio es de 24 años, aunque hay ductos que por su antigüedad deben ser remplazados; muy probablemente algunos fueron construidos desde la época de la expropiación petrolera y no tienen protección catódica, por lo que tienen baja confiabilidad operativa e integridad mecánica, así como un más alto consumo de energía. Ante todos estos retos, las líneas directrices que deben fundamentar los cambios normativos y operativos con la finalidad de fortalecer al sector son las que se enumeran a continuación:
1. Pemex debe crecer fortaleciendo su infraestructura, mejorando su organización y administración operativa.
2. Armonizar los esfuerzos de los diferentes procesos de exploración, explotación, transporte, refinación y petroquímica para maximizar el valor económico de Pemex como empresa integrada.
Se propone específicamente para lograr estos objetivos:
1. En la exploración, establecer que la recuperación de las reservas probadas mantenga una relación adecuada con las reservas de la producción, aceptables para la seguridad del Estado mexicano.
2. En la explotación se deben tomar en cuenta para el desarrollo de los proyectos los tiempos imprescindibles de maduración, construcción y puesta en marcha, para lograr a mediano y largo plazos la autosuficiencia en lo que se refiere al petróleo crudo y al gas natural.
3. Se debe contar con la infraestructura necesaria a mediano plazo para que el país pueda ser autosuficiente en refinación de crudo y en la producción de gasolina, diesel y lubricantes. Se estima que solamente en materia de refinación se requieren más de 32 mil millones de dólares de inversión. La ejecución simultánea de todos los proyectos señalados es una tarea compleja y difícil desde el punto de vista técnico y financiero.
* Síntesis de la ponencia presentada por el autor en nombre del Colegio de Ingenieros Civiles de México.